OpenAI ha apostado un billón de dólares a convertirse en el Windows de la IA. O le sale bien o va a ser la madre de todas las burbujas
En las últimas semanas, OpenAI ha firmado contratos que suman más de un billón de dólares (no es un false friend) con NVIDIA, Oracle y AMD. Pero de momento sigue quemando efectivo y no espera ser rentable, al menos, hasta 2030.
Por qué es importante. Esta no es una estrategia de crecimiento. Es una apuesta existencial. Puerta grande o cementerio. OpenAI solo puede justificar estos compromisos si se convierte en la plataforma inevitable sobre la que todo el ecosistema de IA construye. Como fue Windows para el PC.
La panorámica general. Ben Thompson, analista de Stratechery, lo ha definido a la perfección: OpenAI está ejecutando la jugada de Microsoft en los años 80 y 90. No quiere ser una empresa de software más. Quiere ser el sistema operativo de la IA.
Esta semana ha presentado apps nativas dentro de ChatGPT: Canva, Zillow, Spotify, Uber o Booking entre otros se integran directamente en el chatbot. No son enlaces externos sino experiencias que viven dentro de ChatGPT, igual que Excel y Word vivían dentro de Windows.
La diferencia con ser una app cualquiera lo cambia todo:
- Si eres la plataforma, capturas a los usuarios primero y los desarrolladores vienen después.
- Primero agregas usuarios en masa, después consigues desarrolladores gratis para tu plataforma.
- ChatGPT tiene cientos de millones de usuarios. Las empresas que se integran esta semana lo hacen porque OpenAI controla el acceso a esa audiencia.
Exactamente como Microsoft controló el acceso a los usuarios de PC en los 90.
Las cifras. Los compromisos son mareantes.
- NVIDIA invertirá hasta 100.000 millones en OpenAI, que se compromete a llenar centros de datos con millones de sus chips.
- OpenAI ha firmado 300.000 millones con Oracle, que a su vez gasta miles de millones en procesadores de NVIDIA.
- El lunes cerró otro acuerdo con AMD por decenas de miles de millones a cambio de warrants para comprar hasta el 10% de la compañía.
- CoreWeave tiene contratos con OpenAI por 22.400 millones.
El total supera el billón de dólares según Financial Times. Incluso distribuido en una o dos décadas, es una apuesta que solo se sostiene con dominio absoluto del mercado.
Entre líneas. El acuerdo con AMD replica una jugada histórica. En los años 80, IBM obligó a Intel a licenciar su procesador a un segundo fabricante para evitar dependencia de proveedor único. AMD fue ese segundo.
OpenAI está usando su posición dominante en usuarios para forzar alternativas a NVIDIA y garantizarse poder de negociación. Si OpenAI controla la capa de software que importa, el poder de fijación de precios de NVIDIA se reduce. Como Intel descubrió que Microsoft, y no ellos, controlaba realmente el valor en la era Wintel.
La clave está en quién captura el valor:
- Durante la era PC, Intel tuvo beneficios enormes vendiendo procesadores.
- Pero más valor acumuló en Microsoft, que controlaba el sistema operativo.
- OpenAI está posicionándose para ser ese Microsoft, no ese Intel.
- Por eso el acuerdo con AMD llega solo semanas después de que NVIDIA invirtiese en OpenAI.
El mensaje es claro: OpenAI controla el acceso a los usuarios y eso le da el poder definitivo en la cadena de valor.
La amenaza. Todo colapsa si OpenAI no logra ese dominio. Oracle reportó ayer márgenes del 14% en su negocio cloud: gana 14 céntimos por cada dólar. La acción se hundió. Paulo Carvao, investigador de Harvard, ve el patrón de la burbuja puntocom: «Los acuerdos circulares inflaban crecimiento artificial. Las empresas de IA tienen productos reales, pero gastan mucho más de lo que pueden monetizar», ha dicho en Bloomberg.
Sí, pero. Altman tiene usuarios reales usando el producto cada día. Eso es lo que los CEOs puntocom no tenían. Microsoft tardó una década en igualar al Mac, pero la base instalada de DOS hacía irrelevante la superioridad técnica de Apple. ChatGPT ya tiene esa ventaja. Y OpenAI está en crecimiento explosivo, no en declive.
Momento decisivo. Estamos en territorio burbuja. La pregunta es qué infraestructura duradera quedará cuando algunas empresas quiebren. Los chips no duran. Los centros de datos tampoco justifican el dolor. El premio real y duradero sería algo como una gran expansión en generación eléctrica para medio siglo.
OpenAI se ha convertido en el eje de toda la construcción de infraestructura de IA. Cada anuncio dispara las acciones de sus socios. Es el nuevo Rey Midas de la bolsa.
En juego. U OpenAI se convierte en Windows, o colapsa. No hay término medio. Altman lo dijo esta semana: «Algún día tenemos que ser rentables. Pero ahora estamos en fase de inversión». Esa fase supera el billón de dólares. Solo tiene sentido si ChatGPT se vuelve tan inevitable como Windows en los 90. Es la apuesta más grande de la historia de la tecnología.
Imagen destacada | Dima Solomin, Microsoft