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La rifa de la salud

Esta semana hablaré de un tema desde la víscera. Disculpen si no soy lo reflexivo que procuro ser, pero la realidad es que estaba escribiendo sobre otro tema (Chihuahua), hasta que me llegó por WhatsApp un boletín de la Secretaría de Salud, titulado: “951 hospitales públicos empiezan a recibir cachitos de lotería para sorteo por el avión presidencial” (Así de mal redactado). Si bien vi el video del presidente López haciendo dicho anuncio en una de sus mañaneras, pensé que era una broma y que daría marcha atrás. Nadie puede ver la salud como un tema de un juego de azar y mucho menos publicitarlo así. Máxime en un país donde, según las propias cifras de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, hay una contracción del 20% en el gasto de salud, a pesar de estar en tiempos de pandemia.

El tracking de “The Economist” pone a México como el país con más número de muertos a causa de la pandemia por cada 100 mil habitantes, tras medir las cifras de excesos de mortalidad. Estamos muy por encima de Bélgica, Perú, Suecia y Estados Unidos y todas las cifras y estudios que se asoman hacen ver una dimensión de la tragedia que parece que muchos mexicanos no son capaces de ver. Pondré algunos ejemplos:

Hace unas semanas publicaba el estudio de Héctor Hernández Bringas: “Mortalidad por COVID-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico” y el documento publicado por el Movimiento de Pueblos, Comunidades y Organizaciones Indígenas, Movimiento Nacional, México (MPCO MN), donde se establece, en el primero, la enorme vulnerabilidad de los más pobres y, en el segundo, la aún mayor vulnerabilidad de los pueblos indígenas, frente a esta enfermedad. También he hablado del estudio: “La Pandemia en México. Dimensión de la tragedia”, de Signos Vitales, donde se habla de que el 2.6% de los fallecimientos por Covid-19 en México se han dado dentro del personal médico, en Brasil ese porcentaje es menos de la mitad y en otros países es cinco o seis veces inferior. Tema del que, hace una semana, Amnistía Internacional hizo un fuerte extrañamiento, afirmando que somos el país con mayor cantidad de muertes en su personal de salud a causa de la enfermedad en el mundo

Hace unos días salió el informe: “La gestión de la pandemia en México. Análisis preliminar y recomendaciones urgentes”, del Consejo Consultivo Ciudadano Pensando en México, en el que participaron los ex secretarios de salud Salomón Chertorivski, José Ángel Córdova, Julio Frenk, Mercedes Juan, José Narro y Guillermo Soberón, donde se plantearon algunas alternativas para superar lo más rápido posible la pandemia, como dejar los modelos probabilísticos y usar pruebas masivas, para localizar y así seguir y monitorear todos casos, realizar una encuesta serológica, con el fin de detectar la existencia e inexistencia de anticuerpos en la población, modificar el mensaje, un plan a ocho semanas para controlar la pandemia (como se ha hecho en otros países), entre otras, mismas que López-Gatell (ese que desestimó el uso de cubrebocas y la realización de pruebas) descalificó. Y aquí mi primera pregunta: ¿Se debe descalificar a la ciencia y las recomendaciones de expertos, pero no una ocurrencia como la de poner las esperanzas del sistema de salud en una rifa?

La ineptocracia ya descuidó todas las determinantes de la salud social, sobre todo nuestro sistema de salud, y hoy el mensaje que se da es que el capricho presidencial es la prioridad y que la salud y vida de los mexicanos son temas de azar.

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Antes de concluir, daré unos datos publicados por la Universidad Iberoamericana (Ibero) en la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de las Niñas, Niños y Adolescentes (ENOCOVID-19 Infancia): En el 35.2% los hogares donde hay NNA (Niños, Niñas y/o Adolescentes) se perdieron en julio, a causa de la desocupación, los ingresos para el sostén de la casa, en junio fue el 10%; estos datos contrastan con los de hogares sin NNA, donde se reducen estas cifras en 20% y 4.8% respectivamente. Lo anterior coincide con los datos respecto al aumento de las tensiones en los hogares y de aumento de depresión, condiciones que también aumentaron en mayor medida en hogares donde hay NNA, respecto a aquellos donde no hay NNA. Lo anterior nos permite ver una nueva problemática que tendrá nuestro sistema de salud, que será la salud mental, sobre todo en los entornos familiares. Lo anterior habla del nacimiento de una nueva condición de vulnerabilidad en el seno de las familias, sobre todo en las familias jóvenes, donde se han incrementado los problemas de salud mental, a la par de los económicos, misma que deberá atenderse a la brevedad.

Ante toda esta problemática, la “solución” de la ineptocracia es regalar cachitos de lotería, fincar una esperanza falsa, de uno en seis millones, en lugar de cuidar las determinantes de la salud social, sobre todo nuestro sistema de salud. Y bueno, como prometí más víscera y menos reflexión, les pregunto: ¿Cómo llamarían a esta “política de salud” de regalar cachitos de lotería a los hospitales del país, mientras se contrae el gasto en salud?… yo le llamaría idiotez. Sigan ustedes.

David Agustín Belgodere

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