Enterrar una central nuclear a kilómetro y medio bajo tierra: una empresa de EEUU ve razones para intentarlo en 2026

La industria nuclear lleva años buscando el momento de los SMR, reactores de fisión más pequeños, baratos y versátiles. Una startup californiana llamada Deep Fission cree tener la clave para que despeguen de una vez: enterrarlos.
160 atmósferas gratis. La mayor parte de los reactores comerciales del mundo funcionan con agua a presión. Para ello, el agua que refrigera el núcleo debe mantenerse líquida a más de 300ºC, lo que exige una presión inmensa, de unas 150 a 160 atmósferas. En superficie, esto se traduce en vasijas de acero de un grosor y coste descomunales.
La propuesta de Deep Fission aprovecha la fuerza bruta de la gravedad para eliminar ese problema. Colocando el reactor a kilómetro y medio bajo tierra, dentro de un pozo lleno de agua, la propia columna de líquido ejerce una presión hidrostática natural de 160 atmósferas. No hace falta una vasija de presión compleja: el agua del reactor se mantiene en estado líquido sin gastar energía ni materiales exóticos.
Hay otra ventaja. El segundo punto clave es el entorno mineral. En lugar de construir domos de hormigón reforzado para contener la radiación en caso de accidente, Deep Fission aprovecha el entorno. La roca sólida a esa profundidad actúa como muro de contención natural e inagotable.
Ingeniería petrolera. Lo que Deep Fission propone es usar el combustible estándar (uranio poco enriquecido), pero con técnicas de fracking y perforación petrolera, extrayendo el calor como si fuera geotermia.
Su reactor Gravity es un módulo de 15 MW lo suficientemente estrecho para caber en un pozo de perforación de unos 76 centímetros de diámetro. Pero la promesa económica es inmensa: un coste de 50-70 dólares por MWh y una reducción del 80% de la obra civil, que se completaría en meses.
Hay un pero. Aunque Deep Fission ya ha anunciado una cartera de potenciales clientes en Texas y Kansas, su diseño tiene un talón de aquiles. Al mismo tiempo que enterrar el reactor lo protege de tornados, accidentes aéreos o terrorismo, crea una pesadilla logística para su mantenimiento.
En una central normal, si una válvula falla o un sensor se estropea, los técnicos pueden acceder a zonas auxiliares tomando precauciones. Aquí, todo estaría a 1,6 km de profundidad. Para repostar combustible o reparar una avería, habría que izar todo el módulo hasta la superficie mediante cables, como si fuera un submarino en miniatura.
Hoy en día no existe un marco regulatorio para «reactores en pozos profundos» en ninguna parte del mundo. Aun así, Deep Fission promete tener un piloto listo para julio de 2026.
Imagen | Deep Fission







