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La primera víctima del feminicida de Villas Santín por fin tuvo un sitio para descansar en paz

La policía hizo una mala investigación, la revictimizó y la tuvieron ocho años en la fosa común, por fin sus familiares pudieron llevarla al panteón municipal de Toluca

Por: Carolina Sosa

Mónica Chávez Cueto, la primera víctima del feminicida serial de Toluca Óscar “N”, tras ocho años en la fosa común, tuvo un sitio donde descansar en paz. Martha, su madre, y su hermana la acompañaron hasta su última morada, dentro del panteón municipal de Toluca.

Pese a que las autoridades toluqueñas trataron de impedir la inhumación, revictimizando a la familia y a la joven docente, ayer por la tarde lograron sepultarla.

La familia había mantenido bajo reserva el tema de Mónica, su cuerpo fue localizado en octubre de 2012, en una barranca, pero no fue identificado. Para las autoridades de la Fiscalía de Justicia ella estaba prófuga, pues la acusaron de haber asesinado a su padre, el señor Tomás Chávez, presuntamente porque éste la abusaba sexualmente.

Los familiares de ambas víctimas de Óscar, el feminicida de Villas Santín, escucharon esa acusación falsa por siete años, hasta que en 2019 sacaron de la fosa común el cuerpo de Mónica, toda vez que Óscar “N”, el Monstruo de Toluca, detalló cómo y cuándo la asesinó.

Fue durante las conversaciones que sostuvo con Frida Guerrera como se supo que este hombre asfixió, acuchilló y destazó el rostro de Tomás en el interior de su casa, al ser descubierto cuando intentaba llevarse a Mónica. Horas más tarde, la entonces docente llegó a su casa, el feminicida la sorprendió y engañó diciendo que su padre seguía vivo, pero que lo asesinaría de no irse con él.

“La torturé 17 días, pero no aguanto más, así que la mate. Me la lleve a la casa de Villas Santín, ubicada en Ponciano Díaz número 136 en Toluca. Esa casa aún estaba deshabitada y yo lo sabía, tenía llaves. Me aproveché de la soledad que una casa propia te da. Estando dentro le dejé marcar a su mamá hasta donde recuerdo se llama Martha y su hermana Verónica y ésta tenía un bebé. Le dijo que fuera a la casa, que era urgente y, esto solo lo sé yo y la mamá, los más cercanos al caso porque lo busqué en internet, en periódicos y fueron muy herméticos hasta la fecha. Su mamá era insistente en saber qué había pasado, pero le colgamos, supongo la madre sí fue a su casa a ver qué pasaba. Me hubiera gustado ver su cara cuando halló a su esposo mutilado y con signos de una pelea a muerte donde sólo el más fuerte domina…”

A Mónica la asesinó, después la arrojó en una barranca en el municipio de Huixquilucan, en la colonia El Mirador, frente a la gasolinera y la escuela Secundaria Técnica número 19 José Alonzo Huetzin Apocatzin. El feminicida aseguró haber dejado huellas en la escena de sus crímenes, pero gracias a que las autoridades se cansaron de hacer una investigación adecuada, se confió y supo entonces que sería un asesino serial.

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