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"No conozco a ningún editor español que viva de alquiler": los españoles que trabajan para Marvel y DC nos cuentan cómo lo hicieron

Son, sin duda, son el espécimen de artistas que más ha abundado en la Comic-Con de Málaga: dibujantes españoles que han conseguido hacer carrera en Estados Unidos. Un sueño para muchos creadores que nacen aquí y que desean que sus visiones de Batman, Spider-Man y demás criaturas del tebeo mainstream evolucionen bajo sus pinceles. Pero no todos siguen los mismos caminos, y no todos son igual de sencillos.

Nos hemos reunido con algunos de ellos, cada cual con sus peculiaridades, con sus trayectorias, a menudo variadas y recalando en distintos mercados, y nos han contado cómo han logrado trabajar para las ansiadas editoriales grandes y pequeñas de Estados Unidos y cón qué perspectiva ven ese giro desde aquí. ¿Hay algo que una a todos los artistas españoles? Vamos a averiguarlo.

David López es un caso especial, porque prácticamente toda su carrera se ha desarrollado en Estados Unidos: empezó a publicar en el 98 en España en clave completamente indie. Pero a través de un agente, en el 2000 ya empieza en Marvel. «Entré muy de carambola, mis amigos hacían un estilo más americano, y si bien yo leía americano, mis características personales coincidieron con lo que los editores Marvel estaban buscando en aquel momento». Desde entonces, ha participado en series Marvel y DC como ‘Catwoman’, ‘Batgirl’, ‘X-Men’, ‘Capitana Marvel’, ‘Spider-Woman’…

«Si metes un pie, a partir de ahí tienes las puertas más o menos abiertas. Los americanos son así: piensan que ‘si ya ha trabajado con nosotros, es que vale'», nos dice. De forma similar piensa Álvaro Martínez Bueno (‘The Nice House on the Lake’, ganadora de un Eisner), que nos cuenta que, como David López «entré a través de un agente. Aunque hoy con las redes sociales, ya puedes interactuar con los editores directamente» Asegura que trabajar en el mundo superheroico «era mi anhelo vital, pero luego es una cosa muy poco romántica», pero reconoce que «las primeras páginas publicadas son una locura: mucho estrés y muchos nervios, pero muy bonito a la vez».

La llegada de Emma Ríos (‘Strange’, ‘Bella Muerte’, ‘Anzuelo’) al mercado de EE.UU. fue algo más laberíntica: «fue como siempre en estos casos, casualidad. Casualidad con mucho curro detrás, eso sí. Arrancó cuando el guionista Warren Ellis sacó mi trabajo en su entonces muy conocido blog, y recibí un millón de visitas en mi Flickr. A la semana siguiente tenía una oferta de la independiente Boom!, con los que hice ‘Hexed'». Como se puede ver, todos coinciden en que la suerte y estar en el momento adecuado en el sitio justo pesa… pero hay que tener un trabajo que enseñar y que conquiste a los estadounidenses.

'Lobezna', de David López

‘Lobezna’, de David López

David Rubín es un caso especial: en toda su carrera ha combinado sin problemas trabajo tanto para la industria norteamericana (DC, Dark Horse) como en España, con obras como ‘El fuego’ o ‘El héroe’. Pero su despegue tuvo también mucho que ver con una sucesión de afortunadas casualidades: «Fue como en dos fases, una muy buscada por mi parte. Yo siempre pensé que lo mio en EE.UU. no tendría mucha salida, pero me llamó Paul Pope para publicar. Y una vez que empiezas allí, es como las fichas de dominó, que van cayendo, empiezan a fijarse en ti y a llamarte. Al mismo tiempo Astiberri vendió los derechos de ‘El héroe’ a Dark Horse. A eso se añadió que salió ‘Beowulf’, que hice con Santiago García y funcionó muy bien incluso antes de llegar a los Eisner».

Finalmente, y para no perder la costumbre, un último afortunado: Gabriel H. Walta, que despuntó en Estados Unidos gracias a su miniserie de la Visión (ganadora de dos Eisnet), y que desde entonces ha dibujado series como ‘Astonishing X-Men’ o ‘Hellboy’, siempre sin perder su estilo personal. Nos dice: “me dieron el premio del Injuve, y con ese impulso fui a conocer al Torres, que además de guionista se encargaba de trabajar con editoriales de allí. Le mandó una muestra mía a IDW, y desde ahí fue rodado. Salvo ‘El bosque de los suicidas’, que se publicó a la vez aquí y en EEUU, todo lo he hecho directamente para el mercado estadounidense».

