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La indignidad en el Congreso de la Unión

¿Qué pasó en el Congreso del Unión la semana pasada? Lo que pasó fue que imperaron la indignidad, la oscuridad y la vergüenza.

La Cámara de Diputados actuó como cámara de origen. El martes, de pronto empezaron a aparecer diputados de Morena (no sabemos de dónde sacaron el tiempo) y presentaron iniciativas que ni siquiera habían anunciado previamente. Así fue, de un momento a otro, sorpresivamente subieron a la tribuna con iniciativas de noventa páginas sobre temas como el Instituto de Salud para el Bienestar o el espacio aéreo o el sistema ferroviario. Ahora resulta que estas “lumbreras” de diputados tenían escondido taaanto trabajo. Pasaban, leían de corrido la presentación, se solicitaba la dispensa de trámites e iniciaba “la discusión”.

La “dispensa de trámite” es una figura de la que han abusado los integrantes de Morena y que la propia Corte ha declarado inconstitucional porque violenta el principio democrático. Aun así, en las sesiones del Congreso de esta semana se dispensaron los trámites de iniciativas muy importantes, como la del sistema de salud fallido que fue el INSABI o la que exacerba el poder de la Secretaría de la Función Pública. Así es como aprobaron iniciativas al momento de ser presentadas y sin consultar a otros diputados (ni a los de su propio grupo) sin hablar con expertos ni oír a los interesados o afectados. Aprobaron las iniciativas sin siquiera leerlas.

En el rubro de la salud desaparecieron al INSABI, instituto que nunca funcionó, no obstante habérsele dado 406 mil millones de pesos, que no sabemos dónde quedaron porque no está clara la liquidación del instituto. Mucha gente murió por haberse implementado esta pésima política pública y ahora pretenden canalizar al Instituto Mexicano del Seguro Social dicha carga como si éste no estuviera ya a punto de estallar. Dejan otra vez a millones de personas que tienen que volver a inscribirse y a quienes nadie les garantiza la atención en el tercer nivel.

La conducta de la Cámara de Senadores fue una vergüenza. Innecesariamente Morena mintió al acordar el nombramiento del comisionado del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos (INAI). Lo que siguió fue una toma de tribuna. Y los senadores de Morena se fueron a Palacio Nacional, sí, a ver al titular del Poder Ejecutivo para que les dijera qué hacer. Todos sabemos que la independencia de los poderes de la unión es una figura que ni los congresistas del partido en el poder ni los miembros de este gobierno han querido respetar; ahora ya ni siquiera disimulan. Sobra decir que los senadores obedecieron. Corrieron a la sede alterna, pero al ver que no tenían quórum para reiniciar la sesión, modificaron ilegalmente el orden del día y tomaron la protesta a una senadora suplente para que integrara quórum.

Así, en cinco horas aprobaron veinte reformas. Usted puede asomarse al canal del congreso y verá la sesión para que se dé cuente da la falta de principios elementales de la democracia y del derecho parlamentario. Basta ver la velocidad ridícula con la que la secretaria de la mesa, una senadora de Morena, leía documentos, pasaba lista, pedía votaciones y el senador presidente de la cámara elevaba la voz para decir qué ley se había aprobado. Obviamente cometieron equivocaciones, se les olvidaron unas iniciativas o como en la Ley Minera que confundieron entre el trámite y la votación de la iniciativa completa.

Los senadores oficialistas, en un acto absolutamente indigno, fueron incapaces de dar un solo argumento o una sola idea para justificar su voto.

Así fue como se aprobaron reformas a la Constitución Política y a las siguientes leyes: Ley General de Salud, Ley de Planeación, Ley Orgánica de la Administración Pública, Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, Ley de Aeropuertos, Ley de Aviación Civil, Ley Federal de Entidades Paraestatales, Ley de Vías Generales de Comunicación, Ley del Servicio Ferroviario, Ley de Responsabilidad Hacendaria, Ley de Contabilidad, Ley de Ciencia y Tecnología, Ley Federal de Derechos, Ley General de Turismo, Ley Minera, Ley de Desarrollo Rural Sustentable, Ley de Instituciones de Crédito, Ley General de Bienes Nacionales. Por supuesto supongo que habrá cosas buenas en dichas reformas, pero ni siquiera ésas se supieron.

Sólo nos queda la esperanza de la Suprema Corte de Justicia. Y el 2024, por supuesto. Y esta última esperanza depende de todos nosotros.

Diputada federal

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