Alguien en Harvard sugirió que 3I/ATLAS era una nave alienígena. Una nueva prueba nos ha revelado lo que realmente es

Sin duda uno de los objetos espaciales que más sensación está causando en los últimos meses es 3I/ATLAS. Se ha dicho durante estos últimos meses prácticamente de todo, desde que es un simple asteroide que iba a destruir nuestro planeta hasta que era una nave alienígena, como apuntó un profesor de la prestigiosa Harvard. Pero todas estas ideas se han quedado en la nada gracias a la última señal que se ha interpretado de este objeto.
Lo que se imaginaba. El objeto interestelar 3I/ATLAS, el tercer visitante de este tipo jamás detectado, ha mantenido a la comunidad científica (y a los fans de la ciencia ficción) en vilo desde su descubrimiento en julio. Las especulaciones más “descabelladas”, como las han calificado los expertos, llegaron a sugerir que podría ser una nave extraterrestre, especialmente cuando desapareció temporalmente tras el Sol.
La señal que explica todo. El pasado 24 de octubre, el radiotelescopio MeerKAT en Sudáfrica, una potente red de 64 antenas, captó la prueba clave. No se trataba de un mensaje cifrado ni de una transmisión tecnológica de otra especie, sino una señal de radio de absorción causada por moléculas de hidroxilo.
Qué significa. Las moléculas de hidroxilo es el resultado directo de la ‘rotura’ de una molécula de agua. Esto es algo que ocurre cuando el hielo del núcleo de un cometa se acerca al Sol y se sublima debido a la gran cantidad de energía que absorbe. Es decir, pasa automáticamente de sólido a gas y esto es lo que hemos detectado desde la Tierra, como ha explicado Michael Küppers, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA).
En resumen, estamos hablando que 3I/ATLAS contiene hielo en su interior, como ocurre en los cometas (y no en las naves extraterrestres). Y estamos completamente seguros de esto, puesto que estas señales de absorción son como el DNI molecular, es único para cada compuesto.
Adiós especulaciones. Como hemos comentado antes, la teoría de la nave alienígena ganó tracción cuando el objeto se ocultó detrás del Sol. Algunos fueron los que especularon que estaba maniobrando o escondiéndose de nuestros radares. Sin embargo, el 4 de noviembre, 3I/ATLAS reapareció exactamente donde los cálculos orbitales predecían que estaría. No hubo maniobras, solo física.
No es, además, la primera vez que se detecta. Javier Peralta, experto en atmósferas planetarias, recuerda que el telescopio espacial Swift de la NASA ya había observado hidroxilo en el espectro ultravioleta. La nueva detección de MeerKAT es crucial porque confirma la misma composición en una banda completamente diferente del espectro electromagnético: la radio.
Qué nos depara el futuro. 3I/ATLAS es el tercer visitante interestelar conocido, después de 1I/’Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Aunque su trayectoria es demasiado larga y ha viajado demasiado tiempo para poder saber de qué estrella proviene.
Pero lo importante es que ya nos preparamos para lo que viene. La misión JUICE de la ESA, actualmente en ruta hacia Júpiter romará nuevas mediciones de radio de 3I/ATLAS en febrero de 2026. Pero la gran apuesta es la misión Comet Interceptor de la ESA, que se lanzará sobre 2029 y quedará en espera de que llegue el siguiente gran cometa que se acerque a nuestro planeta.
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