La nueva carrera armamentística se libra a más de 6.000 km/h. Y Estados Unidos está llegando con retraso

A más de 6.000 km/h no hay margen para pensar dos veces. En ese rango de velocidad opera la nueva generación de misiles hipersónicos, un terreno en el que el equilibrio militar global empieza a moverse. Rusia y China ya han mostrado sistemas capaces de volar por encima de Mach 5. Estados Unidos, acostumbrado a marcar el ritmo tecnológico, avanza con más dudas de las que le gustaría.
El término “hipersónico” no es marketing militar, sino una categoría clara: aparatos que viajan más rápido que cinco veces la velocidad del sonido. La complejidad real llega con la trayectoria. A diferencia de los misiles balísticos, que ascienden y descienden describiendo un arco, estos sistemas pueden mantenerse relativamente bajos y modificar su rumbo en vuelo. Esa capacidad de maniobra, sumada a las cargas térmicas y a la ionización que sufren al atravesar la atmósfera a tanta velocidad, explica por qué su desarrollo es tan desafiante.
Las armas hipersónicas entran en escena
Rusia fue la primera en proclamar capacidades operativas. Su sistema Avangard, un vehículo planeador lanzado desde un misil intercontinental, fue anunciado en servicio en 2019 y Moscú asegura que puede portar una cabeza nuclear. Expertos en Kiev también afirman que Rusia usó el Zircon contra la capital ucraniana en febrero de 2024. China, por su parte, demostró el DF-17 y probó el DF-27, que según informes de 2023 voló unos 2.100 kilómetros en 12 minutos. Además, ha mostrado el YJ-21, integrado en destructores y bombarderos, consolidando un despliegue más visible.
Estados Unidos ha puesto el foco en el Long-Range Hypersonic Weapon. Dark Eagle tiene un alcance superior a unas 1.725 millas, es decir, alrededor de 2.780 kilómetros, y un primer sistema valorado en unos 2.700 millones de dólares, según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO). El plan oficial apunta a desplegarlo a finales de 2025, tras una secuencia de pruebas con fallos en 2023 y 2024 que la GAO recogió en junio de 2025. En agosto de 2024, la CRS informó del primer vuelo “end-to-end” satisfactorio. En paralelo, la Marina lidera un vehículo planeador común y la Fuerza Aérea trabaja en un planeador lanzado desde el aire y en un crucero junto a DARPA.
La amenaza hipersónica pone a prueba el eslabón más frágil de la defensa moderna: el tiempo. El radar tiene menos horizonte útil a baja altura y los cambios de trayectoria rompen patrones de predicción. Además, la propia dinámica del vuelo genera fenómenos que pueden complicar la detección. Las fuerzas que intentan frenar estos sistemas trabajan en capas de sensores, algoritmos de seguimiento más avanzados y enlaces de datos más ágiles, pero es un reto que aún no está resuelto.

Lo que distingue a las armas hipersónicas no es solo su rendimiento, sino el efecto que tienen sobre la lógica de la disuasión. La imposibilidad de saber qué tipo de carga transportan hasta el impacto crea un terreno fértil para malentendidos. Estados Unidos asegura que su desarrollo se centra en munición convencional, pero rivales como Rusia y China han mostrado sistemas ligados directamente a su arsenal nuclear, lo que alimenta la desconfianza.

Ante este escenario, los aliados están rearmando su arquitectura de vigilancia y defensa. En 2022, Estados Unidos, Reino Unido y Australia ampliaron su cooperación en el marco de AUKUS para incluir “hipersónicos y contra-hipersónicos”, con énfasis en sensores distribuidos, inteligencia compartida y nuevos interceptores. El objetivo no es solo contar con misiles equivalentes, sino construir un sistema capaz de detectar amenazas en fases tempranas y coordinar la respuesta entre distintos nodos militares. La atención está puesta en los próximos hitos de despliegue y en validar que esta cooperación se traduzca en capacidades reales.
A día de hoy, la ventaja inicial no está del lado estadounidense, y esa constatación ya ha tenido efecto en su planificación militar. Rusia y China han movido primero y han obligado a Washington a acelerar decisiones y priorizar recursos en pleno año de validación tecnológica. Falta comprobar si el despliegue previsto para este año consolida un equilibrio o confirma la brecha.
Imágenes | Ejército Popular de la Liberación | Fuerzas Aeroespaciales Rusas





