Es oficial: hemos entrado en la larga, lenta agonía del Universo
Al igual que nosotros, que cuando envejecemos dejamos la fiesta atrás y comenzamos a ir perdiendo energía, al universo le pasa algo muy similar. Y es que en el pasado el cosmos tuvo una juventud frenética con una época conocida como ‘Mediodía Cósmico‘ hace 10.000 millones años, donde literalmente todo era una fiesta de fuegos artificiales con galaxias que chocaban, el gas comprimiéndose y una gran tasa de nacimiento de nuestras estrellas. Pero esta fiesta está llegando a su final.
Con este símil, llegamos a la conclusión de que el Universo está entrando en un gran declive, como ha apuntado un gigantesco estudio liderado por la Colaboración Euclid que apunta que el Universo no solo se está enfriando, sino que parece haberse estancado en una «temperatura de jubilación».
Cómo se hace. La pregunta es obligatoria, ya que entender la salud del cosmos puede ser algo complejo. Es por ello que los científicos optan por mirar el ‘polvo’ que hay por toda la galaxia y que es la materia prima de silicatos y metales con el que surgen las estrellas. Lo bueno es que este polvo tiene una característica fundamental: se caliente.
De esta manera, cuando en una galaxia se están formando muchas estrellas nuevas, se irradia una luz muy intensa que se calienta este polvo que lo van rodeando. Ese polvo caliente, a su vez, emite un débil brillo en forma de calor: luz infrarroja lejana, que es justamente lo que podemos medir desde nuestro planeta.
Muchas herramientas. Para hacer esta medición se usó una combinación de observatorios como por ejemplo Euclid, un telescopio de la ESA, que está creando el mapa 3D más grande del Universo y para ello proporcionó un censo sin precedentes de 2,6 millones de galaxias. Esta información junto a antiguas detecciones de luz infrarroja lejana han servido para hacer una promediar la señal de calor de miles de galaxias de la misma época y masa para obtener una lectura de temperatura media increíblemente precisa.
Lo que nos dice. De esta manera, hay una correlación directa que nos dice que una galaxia con su polvo caliente es una ‘fábrica’ de estrellas a pleno rendimiento. Pero una galaxia con polvo frío es algo que va en declive y a una estabilidad.
El estudio confirma que en la «fiebre» del Mediodía Cósmico, el polvo galáctico alcanzaba temperaturas medias de 35 Kelvin (-238 °C). Pero a medida que el Universo envejecía y la formación de estrellas caía en picado, esa temperatura comenzó a bajar. Y aquí es donde llega el descubrimiento clave.
El estudio apunta a que la temperatura no sigue bajando indefinidamente. A partir de cierto punto (hace 8.000 millones de años), la temperatura deja de caer y se estabiliza. En concreto se ha quedado ‘estancado’ en los -249,95 °C.
Por qué. Lo que ha ocurrido básicamente es que el ‘termostato del Universo’ ha cambiado del modo juventud, donde se estaban formando muchas estrellas a un modo vejez, donde el polvo se caliente con la población de estrellas que existe que lógicamente es mucho más fría.
Este hallazgo es crucial porque demuestra que la temperatura del polvo, por primera vez, se ha vuelto independiente de la masa de la galaxia. Da igual si es una galaxia grande o pequeña; si está en nuestra época, su polvo ronda esos 23 Kelvins, o lo que es lo mismo: -249,95 ºC.
Aunque los 23 Kelvins, es la nueva norma, es solo una parada técnica en un viaje mucho más largo. Este estudio es una prueba más que vivimos en un Universo en declive, dominado por la energía oscura que acelera su expansión.
De esta manera, a medida que el espacio se va estirando, las galaxias se irán aislando y su materia primera se irá agotando. Es por ello que el futuro (aunque no lo veremos) es que las estrellas viejas que mantienen esta temperatura estable van a ir muriendo. Es como esas brasas que emiten un calor constante para poder cocinar en la chimenea, que se van apagando poco a poco hasta quedar completamente frío.
El destino final, aunque falten billones de años, sigue siendo la «Muerte Fría» del cosmos: un estado de máxima entropía donde la temperatura alcanzará el Cero Absoluto (-273,15 °C) y toda actividad se detendrá para siempre.
Imágenes | Jeremy Thomas
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