Ultimas Noticias

Estados Unidos está ofreciendo millones de dólares a empresas cuánticas. A cambio, quiere quedarse con un trozo de cada una

Estados Unidos ha abierto una nueva etapa en su política industrial. Esta vez no se trata de ayudas sin retorno ni de simples créditos blandos: Washington está ofreciendo millones de dólares a empresas cuánticas a cambio de una participación en su capital. La información procede del Wall Street Journal, que señala que los acuerdos buscan algo más que apoyar a compañías prometedoras. El mensaje es claro: el Gobierno quiere asegurarse un asiento en la mesa de una tecnología que puede reconfigurar la economía y el poder global durante las próximas décadas.

La iniciativa encaja en una cadena de decisiones recientes en las que Washington ha ido profundizando su presencia en sectores considerados estratégicos. El Gobierno transformó casi 9.000 millones de dólares en ayudas anteriores a Intel en una participación cercana al 9,9% y obtuvo derechos especiales en U.S. Steel para supervisar decisiones corporativas sensibles. También respaldó a MP Materials en la cadena de minerales críticos. La señal es clara: cuando el sector se considera vital, la Casa Blanca de Donald Trump busca quedarse dentro del tablero.

Cuando el dinero público también compra influencia

Las conversaciones afectan a algunos de los nombres más visibles del ecosistema cuántico estadounidense. De acuerdo con el periódico, compañías como IonQ, Rigetti Computing y D-Wave Quantum están negociando con el Departamento de Comercio la entrada del Estado en su capital. Otras firmas, entre ellas Quantum Computing Inc. y Atom Computing, estudian acuerdos similares. Las operaciones partirían de un mínimo de 10 millones de dólares por compañía en esta fase inicial, con la posibilidad de que más aspirantes se sumen conforme avance el programa.

Las condiciones no se limitan a una mera inversión pública. El Departamento de Comercio estudia fórmulas que van desde participaciones accionarias hasta licencias de propiedad intelectual, regalías o esquemas de reparto de ingresos. Las conversaciones están lideradas por Paul Dabbar, exejecutivo del sector cuántico y actual número dos del departamento, de acuerdo con la información publicada. En esta etapa no hay acuerdos cerrados, pero el planteamiento apunta a que el Estado busca un retorno tangible y herramientas de supervisión.

El interés de Washington no se explica solo por motivos financieros. La computación cuántica se perfila como una de las tecnologías con mayor capacidad de transformación industrial. Estas máquinas prometen resolver cálculos que llevarían eones a los sistemas actuales, con aplicaciones potenciales en campos como el diseño de fármacos, materiales avanzados o química de alta complejidad. A este impulso se suma la competencia internacional, con empresas como IBM, Microsoft y Google involucradas y China avanzando en su propia carrera cuántica.

Cuantico

La dimensión de seguridad añade otra capa de urgencia. Se proyecta que los algoritmos cuánticos podrán vulnerar sistemas de cifrado tradicionales, incluidos RSA y ECC, lo que expone tanto comunicaciones sensibles como infraestructuras críticas. El riesgo no se limita al futuro: la estrategia conocida como harvest now, decrypt later plantea que actores maliciosos ya estén recopilando datos cifrados para descifrarlos cuando esta capacidad esté disponible. Ante ese escenario, Fortinet subraya la necesidad de avanzar hacia criptografía poscuántica y reforzar redes y sistemas.

El sector farmacéutico ilustra bien el potencial práctico de esta tecnología. McKinsey destaca que la cuántica puede transformar el desarrollo de medicamentos al permitir simulaciones moleculares precisas, algo que el cálculo clásico y la IA pura no siempre logran capturar. Grandes compañías ya prueban estos sistemas para estudiar proteínas, evaluar reacciones químicas o reducir etapas experimentales. Esa capacidad para modelar estructuras complejas desde cero promete acelerar la investigación, mejorar la tasa de éxito en ensayos y acortar tiempos de llegada al mercado de nuevas terapias.

La puesta en marcha de este enfoque no se limita a las empresas. Según el Wall Street Journal, el Departamento de Comercio reorganizó la oficina responsable de la vertiente científica del programa CHIPS y recuperó varios miles de millones de dólares que habían sido asignados a iniciativas tecnológicas anteriores. El mensaje político es transparente: el Ejecutivo quiere que las inversiones públicas resulten medibles y que el Estado tenga mecanismos para beneficiarse cuando los proyectos financiados maduran, especialmente en sectores de alta implicación estratégica.

El giro plantea dilemas propios de un modelo más intervencionista. Una participación pública puede facilitar estabilidad en sectores estratégicos, pero también abre la puerta a conflictos entre prioridades tecnológicas, industriales o políticas. La duda central es hasta qué punto la presencia del Estado afectará al ritmo de decisión y la flexibilidad que exigen los sectores más competitivos.

Todavía quedan incógnitas relevantes. No se conocen los porcentajes finales que el Estado podría alcanzar ni las condiciones exactas que acompañarían las participaciones. Según la información disponible, los acuerdos siguen en fase de negociación y podrían modificarse antes de cerrarse. Falta por ver también qué compromisos se exigirán a las compañías y si habrá criterios de rendimiento o gobernanza asociados. En este punto, el proceso avanza, pero aún no se ha anunciado un calendario definitivo para adjudicaciones o formalización de acuerdos.

Imágenes | Dynamic Wang | D-Wave Quantum | Xataka con Gemini 2.5

En Xataka | Estados Unidos y China se han reunido al fin para solucionar la guerra comercial: uno cederá en aranceles, el otro en tierras raras

source

Mostrar más
Botón volver arriba