Estado de México

Crece la presión en Ixtlahuaca por el secuestro de dos niños; familias acusan lentitud y omisiones en la investigación.

“Las primeras horas fueron clave y no hicieron nada. Tuvimos que empezar nosotros a buscarlos porque la policía llegó casi un día después. Si fueran sus hijos, ya los habrían encontrado”, denunció entre lágrimas María N, madre de uno de los menores.

Redacción

Ixtlahuaca, Méx., 8 de octubre de 2025.– A cuatro días del secuestro de dos menores de edad en el municipio de Ixtlahuaca, la angustia y la indignación de los habitantes se han transformado en protestas y bloqueos intermitentes frente a la presidencia municipal, donde familiares y vecinos exigen a las autoridades resultados reales y transparencia en las investigaciones.

Los niños, de 8 y 10 años, desaparecieron la tarde del viernes pasado cuando regresaban de la escuela hacia su domicilio en la comunidad de San Pedro de los Baños. Desde entonces, sus familiares emprendieron la búsqueda por cuenta propia, apoyados por colectivos de rastreo y voluntarios, ante lo que describen como una respuesta tardía e insuficiente de las corporaciones policiacas locales.

“Las primeras horas fueron clave y no hicieron nada. Tuvimos que empezar nosotros a buscarlos porque la policía llegó casi un día después. Si fueran sus hijos, ya los habrían encontrado”, denunció entre lágrimas María N, madre de uno de los menores.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) confirmó que mantiene una carpeta de investigación por privación ilegal de la libertad y que se han desplegado agentes ministeriales en coordinación con la Policía Estatal y Guardia Nacional. Sin embargo, hasta el momento no hay detenidos ni pistas públicas sobre el paradero de los menores.

Vecinos de las comunidades afectadas reportan haber visto vehículos sospechosos circulando en los alrededores desde días antes del secuestro, sin que se haya reforzado la vigilancia. “Aquí no hay patrullas, no hay cámaras, y la inseguridad cada día está peor. Esto no fue al azar, ya nos habían robado y amenazado antes”, narró un habitante de Santa Ana Ixtlahuaca.

El caso ha generado una ola de críticas hacia el ayuntamiento, encabezado por el presidente municipal, a quien los manifestantes acusan de indiferencia y silencio. Aunque la administración local aseguró que colabora con la Fiscalía, no ha informado sobre los avances ni sobre los operativos desplegados.

Durante una manifestación nocturna frente al Palacio Municipal, vecinos colocaron veladoras y carteles con los rostros de los niños, exigiendo su regreso con vida. “No queremos discursos, queremos resultados. Cada día que pasa es una vida en riesgo”, gritaban decenas de madres durante el plantón.

Colectivos de derechos humanos han denunciado que la coordinación entre la policía municipal, estatal y la FGJEM sigue siendo deficiente, y que los protocolos de búsqueda se activaron más de 12 horas después de la desaparición, lo que redujo las posibilidades de localización inmediata.

Fuentes cercanas a la investigación indicaron que una de las líneas de indagatoria apunta a un grupo delictivo local dedicado a la extorsión y al cobro de piso, aunque la Fiscalía mantiene hermetismo sobre el tema.

La situación ha generado temor entre las familias de la región norte del Estado de México, donde en los últimos meses se han registrado varios casos de desaparición y tentativa de secuestro de menores, especialmente en municipios como Jocotitlán, Atlacomulco y El Oro.

Mientras tanto, los familiares continúan las búsquedas por cuenta propia, recorriendo caminos, parajes y terrenos baldíos. “No nos vamos a rendir. Si el gobierno no puede, nosotros los vamos a encontrar”, aseguró el padre de uno de los menores durante una jornada de rastreo ciudadano.

El caso mantiene bajo presión a las autoridades estatales, que enfrentan el reclamo social por la falta de resultados y la percepción de impunidad. La exigencia es clara y unánime: que los niños regresen a casa y que este crimen no quede impune

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