Si 'Regreso al futuro' se convierte en balón de oxígeno para la taquilla, será un buen indicador de lo que falla en nuestros cines
La taquilla española está en crisis. Sin embargo, abarrotamos los cines para ver reeestrenos de clásicos. Es una de las muchas contradicciones que pueblan la actualidad de las salas, una industria en la cuerda floja durante esta temporada. El reestreno de ‘Regreso al futuro’, si triunfa en taquilla (que lo hará) servirá para corroborar una serie de posibles soluciones a esta situación aparentemente sin salida. Y sin necesidad de Delorean.
Vuelve ‘Regreso al Futuro’. La película dirigida y coescrita por Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg en 1985 vuelve a las salas de todo el mundo con motivo de su 40 aniversario. Los periplos de Marty McFly por los (aparentemente) felices años cincuenta para conseguir que sus padres se enamoren y así él pueda ser concebido conservan el mismo encanto del día de su estreno. Por eso, a partir del 31 de octubre, Universal reestrena el clásico en salas de toda España, lo que permitirá a más de una generación de espectadores descubrirla en pantalla grande.
Por qué nos sigue gustando. Ante todo, sigue siendo una aventura perfecta: su mezcla alquímica de comedia y ciencia ficción es absolutamente canónica y tiene un guión cuidado hasta el más mínimo detalle, lleno de matices que, incluso después de haber sido revisada decenas de veces, continúan brindando sorpresas al espectador. Y sobre todo, no es una película a la que la industria del cine ha desgastado: después de la trilogía original, que funciona de forma compacta como una sola narración, no ha habido secuelas (más o menos) ni remakes (ni los habrá mientras sus responsables originales puedan impedirlo). A diferencia de la mayoría de éxitos de los ochenta, ‘Regreso al futuro’ continúa intocable en una burbuja que, significativamente, impide que envejezca.
La situación. Este reestreno llega en una situación de crisis en la taquilla española. La dominación del streaming nos ha llevado a un panorama peculiar y paradójico: vemos más cine que nunca, vamos menos al cine que nunca. Según el Anuario estadístico de la SGAE, el 60,7% de la población española ve al menos una película a la semana, mientras que un significativo 15% la ve a diario. Sin embargo, y aquí viene la cara oscura del tema, en 2024 la asistencia cayó un 5% respecto a 2023, con 71 millones de espectadores y 477 millones de euros de ingresos, un 2,2% menos que el año anterior, estancándose en cifras prepandemia.
Las plataformas han transformado los hábitos tradicionales, ofreciendo la posibilidad de ver películas y series en múltiples dispositivos (televisor, ordenador, móvil), en cualquier momento y lugar, aparte de resultar mucho más económico.
Necesitamos eventos. Se trata de señales que apuntan a una «crisis de espacios»: la gente no quiere dejar de ver películas, sino convertir la visita al cine en algo especial. Es por eso eso que funcionan tan bien los reestrenos de clásicos y el regreso a la gran pantalla de todo tipo de éxitos del pasado. Por ejemplo, este pasado verano tuvimos el reestreno por su 50 aniversario de ‘Tiburón‘, una película que funcionó estupendamente en la taquilla estadounidense y también en la española.
La bella nostalgia. Obviamente, por mucho que haya conseguido escapar de modas y tendencias del mainstream de Hollywood y no ceder a secuelas ni remakes, el reestreno de ‘Regreso al Futuro’ es fruto de otra de las tendencias que marcan la agenda del cine internacional: la nostalgia. Es gracias a ella que estos reestrenos en cine están funcionando igual de bien o incluso mejor que los estrenos convencionales: en 2022 tuvimos el 50 aniversario de ‘El Padrino’, en 2018 una versión restaurada de ‘2001: Una odisea en el espacio’, las entregas clásicas de ‘Star Wars’ vuelven una y otra vez a las salas, del mismo modo que lo hacen ‘Harry Potter’ o ‘El Señor de los Anillos’…
Una buena prueba de que las salas necesitan encontrar nuevas fórmulas. Y quizás el recurrir a clásicos y reestrenos sea una que también necesita ser revisada antes de que, como el resto de la taquilla, acabe chamuscada.
