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Un fantasma y una presencia conviven en el Teatro Milán

Viernes, 11 de septiembre de 2020 13:41 | Espectáculos, Cultura y Estilos | TEATRO-MILÁN

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 11 (EL UNIVERSAL).- Dos presencias se están mezclando en el Teatro Milán desde la semana pasada, no sólo por el fantasma que se pasea por todo el recinto gracias a la puesta en escena «Elena», sino también por la aparición de un invitado no deseado que ha cambiado la forma en que la gente está asistiendo al teatro y viviendo la historia que ahí se ofrece, el Covid-19.
«Una de las cosas por las que estamos queriendo reactivarnos, es ayudar a ese clima emocional y psicológico de no tener miedo, porque el miedo no nos ayuda en nada y si llegamos a infectarnos, lo que hemos buscado en todos estos meses es subir nuestro sistema inmune con la alimentación, estando lo más tranquilos posibles y estar haciendo nuevamente lo que queremos y nos gusta, teniendo ya un ingreso, eso te ayuda a estar con el sistema inmune mucho más alto», dijo Mariana Garza, dueña del Teatro Milán junto a Pablo Perroni, al finalizar la función de prensa de «Elena», realizada la noche de ayer jueves.
Después de casi seis meses de inactividad, Mariana y Pablo decidieron reabrir las puertas de su teatro, pero con una historia que le rindiera un homenaje al Milán y a los artistas que por ahí han pasado, además de mostrar la magia que rodea a un lugar como éste, así que el dramaturgo Joserra Zúñiga investigó la historia del lugar y creó una historia que lleva de la mano al espectador por cada rincón del lugar.
«Se te pone la piel chinita, es como estar en este espacio entre 1985 y ahora, porque hay un salto en el tiempo para descubrir qué está sucediendo, porque aparece un objeto que nos deshacemos cada noche de él y vuelve ¿qué nos está queriendo decir el edificio?», dijo Pablo Perroni.
La historia es la siguiente, Mariana y Pablo deciden reabrir el Teatro Milán, pero cada mañana se encuentran en el escenario a un maniquí que creían olvidado, y que habían encontrado la primera vez que visitaron en 2011 el lugar; ellos lo tiran a la basura cada noche y siempre regresa. Cuando él contrata a un investigador y ella a una médium para saber la razón de ese mensaje, un viaje al pasado está a punto de comenzar.
«Es la primera obra inmersiva, itinerante y con distanciamiento social, es algo de lo cual no se tiene registro, es una experiencia para la gente que conoce el Teatro Milán y el Foro Lucerna, porque tienen la oportunidad de ir atrás y conocer los rincones del lugar, hasta el sótano, creo que es algo único», comentó Perroni al explicar que todo el edificio es el escenario de esta historia.


La idea de escribir Elena surgió por una fotografía que Shamadhi, la hija mayor de Mariana, tomó cuando visitaron por primera vez el abandonado Teatro Milán en 2011, donde se puede ver a María – entonces de 4 años – en el marco de una puerta y al fondo de la habitación un maniquí.
«La historia es extraña, porque al parecer se trataba de una obra que jamás se estrenó, Manuel Montoro, quien era el dueño del teatro, nos contó que ese maniquí era el personaje de una actriz que se supone se suicidaba; esa era la razón de que ese maniquí estuviera allí. Cuando llegamos por primera vez al teatro sí estaba en ruinas, pero parecía que el tiempo se había detenido, en los camerinos había vestuario, cepillos de dientes, costureros con agujas, todo está como si hubieran tenido función y al día siguiente no hubieran podido regresar; es justo esa esencia lo que queríamos capturar, como si el tiempo se hubiera quedado frenado», comentó Perroní.
Tomaron La ley de Creón, porque es real que esa obra estaba programada en el teatro cuando el temblor de 1985 cimbró la Ciudad de México y el recinto terminó dañado y posteriormente abandonado, por lo que estuvo cerrado durante 30 años.
Pero esta experiencia no se puede vivir así como así, ahora la gente debe seguir una serie de indicaciones al pie de la letra si es que quiere acceder a esta obra. En el exterior del lugar hay unos círculos enumerados donde la gente se deberá ubicar y esperar a que le den acceso y será en grupos no mayores a 10 personas.
Para llegar al lobby deberá pasar por una toma de temperatura, sanitización de calzado y manos, de nueva cuenta se encontrará con números en el piso, ahí a cada uno se le asignará uno junto a un color, después verá un video con información del protocolo y caminarán hacía el primer módulo de siete, que es donde se desarrolla la historia.
Hay tres módulos donde el público se sienta, ahí se deberá ubicar en las butacas el número y color que se les asignó, de esta manera nadie ocupará el asiento que alguien más ya usó, al término de los cuatro ciclos de colores se hace una pausa y se sanitiza. Pablo Perroni explicó que en el recinto nunca hay más de 70 personas al mismo tiempo, ya que cada 10 minutos entra un grupo y gracias a la logística que desarrolló Pepe Valdés, su jefe de técnicos, la gente no se cruza jamás, además de que están trabajando al 10% de la capacidad el teatro.
«Tal vez había oportunidad de meter más gente, pero eso nos ponía en riesgo y los espacios no son tan grandes, entonces preferimos trabajar el triple pero hacer la experiencia como debe de ser, sin ningún tipo de riesgo, aun así hay cosas que debemos estar recordando, porque como actores estamos acostumbrados a trabajar con el otro o a ver al público, sobre todo en esos espacios que son tan íntimos, por lo tanto es una constante de respetar para que en ningún momento se sienta invadido o en peligro», dijo Perroni.
Antes de la reapertura del teatro, se hicieron algunas visitas esporádicas al recinto para darle mantenimiento, también se realizaron dos sanitizaciones profundas, lo cual realizarán seguido al comenzar a programarse otras obras, y pruebas Covid a todo el personal, explicó Mariana Garza.
Mariana considera que el hecho que su hija María esté trabajando en este montaje, habla de la confianza que tienen en su protocolo, pero están conscientes de que hay riesgo de contagio todo el tiempo, lo mismo que salieran al cine o cenar, pero no por eso bajan la guardia.
«Si algo queremos que María aprenda es, que los toros por los cuernos. Hay una situación, hay que ser muy responsable y cuidadoso, pero lo que también es verdad, es que es probable que en algún momento nos infectemos, por eso tenemos que estar para eso lo mejor posible, a nivel salud física y mentalmente, sabiendo que sí es una enfermedad que ha cobrado muchas vidas, pero no podemos evitar seguir viviendo, por eso tenemos que buscar la mejor manera de hacerlo», finalizó Mariana.

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