Estado de México

La propuesta ultraconservadora de la izquierda

Los mecanismos de democracia plebiscitaria en Roma nacieron con la secessio plebis y, como consecuencia, eventualmente se dio la incorporación de los plebeyos en el senado romano. Recordemos que este grupo de plebeyos que se reunió a deliberar los temas de la ciudad, de inicio desestimado, tras ser vistos como sediciosos, logró que sus acuerdos fueran tomados en cuenta por los patricios (lo oligarcas de la época) y que eventualmente se les incluyera en la toma de decisiones. Lo anterior dio origen al parlamentarismo moderno.

El parlamentarismo moderno dio, a su vez, origen al término “izquierda”, mismo que hoy usan estas “doctrinas de origen social”. Recordemos qué durante la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, en 1791, los jacobinos y el Club de los cordeliers se ubicaron del lado izquierdo de dicho parlamento y el Club des Feuillants y los girondinos del lado derecho. O sea, los defensores de los pequeños burgueses y los defensores del pueblo conformaron la “izquierda”, frente a una “derecha” constituida por los que todavía añoraban la monarquía y los defensores de los grandes burgueses. De menos así lo señala la historia.

Narro lo anterior, toda vez que la “izquierda mexiquense”, controlada por quien por décadas fue el más servil “opositor” del PRI de Atlacomulco, Higinio Martínez, aprobó un dictamen en Comisiones Unidas, mismo que esta semana pasará al pleno, de carácter ultraconservador, con el que pretenden disminuir el número de representantes populares en los diversos ayuntamientos de la entidad. Sin duda alguna una propuesta que atenta en contra del principio de representatividad es propia de las monarquías y de las tiranías, no de la izquierda, pues al reducir y/o acabar la representación popular, se deja la toma de decisiones en manos de las cúpulas partidistas. Por eso la llamo ultraconservadora, pues es una propuesta que solamente vela por conservar los privilegios de unos cuantos.

Es absurdo pensar que una política de austeridad debe pasar por dejar de gastar en lo indispensable, como ha pasado con el rubro de la salud en nuestro país, que tiene – en plena pandemia – una contracción del 20%. Mencionar también, a modo de ejemplo, lo que pasa en Naucalpan, donde el gasto en servicios personales (Capítulo 1000) superó en 2019 el 56% del presupuesto, una cifra histórica, lo que generó que la inversión en obra pública no llegara siquiera a los dos dígitos. Y menciono el caso Naucalpan, pues hace unas semanas su cabildo aprobó (no encuentro la fundamentación para hacerlo) un punto de acuerdo para adherirse en apoyo a la Ley Higinio, asegurando que la motivación para dicha adhesión es “la austeridad”. Suena bien, pero dicho posicionamiento no fue acompañado de un acuerdo para la reducción de sus sueldos, prerrogativas, gastos de representación y excesivo personal. Recordemos que Naucalpan gasta casi el 1.3% de su presupuesto, en mantener esta representación popular. Espero que en congruencia este ayuntamiento del Valle de México presente un presupuesto acorde a este posicionamiento y reduzca a un 0.75% de su presupuesto (no creo que un grupo edilicio requiera más) el gasto en este cuerpo colegiado y disminuya drásticamente el gasto en servicios personales, para con ello poner el ejemplo.

Pero regresando al tema de fondo, el de la representación popular, daré unos datos de la misma en otros lados de mundo: El Bundestag (Congreso alemán) está compuesto de 709 diputados, mientras en Alemania hay 83 millones de habitantes, nosotros tenemos 127 millones de habitantes y solamente tenemos 500 diputados. En el Congreso de Berlín hay 160 diputados, frente al Congreso mexiquense que tiene 75, cuando Berlín tiene solamente 3.8 millones de habitantes y el Estado de México 16.2 millones. O sea, representaciones dos y ocho veces superiores a las nuestras. Y si hablamos de los cabildos y tomamos una media de entre 50 mil y 150 mil habitantes, en los municipios de España sus ciudadanos están cuatro veces mejor representados, respecto a lo que se pretende tengamos de representación a partir de 2022. Cabe mencionar, además, que en dicho país el cargo de concejal es honorifico (no le cuesta al ciudadano).

Más allá de lo anterior, debemos de cuestionarnos: ¿Qué daño nos hace esta propuesta?

Esta propuesta incentiva la corrupción: Ya es un consenso entre los estudiosos de las ciencias política que los órganos deliberantes, ya sean los congresos o los cabildos, mientras menos robustos son, mientras más pequeños son, mientras más se privilegie a las cúpulas, más se corrompen.

Esta propuesta desincentiva la participación: Pues reduce a nada la representatividad de los partidos pequeños y/o la de aquellos ciudadanos que legítimamente decidan formar planillas independientes.

Esta propuesta violenta derechos fundamentales: Violenta nuestro derecho a una digna y basta representación, transgrede el principio de reelección, atenta contra el derecho a votar y ser votado e incluso violenta derechos humanos.

Esta propuesta es un retroceso democrático: Da un paso hacia atrás, pues con la reforma de 1977 se logró la Representación Proporcional, por medio de la cual las minorías fueron incluidas en el Congreso Federal, y la de 1983, localmente hablando, nos permitió que todas las expresiones políticas tuvieran voz en los cabildos, dándole con ello voz a los ciudadanos.

En fin, como pasa a nivel federal, este régimen de “izquierda” ve “la austeridad” como un mecanismo para imponer su agenda, impulsar sus obras faraónicas, desmantelar la democracia y preservar sus canonjías y privilegios y no un medio para obtener recursos para satisfacer las necesidades de la gente. Los gastos en rubros como la transparencia y la rendición de cuentas, el combate a la corrupción, la impartición de justicia y la seguridad disminuyen año con año en el presupuesto federal y los subejercicios se ven en rubros como la educación y la salud. Lo que estamos viendo en el Estado de México es una copia a calca de lo anterior, pues prefieren “ahorrar” quitándonos representantes, en un país donde la subrepresentación es real, en lugar de lanzar una propuesta que reduzca drásticamente el gasto en servicios personales y en las políticas de carácter clientelar.

Insisto, el caso naucalpense, mismo que destapó la incongruencia y mezquindad de este régimen, es una prueba clara de que luchan por una falsa austeridad, donde es mejor afectar los derechos de otros, antes de autoimponerse una medida que afecte sus privilegios, como sería la reducción de sueldos, de personal y de sus prestaciones.  

Yo me sumo a la idea de la austeridad, siempre y cuando esté bien entendida, y apoyo que se reduzca el gasto en los cabildos, que lo topemos a su mínima expresión, pero no disminuyamos la representación popular, que es un derecho fundamental para los ciudadanos. Topando el gasto se acaba con los privilegios y entonces no importa si hay diez o treinta representantes populares, pues no nos costaría más tenerlos; mientras más mejor, mientras no nos cuenten tanto.

Mi máxima: Más representación, menos gasto.

David Agustín Belgodere

Mostrar más
Botón volver arriba