Análisis

Por: Tomás Flores Rosales

Andrés Manuel López Obrador, a los sobrevivientes del mítico “Grupo Atlacomulco”, “ni los veo ni los oigo”.

La mexiquense, una transición de “terciopelo”.

En puerta, otra “revolución de las conciencias” desde territorio estatal .

“#Es claudia”, la señal .

Dice bien el Presidente de la República del proceso de transición gubernamental en el Estado de México en el sentido de que se está efectuando con orden y disponibilidad plena de parte del gobernador saliente , lo que ha permitido la continuidad de la obra pública y de la dinámica económica en general así como la armonía social, sin preverse estancamiento de ninguna índole en este lapso .

Ambiente que se lo acredita al gobernador saliente , Alfredo Del Mazo Maza , un “hombre bueno”, calificativo que usó el presiente desde su arribo a Palacio Nacional , postura que aderezó con el título de “licenciado” que acuñó para referirse también a su antecesor mexiquense, Enrique Peña Nieto .

A decir verdad, Andrés Manuel López Obrador, ha utilizado sus bastas sensibilidades para amasar todo el poder que hoy tiene :

1.- El poder presidencial .

2.- El poder político.

3.- El poder popular .

4.- El poder electoral , y

5.- Hasta poder allende las fronteras .

Al grado de idear a sus propios enemigos y enemigas , acudiendo a la inteligencia pura, misma que reza : sino tienes adversarios búscalos o créalos.

Y allí está el Poder Judicial Federal que López Obrador construyó como adversario, allí estuvo también el Instituto Nacional Electoral de Lorenzo Córdova que de no haber concluido, este último, su encargo a tiempo al frente del INE , otra historia se estaría narrando de su moldeado adversario, incluidos intelectuales calificados como “orgánicos” e “inorganicas”, periodistas y opinadores identificados como “chayoteros” y “chayoteras”, los “aspiracionistas” de la clase media no tuvieron tregua en el concierto de los embates presidenciales del momento, los “jesuitas” fueron sacados , en medio de su tragedia , de su estado de confort dogmático .

Son tan endebles los adversarios frente al “meta poder presidencial” que se percibe cierto abuso del quien lo aplica , en este caso Andrés Manuel Lopez Obrador, pero en la mayoría de los asuntos descritos , sumando otros, son indispensables los “manotazos” desde Palacio Nacional para abonar a un nuevo “orden gubernamental” y a la vez el país con ello aterrice en un nuevo “orden constitucional” de ganar la mayoría legislativa en junio del 2024 , tres meses antes de que el jefe del Ejecutivo federal entregue la banda presidencial a su sucesora.

A partir de este análisis se podría afirmar que pocas y pocos perciben las sutiles intenciones de Andrés Manuel López Obrador dirigidas a beneficiar a la República, propició una sucesión presidencial adelantada para fincar el triunfo también adelantado de la candidata de MORENA a sucederlo y así concentrase en las candidaturas de su partido a conformar las cámaras alta y baja del Congreso de la Unión .

No faltarán las y los que cuestionen la contundencia de esta afirmación en lo relativo que aún falta finiquitar la etapa de la elección interna entre las llamadas “corcholatas” , la verdad que es tanta la astucia y el poder descrito líneas arriba del Presidente de la República que el eslogan natural surgido al calor de la contienda interna pasará de la subcultura comicial a la realidad : “¡Es Claudia” ! .

Y quien no lo quiera ver así está fuera del contexto de la “realpolitik” mexicana en estos momentos , por eso , ante cierto analfabetismo político, Andrés Manuel Lopez Obrador domina cualquier escenario , no tiene contrapesos y debe inventarlos , léase el “destape” de Xóchitl Gálvez , él la sacó al escenario electoral y la ocultará cuando también AMLO lo quiera, la senadora jamás será presidenta de México y en esa misma tesitura se colocan :

A.- Marcelo Ebrard . 

B.- Adan Augusto , y 

C.- Ricardo Monreal

Y ellos , los tres , lo saben , no se atreverán a enfrentar a “todo el poder” que representa el titular del Ejecutivo federal en esta etapa.

Luego entonces, retomando el enclave mexiquense inicial de este análisis , Andrés Manuel Lopez Obrador, ha sabido arribar a Palacio Nacional y operar, sumergido en el oficio político todo , para quitarles el alma a los priistas , colocarlos en la antesala de su desaparición con el triunfo de MORENA en el Estado de México , sin sobresaltos y sin siquiera mencionar al mítico “Grupo Atlacomulco”, sinónimo de poderío político por más de 80 años en el país y por casi un siglo en tierras mexiquenses.

Andrés Manuel López Obrador les dió una sopa de su propio chocolate : “ni los veo ni los oigo” , y así es en la actualidad.

Por eso la sutileza político-electoral del Presidente de la República para con Enrique Peña Nieto y , al igual , para Alfredo Del Mazo Maza , ambos considerados los últimos eslabones del mítico grupo mencionado , envía el mensaje de que “amor con amor se paga” y por tanto la transición mexiquense en ciernes anuncia la otra “revolución de las conciencias” en un territorio que se equipará a otro país dentro del país .