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Mientras el gobierno habla del Salario Rosa, Silvia Blas intercambia sus plantas por comida

Silvia Blas vive de su vivero en Metepec, pero por la pandemia dejó de vender y ahora recurre al trueque de plantas por productos de la canasta básica
Por: Jéssica Izquierdo

Mientras el gobierno del Estado de México destaca que pese a la pandemia el programa Familias Fuertes Salario Rosa llega a más de 278 mil amas de casa en la entidad, la señora Silvia Blas Ventura, jefa de familia y dueña de un vivero en el municipio de Metepec, recurre al trueque de plantas por productos de la canasta básica para sobrevivir y dar sustento a su hija y su esposo enfermo y desempleado.

En entrevista, explicó que, su negocio, que lleva por nombre Vivero Mis Amores, en honor al cariño y amor que le tiene a las plantas ornamentales que cultiva, se hundió con la llegada de la pandemia por Covid-19, ya que tuvo que cerrar poco más de dos meses y medio y, pese a la reapertura con el semáforo epidemiológico en color amarillo desde el pasado mes de junio, no ha podido repuntar ventas y el poco dinero que había ahorrado para arreglos del vivero se terminó.

“Puse un cartel afuera del vivero para cambiar plantas por productos de la canasta básica porque ya no tenía dinero y de vez en cuando llega gente pero es muy poca”, explicó.

Oriunda de San Mateo Atenco, indicó que para el intercambio de los productos por plantas, estableció costos según los productos más económicos, por ejemplo, el arroz –estimó– tiene un costo de 20 pesos el más barato y según los productos que le lleven realiza la conversión y entrega una de las plantas que ella misma siembra y ve crecer.

“Esto es por mi familia, de aquí sacamos para comer y para todo, por eso agradezco a todos los que me han apoyado en estos tiempo difíciles”.

Sin ayuda del gobierno

En su vivero, mientras regaba las plantas, contó que había ahorrado el dinero necesario para arreglar la estructura y plástico del lugar con el fin de prepararlo para la llegada de las heladas con el frío decembrino; no obstante, el dinero se agotó durante el tiempo que mantuvo cerrado y aunque se ha acercado a las autoridades estatales para solicitar un apoyo, asegura que ha sido ignorada.

“Me acerqué a las autoridades y desgraciadamente nunca tuve ayuda, ahorita la verdad ya no quise acercarme porque nunca vi la ayuda”, indicó.

La pandemia agravó su situación debido a que tras quedarse sin dinero no tuvo forma de comprar la insulina que requiere su esposo enfermo de diabetes, por lo que tuvo que vender la televisión con que contaba en su hogar y ello ahora afectó la situación de hijo de 13 años, quien recurre a sus primos y tíos cercanos para no perder las clases de secundaria por este medio y realizar las tareas.

“Lo peor de la pandemia fue cerrar mi vivero, perdí ingresos y además, cómo voy a cerrar y dejar de ver las plantas que cuido todos los días y veo como van creciendo, por eso cerré, pero vine diario a cuidarlas”.

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