Estado de México

Adultos mayores propensos a depresión por cuarentena

Marisela Aguilera

El descuido social de esta población se agrava con la contingencia, pero hay opciones para enfrentar la crisis.

Cuidar de los ancianos no es una actividad para la que haya mucha disposición por parte de los familiares, son pocos los hijos o nietos que prefieren escucharlos en lugar de dejarlos dormir toda la mañana para que no sean una molestia, admitió María Teresa Quintana Álvarez,

directora de Casa de Atención al Adulto Mayor (CATAM). 

Al menos, dijo, eso ha observado durante los cinco años que tiene al frente de la casa hogar, donde atienden personas de la tercera edad. Aplaudió que el de México se convierta en el primer estado del país, en brindar formalidad al trabajo de los cuidadores de adultos mayores y personas con discapacidad en sus hogares. 

Tras casi tres semanas de haber iniciado la cuarentena en el Estado de México, derivada por el Covid-19, es imprescindible saber cuáles son las enfermedades mentales que podrían desarrollar los adultos mayores por el encierro, indicó Godwin González Estrada, subdirector de prevención y control de enfermedades del sector salud estatal. 

A unos metros del centro de Toluca, se localiza CATAM, una casa muy amplia donde habitan 14 adultos mayores, casi todos de 90 años o más bajo el cuidado de María Quintana Álvarez, María Berenice Álvarez García y Arturo Ortiz Ramos, quienes no son especialistas geriatras ni médicos o enfermeras, pero sí parte de una asociación civil. Los encargados de la casa coincidieron en que los mexicanos no estamos preparados para atender a las personas ancianas. Admitieron que no sólo hace falta amor, paciencia y cariño por un familiar anciano, sino simplemente “no hay ganas de cuidarlos”, porque la mayoría de las personas desprecian a los viejitos o los toman como estorbo. 

En esta estancia, que se coordina con el DIF Estado de México para albergar personas de la tercera edad, hay viejitos felices, según los propios habitantes de CATAM; aunque Arturo Ortiz, lamentó que la mayoría fueron abandonados por sus familiares, quienes

pagan a regañadientes cuotas de dos mil 500 pesos bimestrales, pero casi nunca acuden a pasar una tarde con sus abuelitos. 

Los cuidadores coincidieron que ante la actual emergencia sanitaria es imprescindible que las personas a cargo de personas ancianas identifiquen síntomas de depresión, porque el pensamiento de los adultos mayores es fatalista y podrían pensar que cualquier síntoma es producto de coronavirus y que esto podría llevarlos a la muerte. 

ntomas de depresión y a dónde acudir

Antes de la pandemia, explicó González Estrada, había adultos mayores que tenían un trabajo, por ejemplo, como cerillos; otros se reunían en algún grupo, o incluso unos tenían la responsabilidad de auxiliar a sus hijos mientras salen a trabajar. Para afrontar el cambio “tenemos un programa que se llama primeros auxilios psicológicos para manejo de crisis, en el que damos algunas herramientas y después damos seguimiento al caso”. 

Los síntomas para identificar que están en depresión son: dejar de comer, no bañarse, aislarse en una recámara, disminuir la actividad física e incluso despertar más tarde. Si estos síntomas se presentan es necesario que los familiares busquen apoyo y asesoría.

Una opción es llamar al teléfono 800 900 3200, de la Subdirección de Prevención y Control de Enfermedades, donde cuentan con diez psicólogos de la Secretaría de Salud para hacer una evaluación, con base en la escala geriátrica abreviada, en donde los familiares deben describir las actitudes identificadas. Si el resultado de las respuestas es entre seis y 15, la persona es referida a un centro de salud para recibir atención personalizada. 

Hasta el año pasado, en el Estado de México se contabilizó un millón 807 mil 74 adultos mayores con depresión; 826 mil 125 hombres y 980 mil 949 mujeres. Este sector representa 10.48% del total de la población estatal. Se estima que para el 2030, 15 de cada 100 mexiquense sean adultos mayores. En el Estado de México, 691 mil 674 hogares tienen como jefe de familia a un adulto mayor y, de ellos, 35 de cada 100 son muje

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