Brutal impacto financiero para el transporte foráneo
Marisela Aguilera
Odilón López Nava, presente de la Canapat, habla de la frágil situación en que se encuentra este sector.
El impacto económico que ha provocado la emergencia sanitaria por el Covid-19 a los empresarios del transporte foráneo y local, en el Estado de México, es brutal, pues desde que inició la suspensión de actividades no esenciales redujeron en 90% la demanda de servicio, por lo que empresarios del sector analizan pedir a la Secretaría de Movilidad un programa de auxilio, en el que sean condonados impuestos o acceder a un programa de rescate financiero, informó Odilón López Nava, presidente de la Cámara Nacional de Autotransporte, Pasaje y Turismo (Canapat).
En entrevista indicó que actualmente redujeron las corridas hacia Michoacán, ya que es mínimo el número de usuarios con ese destino. Por su parte, los presidentes municipales de Ciudad Altamirano y Arcelia, en Guerrero, determinaron impedir el ingreso de unidades
de las líneas Omnibus de México, Zinabús y Excelencia, por considerar que son un riesgo de contagio de coronavirus, pese a las medidas sanitarias que han asumido los trabajadores de este sector.
A partir de ayer, Caminante canceló en su totalidad los servicios hacia Santa Fe, debido a que únicamente registraban 10% de ocupación, lo que implicaba más gastos que ingresos. “Si medimos que antes había una ocupación de 45 pasajeros en cada uno de estos servicios, ahora apenas si llegamos a ocho o menos. Los gastos de operación son importantes y el daño es un knock out para nuestra industria”.
Explicó que a la par de esos inconvenientes deben realizar gastos adicionales para adquirir materiales como gel antibacterial, cloro, guantes y cubre bocas, que son medidas sanitarias imprescindibles; además, la mayor parte del personal operativo y administrativo fue enviado a su casa, pero siguen recibiendo su salario.
“No hemos parado, con el ánimos de subsistir, de conservar las plazas de empleo, es un trabajo en equipo, de comunión entre nosotros, pero la verdad es que ya es insostenible. No tenemos ningún tipo de estímulos, de programas de apoyo, sino puros daños, independientemente de la competencia desleal y estamos condenados a la extinción”.
