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UNA PELÍCULA Y SU DISCO…

¿Alguna vez tuviste la sensación de que el mundo avanzaría rápido, dejándote atrás?, ¿Alguna vez sentiste estar a apunto de volverte loco después de perder y perder y perder? La misma sensación alcanzó a Ben Sanderson (Nicholas Cage) quien se refugio en la bebida y comenzó el camino descendente en espiral a la destrucción, en su ruta a la etílica muerte llego a la ciudad de Las Vegas, donde se topa con Sera (Elisabeth Shue) una prostituta de edad que vive atormentada por un padrote que la somete y la obliga, con estos antecedentes Ben y Sera, entablan una relación por demás interesante, ¿de compañía? si, ¿de atracción? tal vez, ¿de amor? aun no, pero si de confianza y sobre todo una que implicaría no detener el camino destructivo del otro, (en tanto el amor no haga su aparición); Esta es la premisa de “Adiós a Las Vegas” cinta estrenada en 1995 y firmada por Mike Figgis, un director con varios altibajos que en cada trabajo ha mostrado una carga de sensualidad inusual y no me refiero solo al efecto sexual de esta, si no al trazo mismo de las escenas, de la iluminación del carácter mismo de los personajes que dibuja en sus cintas, eso sin duda llega a su punto culmen en esta cinta de 1995, donde protagonizan Cage y Shue.

Leaving Las Vegas es en su conjunto una suerte, los actores correctos, con un texto excepcional de John O´Brien quien murió a los 33 ahogado en alcohol, justo meses antes del estreno de la cinta y el buen tino en la adaptación y dirección obscura pero magnética de Figgis, la película no podría verse de otro modo, pues sus partes por separado no dieron mejores momentos al cine, basta recordar que con esta cinta Nicholas Cage fue ganador como Mejor Actor en los Óscar, Globo de Oro, Premio del Sindicato de Actores, Premios New York Film Critics Circle, National Society of Film Critics Award, National Board of Review y Premio de la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles y Mike Figgis fue nominado una docena de veces incluso al premio de la academia.

Si aun no han visto esta cinta es urgente que le echen un ojo, este cine de personajes destruidos y en caída libre son libros abiertos donde muchos leemos nuestras propias letras, nuestros destinos e incluso encontramos algo de redención, basta leer al interior de los personajes, que de manera intima, casi a nivel animal, se aman y se odian y a nivel externo son el reflejo vivo de una ciudad y una Norteamérica que hace 25 ya lucia decadente y perdida.

Tema aparte la colección de canciones que Mike Figgis como compositor y arreglista, interpreta junto a una banda de jazz y que colorea de manera perfecta la soledad y al mismo tiempo la sordidez de la situación, en un lugar donde Don Henley pone un poco de esperanza gracias al clásico “Come rain or come shine” y Sting le da un toque particularmente triste arrastrando su voz en “Angel eyes” y “It´s a lonesome old town”, una colección musical de 48 minutos con fragmentos de los diálogos que nos avisan por donde van caminando los miserables que protagonizan la historia.

Esta es una de esas películas que nos deja con una sensación dolorosa al interior, al final de la cinta no sabes que tren golpeo a los personajes en pantalla y sin duda invita a la reflexión propia, que tanto caminamos la ruta de Ben y de Sera, guardando toda proporción recorremos una ruta en la que decidimos a modo de castigo caer, sin red de por medio, después de verla platiquen conmigo en @solosoyfernando gracias y hasta la próxima.

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