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Hay otra carrera igualmente importante que la de los chips para ganar la IA y en esa China lleva la delantera

Parecía que Estados Unidos tenía la sartén por el mango en la carrera de la IA. Lo de contar con los chips más avanzados es sin duda una baza importante, pero hay algo aún más crítico: tener energía para alimentar esos chips. Y si alguien tiene energía, esa es China.

Jugada maestra. El control que EEUU ejerce sobre NVIDIA y otros fabricantes de semiconductores avanzados parecía poner a esta potencia como gran candidata a ganar la carrera de la IA. Sin embargo en esta partida de ajedrez geopolítico China ha movido una pieza que desafía esa realidad. La ventaja estratégica de del gigante asiático no está en los chips, sino en algo más fundamental y masivo: un suministro de energía colosal y envidiable.

Mucha energía y muy barata. Entre 2010 y 2024 China aumentó su producción de energía más que el resto del mundo combinado. Solo el año pasado generó más del doble de electricidad que Estados Unidos, que ya es decir. Esa diferencia ha hecho que OpenAI ya hable de la «brecha de los electrones» (electron gap), y eso se traduce en una ventaja de costes brutal para los centros de datos: mientras que un operador en Virginia paga entre 7 y 9 céntimos por kW/h, sus homólogos chinos pagan 3 céntimos.

El largo plazo funciona. China ha demostrado que su estrategia a largo plazo sigue dando frutos. En este caso esa ventaja energética no es tampoco un accidente, sino el resultado de una planificación estatal que cristalizó en el plan de 2021 conocido como «Datos del Este, Cálculo del Oeste». Lo que hicieron fue aprovechar los vastos recursos energéticos del interior del país, sobre todo en regiones como Mongolia inferior, para alimentar los centros de datos que sirven la demanda de la parte este del país, más poblada. Lo que antes eran solo estepas ahora son en muchos casos infinitas granjas eólicas y líneas de transmisión que permiten sumnistrar energía a más de 100 centros de datos en operación o en desarrollo.

La energía compensa la falta de chips avanzados. Para las empresas Chinas el acceso a esa energía barata es especialmente importante. De hecho, ya que no se puede igualar el rendimiento de chips avanzados como los H100 con chips propios, lo que se hace es agrupar miles de chips propios menos avanzados aprovechando que lo que sí «sobra» es la energía. El ejemplo perfecto lo tenemos en el cluster CloudMatrix 384 de Huawei que hace uso de sus chips Ascend. Consume cuatro veces más energía, y aunque eso sería un derroche insostenible para EEUU, para China es un camino viable para competir.

Satya Nadella ya avisó del problema. China sigue invirtiendo en la ampliación de su red y esa brecha del electrón se puede ampliar. Morgan Stanely prevé que se gastarán unos 560.000 millones hasta 2030, y Goldman Sachs afirma que en 2030 China tendrá 400 GW de capacidad, el triple de lo que necesitarán los centros de datos mundiales. El margen de maniobra para seguir expandiendo esa faceta sin problemas. Mientras tanto, algunos ejecutivos como Satya Nadella de Microsoft, ya avisaron hace semanas de que da igual que EEUU tenga los componentes más avanzados cuando no hay energía para tanto chip.

El tiempo juega a favor de China. El contraste entre ambas potencias es claro. EEUU tiene la tecnología, pero su expansión energética se ve obstaculizada por la burocracia y una capacidad de transmisión energética insuficiente. Eso precisamente ha hecho que las empresas de IA se busquen las castañas con soluciones como los SMR, pero el tiempo está del lado de China porque ellos siguen trabajando sin descanso en el desarrollo de sus propios chips avanzados de IA y tecnologías de fabricación de última generación. Cuanto más dure esa carrera, más oportunidades habrá para que el gigante asiático cierre la brecha en materia de componentes. 

Imagen | Antonio García

En Xataka | En plena guerra comercial, hay una batalla que China ya ha ganado: que el mundo dependa de su nueva energía

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