Estado de México

México Querétaro, la autopista del abandono: transportistas exigen seguridad real ante vigilancia nula y amenazas oficiales

Los operadores advierten que no suspenderán los bloqueos nacionales hasta recibir garantías firmes; denuncian que Rosa Icela Rodríguez los amenazó con carpetas de investigación mientras los asaltos continúan sin freno.

Staff

Estado de México.— La carretera México–Querétaro, uno de los principales corredores industriales del país, se ha convertido en el epicentro de los asaltos a transporte de carga en la República. Para los traileros, la situación ya rebasó cualquier límite: la vigilancia en el tramo es prácticamente nula, los robos ocurren todos los días y la estrategia de seguridad estatal y federal no ha logrado contener la violencia.

Transportistas de diversas empresas aseguran que sus demandas son completamente válidas, pues los atracos se han multiplicado mientras la presencia policial es mínima o inexistente. Operadores señalan que los grupos criminales actúan a plena luz del día, con un dominio absoluto del territorio y sin que ninguna autoridad logre frenarlos. “Aquí estamos solos; detienen a uno y salen diez”, relatan, evidenciando la incapacidad de los gobiernos para garantizar rutas seguras.

Ante el incremento de la violencia, los transportistas advirtieron que no cesarán los cierres carreteros a nivel nacional hasta recibir compromisos claros, medibles y verificables de seguridad. Aseguran que ya no creen en anuncios de operativos temporales ni en promesas de coordinación interinstitucional, pues nada de eso ha cambiado la realidad en la autopista más peligrosa para el autotransporte de carga.

“Lo único que pedimos es poder trabajar sin arriesgar la vida”, señalan. Pero incluso esta exigencia básica ha sido respondida con presión política desde la Federación.

De acuerdo con líderes transportistas, la secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, lejos de presentar soluciones, los confrontó asegurando que podrían iniciarles carpetas de investigación o incluso reactivar otras que según ella ya existen desde hace tiempo. Este mensaje fue interpretado como una amenaza directa para disuadir las protestas, no como un intento legítimo de atender la inseguridad.

La postura federal indignó aún más al sector, que considera inadmisible que se les intimide mientras el Estado es incapaz de protegerlos en una de las rutas más peligrosas y estratégicas del país.

En lo que va del año, las autoridades solo han reportado unas cuantas detenciones, cifra ridícula frente al volumen de asaltos y la organización de las bandas delictivas que operan con total impunidad. Las pérdidas económicas son millonarias y el impacto social es profundo: operadores que han sido golpeados, heridos o despojados de unidades completas mientras ninguna autoridad responde.

La crisis ya rebasó al Estado de México y se extiende al ámbito federal. Sin vigilancia permanente, sin inteligencia operativa y sin resultados contundentes, la autopista México Querétaro se mantiene como un territorio desprotegido donde las bandas criminales avanzan mientras el gobierno retrocede.

Los transportistas insisten: no levantarán bloqueos, no suspenderán movilizaciones y no aceptarán más diálogo vacío. La demanda es clara: seguridad real, inmediata y sostenida. Y si el gobierno continúa tratando a las víctimas como responsables, la protesta nacional apenas comienza.

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