Telefónica está preparando un ERE duro, pero para muchos veteranos va a ser como un premio
Telefónica ha comunicado a los sindicatos un ERE que afectaría a 6.088 empleados, el 24% de su plantilla en España. La propuesta inicial incluye siete sociedades y presumiblemente replicará el patrón del último ajuste: en el ERE de 2024 hubo más solicitudes para acogerse que cupos disponibles.
Más de 200 personas se quedaron fuera. O mejor dicho: dentro.
En detalle. Las divisiones más afectadas:
- Telefónica de España: 3.649 salidas, el 41% de la plantilla.
- Móviles: 1.124 (31,3%)
- Soluciones: 267 (23,9%).
- Movistar+: 279 empleados, casi un tercio.
- La matriz (SA), Global Solutions e Innovación Digital: entre 140 y 378 salidas (del 22% al 32%).
El telón de fondo. El ajuste se enmarca en el plan estratégico de Marc Murtra para ahorrar 3.000 millones de euros hasta 2030. El objetivo: reducir unos gastos de estructura que crecen más rápido que los ingresos en una Europa fragmentada con casi 40 operadores compitiendo.
El Ministerio de Trabajo ha calificado de «indecente» que una empresa con el Estado como accionista (10% vía SEPI) ejecute un ERE estando en beneficios. Pero el propio Gobierno avaló ese plan estratégico, con la condición de que hubiese acuerdo sindical. El ministro Óscar López lo dejó claro: «Tiene que ser siempre con acuerdo de los sindicatos».
Entre líneas. Los incentivos explican las avalanchas de solicitudes:
- En el ERE de 2024, la compensación rondaba el 67% del salario hasta los 63 años, con cotizaciones pagadas, seguro médico y un complemento del 38% hasta los 65.
- El coste medio por salida fue de 380.000 euros. Menos generoso que en EREs anteriores (en 2021 fue de 463.500 euros), pero suficiente para hacer las maletas.
- El ahorro anual para la empresa, 285 millones de euros.
Para quien cumple 56-57 años y lleva décadas en la casa, es un trato difícil de rechazar. Los afectados cobran hasta jubilarse sin tener que trabajar. Este ERE apunta a los nacidos en 1969, 1970 y 1971, con salidas escalonadas entre 2026 y 2028.
Sí, pero. Como en The Leftovers, una buena parte de la historia es la de los que se quedan.
- Los veteranos salen con el colchón puesto. Los que permanecen –especialmente los más jóvenes– presumiblemente heredarán más carga, más incertidumbre y un futuro profesional menos claro.
- La pregunta que nadie ha respondido aún: ¿qué Telefónica quedará después de adelgazar por arriba?
Los sindicatos ya lo saben. UGT, CCOO y Fetico-Sumados exigen que las salidas sean voluntarias (como en 2024), pero también quieren prorrogar el convenio hasta 2030, amarrar mejoras en teletrabajo, jornada laboral y salarios, y garantizar estabilidad para los próximos cinco años. Sin mejoras para quienes sigan, no habrá acuerdo.
La gran incógnita. No todas las filiales tienen las pirámides de edad para cubrir cupos solo con voluntarios. Las tres principales del Convenio de Empresas Vinculadas (España, Móviles, Soluciones) repiten perfil: plantillas envejecidas, alta antigüedad, incentivos jugosos. Los sindicatos prevén que se repetirá el exceso de solicitudes.
Pero en Telefónica SA (el centro corporativo), Global Solutions o Innovación Digital, las plantillas son más jóvenes. Ahí el riesgo de despidos forzosos es mayor. CCOO ya ha advertido que en esas filiales «las pirámides poblacionales son distintas».
En perspectiva. El «negociazo» para los mayores de 55 convive con la inquietud de los que no pueden acogerse. Una Telefónica que aligera costes, sí, pero también una brecha generacional que se ensancha con cada ERE.
Y una pregunta sin resolver: ¿cómo evitar que el próximo cambio político o accionarial vuelva a activar la guillotina? Los sindicatos quieren blindajes hasta 2030. La empresa, margen de maniobra.
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