Turbulencias en el Cielo Metropolitano: ¿El Aeropuerto de Toluca Revive de las Cenizas del AIFA?

Esta crisis aérea bilateral, lejos de ser solo un castigo al AIFA, podría ser el catalizador para que Toluca emerja como el «aeropuerto olvidado» que México necesita: una alternativa eficiente que equilibre el SAM sin pisotear acuerdos internacionales.
Staff
Toluca, México, 29 de octubre de 2025 – En medio del vendaval diplomático que azota al sector aéreo mexicano, con Estados Unidos revocando 13 rutas clave y congelando operaciones en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), surge una pregunta que late en los pasillos de la aviación: ¿podría el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT), ese gigante dormido desde la era AMLO, encontrar en esta crisis una ventana para despegar? La decisión del Departamento de Transporte de EE.UU. (DOT) –que castiga las políticas de «desvío forzado» hacia el AIFA– no menciona directamente a Toluca, pero expertos y directivos del sector coinciden: esta represalia bilateral podría beneficiar indirectamente al AIT, al exponer las vulnerabilidades del Sistema Aeroportuario Metropolitano (SAM) y abrir espacio para que aerolíneas busquen alternativas menos conflictivas. Sin embargo, no todo es azul en el horizonte; el legado de restricciones impuestas por el gobierno anterior sigue pesando, y cualquier resurgir dependerá de una respuesta rápida de la administración Sheinbaum. Para contextualizar, recordemos el golpe que sufrió Toluca bajo Andrés Manuel López Obrador. Inaugurado en 1984 como un hub para vuelos privados y de carga, el AIT vivió su apogeo en la década de 2000, cuando aerolíneas como Interjet y Volaris lo convirtieron en un complemento al saturado AICM, operando rutas nacionales e internacionales con hasta 5 millones de pasajeros anuales en 2015. Pero en 2020-2022, como parte de la estrategia para impulsar el AIFA el «nuevo orgullo» de la 4T, el gobierno federal incentivó el éxodo masivo de aerolíneas hacia Santa Lucía. Se eliminaron subsidios, se reasignaron slots (franjas horarias) y se presionó con regulaciones para que Volaris e Interjet abandonaran Toluca, dejando solo vuelos domésticos esporádicos y un boom de jets privados (hasta 7,000 al mes en 2025, según la Administradora Mexiquense del AIT). En julio de 2024, rumores de un «cierre total a vuelos comerciales internacionales» circularon como un trueno, confirmando que el AIT fue «literalmente cerrado» para internacionales en favor del AIFA, reduciendo su operación a un 10-15% de capacidad y convirtiéndolo en un «elefante blanco» con pistas vacías y deudas acumuladas. Hoy, en 2025, la situación del AIT es un mosaico de recuperación tentativa. A finales de 2024, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) autorizó un «rebote»: nuevas rutas nacionales a Monterrey, Cancún y Guadalajara, operadas por Volaris y VivaAerobus, sumando más de 100 vuelos semanales y un millón de asientos mensuales en el SAM. Internacionalmente, hay luz al final del túnel: en diciembre de 2024, se aprobaron destinos como Houston, Las Vegas, San Antonio y Florida, con planes graduales para 2025, impulsados por la demanda Premundial 2026 (donde Toluca será sede de entrenamientos y pernoctes de selecciones). José Carlos Vera Vidal, director del AIT, lo celebró como «democratización de la aviación», pero admitió retrasos por la escasez global de aviones y la comercialización pendiente al menos un semestre para que despegue el primer vuelo a EE.UU. Actualmente, el aeropuerto maneja 2,500 pasajeros los fines de semana, pero sin tráfico internacional comercial sostenido, depende de charters y privados para no colapsar. Ahora, ¿cómo encaja la cancelación de rutas del DOT en este panorama? La orden de Sean Duffy, emitida el 28 de octubre, revoca vuelos de Aeroméxico, Volaris y VivaAerobus desde el AIFA (a Houston, McAllen, Austin, Nueva York, etc.) y congela expansiones en el AICM, argumentando que México violó el acuerdo de 2015 al forzar reubicaciones de carga y reducir slots en el AICM de 61 a 44 por hora. Esto deja al AIFA que ya lucha por captar solo el 10% del tráfico internacional– en jaque: sin belly cargo (carga en bodegas de pasajeros), pierde competitividad logística, y las aerolíneas mexicanas ven truncados planes de expansión en temporada alta. Para Toluca, esto es un beneficio potencial disfrazado de caos. Analistas como Rogelio Rodríguez, experto en derecho aeronáutico de la UNAM, lo ven como «una oportunidad dorada»: con el AIFA castigado y el AICM congelado, aerolíneas de bajo costo podrían migrar rutas a Toluca, que ofrece pistas amplias (hasta 4,000 metros), tiempos de espera mínimos y costos operativos 20-30% menores. «Es el ‘plan B’ natural del SAM», dice Rodríguez, recordando que Volaris ya opera 100 vuelos semanales allí y podría redirigir sus rutas canceladas a Newark o Puerto Rico vía AIT, evitando represalias directas. El impacto económico no es menor. La revocación podría costar a las aerolíneas mexicanas hasta 500 millones de pesos en ingresos perdidos por temporada, según estimaciones de la Cámara Nacional del Transporte Aéreo (Canatac), y agravar la conectividad para el 40% del comercio bilateral México-EE.UU. que viaja por aire. Para Toluca, un resurgir significa inyección de vida: el AIT podría captar 1-2 millones de pasajeros adicionales en 2026, generando 5,000 empleos indirectos y revitalizando el Valle de Toluca, con hoteles, tren a la Cdmx y rutas turísticas ya en marcha para el Mundial. Misael Álvarez Dávila, director comercial del AIT, confirmó en julio de 2025 que están «enfocados en mejoras para la aviación internacional», con mesas de trabajo para conectar con EE.UU. y Canadá. Sin embargo, el beneficio no es automático: la SICT debe negociar con el DOT para «excluir» a Toluca de las sanciones, y aerolíneas como VivaAerobus que planeaba 9 rutas desde AIFA dudaron en mudarse sin garantías de slots estables. En las calles de Toluca, el sentir es mixto. Taxistas como Javier López, que espera en la terminal con el motor apagado, sueñan con «vuelos a Las Vegas llenando las pistas otra vez». Pero hay escepticismo: «AMLO nos quitó todo por el AIFA, ¿y ahora Sheinbaum lo arreglará con Trump? Ojalá no sea otro cierre disfrazado». La SICT, por su parte, emitió un comunicado tibio el 29 de octubre, prometiendo «diálogo bilateral» y «optimización del SAM», pero sin aludir a Toluca
Esta crisis aérea bilateral, lejos de ser solo un castigo al AIFA, podría ser el catalizador para que Toluca emerja como el «aeropuerto olvidado» que México necesita: una alternativa eficiente que equilibre el SAM sin pisotear acuerdos internacionales. Beneficia al AIT al forzar diversificación potencialmente sumando rutas a EE.UU. y aliviando la presión sobre AICM, pero solo si el gobierno federal actúa con celeridad, liberando restricciones heredadas y atrayendo inversión. De lo contrario, el legado de «cierre forzado» de AMLO se convertirá en un lastre permanente, dejando a Toluca en tierra mientras el AIFA cojea. En un año clave para el Mundial 2026, donde se esperan 5 millones de visitantes aéreos, México no puede permitirse más errores de navegación. El próximo aterrizaje diplomático lo dirá todo.












