Claudia Sheinbaum llena el Zócalo: entre la ovación popular y las acusaciones de acarreo.

Con un Zócalo colmado, Sheinbaum reafirmó su compromiso de encabezar un gobierno austero y honesto, advirtiendo que “quien robe o traicione al pueblo enfrentará la justicia”.
Por STAFF
Ciudad de México, 5 de octubre de 2025
El Zócalo capitalino volvió a vibrar este domingo con miles de simpatizantes reunidos para escuchar el Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en un evento que combinó euforia política, discursos de legitimidad y críticas por presunto acarreo, una práctica históricamente asociada al viejo régimen priista.
Una marea de simpatizantes y un mensaje de poder desde temprano, contingentes provenientes de distintos estados comenzaron a llegar al corazón de la capital. De acuerdo con estimaciones de medios nacionales, más de 400 mil personas se congregaron frente al templete presidencial.
Con un Zócalo colmado, Sheinbaum reafirmó su compromiso de encabezar un gobierno austero y honesto, advirtiendo que “quien robe o traicione al pueblo enfrentará la justicia”.
El evento sirvió para marcar el cierre de una gira nacional de rendición de cuentas. La mandataria subrayó avances en materia de seguridad y una reducción del 32 % en homicidios dolosos, según cifras oficiales, así como programas sociales y obras de infraestructura. También defendió la reforma al amparo, argumentando que busca evitar que “los poderosos se esconden detrás de los tribunales”.
El ambiente fue festivo y emotivo. Cánticos de “¡Presidenta, presidenta!” y pancartas con lemas de apoyo inundaron la plancha capitalina, mientras la imagen de Sheinbaum se proyectaba como símbolo de continuidad de la llamada Cuarta Transformación.
Críticas y paralelismos con el PRI, sin embargo, el despliegue masivo no estuvo exento de polémica. Dirigentes de oposición, especialmente del PAN, calificaron el acto como un “acarreo masivo y descarado”, al señalar la llegada de cientos de autobuses procedentes de otros estados, presuntamente coordinados por gobiernos locales y estructuras de Morena.
Aunque el equipo presidencial rechazó la acusación, argumentando que el transporte fue organizado por simpatizantes de manera voluntaria, el debate se reavivó en redes sociales, donde usuarios compararon la movilización con los mítines multitudinarios del PRI durante su época hegemónica.
Expertos consultados señalaron que la frontera entre movilización política y acarreo sigue siendo difusa. “En el México contemporáneo, el acarreo no siempre implica coerción o pago directo; muchas veces se trata de redes de apoyo político y de lealtad construidas desde el poder”, explicó el politólogo Héctor Díaz Polanco.
Entre la historia y la legitimidad el acarreo fue durante décadas una herramienta del PRI para mostrar fuerza y control territorial: trabajadores del Estado, campesinos, sindicatos y beneficiarios de programas eran transportados para llenar plazas públicas y ovacionar a los mandatarios.
Aunque Sheinbaum insiste en que su gobierno rompe con ese pasado, la escenografía del Zócalo lleno y la logística masiva evocaron inevitablemente ese modelo de demostración política. La diferencia, según analistas, radica en la narrativa: mientras el viejo régimen buscaba imponer autoridad, Sheinbaum busca proyectar cercanía y respaldo social.
Un acto político de reafirmación,más allá de la controversia, el informe en el Zócalo consolidó la imagen de una presidenta con amplio respaldo popular.
Encuestas recientes la ubican con más del 70 % de aprobación, convirtiéndola en la mandataria mejor valorada en dos décadas, según El País.
El evento, más que un simple informe, fue una demostración de fuerza política, una reafirmación del liderazgo de Sheinbaum frente a su base y un mensaje directo a la oposición: el movimiento que heredó de López Obrador mantiene capacidad de movilización.
Mientras el eco de los discursos se apagaba entre banderas y consignas, una pregunta persistía en el aire del Zócalo: ¿fue una muestra de respaldo ciudadano genuino o la reedición moderna de una vieja práctica política con nuevo rostro?