'La Visión', de Gabriel H. Walta

‘La Visión’, de Gabriel H. Walta

Encuentra las diferencias

Vale, entrar no precisa de fórmulas mágicas. Pero una vez allí, ¿qué diferencia exactamente a trabajar para España y para EE.UU? ¿Muchas más exigencias? ¿Son Marvel y DC tan tiquismiquis como se dice? Walta desmiente el mito: «Las editoriales grandes tienen sus grandes organigramas, pero al final tu trato se limita a tres, cuatro personas, y si el trato con el editor es fluido, no hay mucha diferencia con una independiente. Sabes que en el caso de Marvel, por ejemplo, por encima está Disney, que acaba teniendo influencia sobre tu trabajo. Por ejemplo, cuando me encargaron la serie de la Visión, iban a hacer después de una película. En ese sentido, sí influye. Pero en el día a día no hay cambios”. 

También Rubín piensa que hay muchos mitos, al menos en su experiencia: «Ahora los editores han cambiado, no son como antes, que eran más tipo película de José Luis López Vázquez, ahora puedes hablar con ellos. Yo por ejemplo, en los últimos años he tenido que parar un par de veces por problemas de corazón haciendo series como ‘Rumble’, y nunca ha habido problemas con parar y retomar cuando estuviera recuperado. Esto lo comentaba tambien Javi Rodriguez con su ‘Detective Marciano’, que en vez de meter números de relleno, en DC no han tenido problemas en parar cuatro meses para que puedan trabajar sin presión»

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‘Bella Muerte’, de Emma Ríos

Pero claro, siempre depende de la personalidad de cada autor. Por ejemplo, Emma Ríos ha trabajado para Marvel, pero sus preferencias van para otro lado, incluso en el mercado americano: «Me parece divertido trabajar con superhéroes, pero prefiero proyectos en los que tengo control. Siempre hay prisas, límites… las colaboraciones siempre estan bien, y aunque mis relaciones con los guionistas, como Mark Waid o Kelly Sue DeConnick, que son con los que más he trabajado, siepre han sido estupendas, soy bastante intrusiva. Hacerlo yo todo es lo que más me gusta, pero siempre me pasa factura, así que me gusta alternar entre proyectos yo sola y otros compartiendo responsabilidad»

Lo que es indiscutible es que hay que trabajárselo: David López asegura que «en EEUU se valora mucho la capacidad de trabajo en términos de ‘necesito 24 páginas en cuatro semanas’. Como tienen estos ritmos locos, si consigues adaptarte, tienes un espacio de trabajo muy interesante». Álvaro Martínez Bueno, por su parte, dice que «dibujar es dibujar. Hacerlo para EEUU tiene sus particularidades: unos ritmos endiablados, trabajar con personajes e historias que significan mucho para ti, hay una carga emocional y tienes una exposición que es tremenda, pero al final te sientas y dibujas».

'The Nice House in the Lake', de Álvaro Martínez Bueno

Martínez Bueno, sin embargo, también especifica sobre su trabajo en DC que «para mí DC es un ente que no conozco. Sé que hay unas oficinas en Burbank, que nunca he estado, conozco a algún ejecutivo al que le he estrechado la mano, pero al final hago cómics con tres o cuatro personas puntuales, y ese es el ecosistema en el que me gusta trabajar». Y añade: «tú eres consciente de que eres una pieza de una maquinaria, y eso que la mayoría de mi trabajo se ha desarrollado en líneas para adultos, pero los superhéroes están más encorsetados. Yo me autoimpongo límites, y soy consciente de que si quiero libertad, este no es el sitio. Pero yo, creativamente, no necesito más libertad».

Y a partir de ahí, cada autor desarrolla sus propios ritmos, costumbres y preferencias. Por ejemplo, David López nos dice que «dentro del género superheroico siempre he conseguido cultivar una faceta más intimista» y recuerda de una época en la que la comunicación mediante internet no era tan habitual: «en uno de mis primeros trabajos para DC recibí el guión en físico, yo lo abocetaba y mandaba en físico, me lo devolvían rotulado y entonces lo entintaba. Se tardaba mucho más. Pero pronto pasé a algo más digital»

'Cosmic Detective', de David Rubín

‘Cosmic Detective’, de David Rubín

Walta tampoco ha tenido problemas con adaptarse a las restricciones del mainstream americano: «Siempre he emprendido los proyectos como algo personal, aunque fueran superhéroes. Como tengo un estilo muy propio, cuento con que se me llaman a mí cuando quieren ver mi estilo”. O como dice Emma Ríos: «Estar en Marvel fue como estar en la universidad otra vez, intentando entender todo el rato cómo funciona el mercado norteamericano».

España es diferente

Las comparaciones son odiosas, en fin, pero no nos queda más remedio que plantearlas: preguntamos a nuestros contertulios cómo ven la situación de la industria del cómic en España y su proyección internacional. Las respuestas son todas dolorosamente similares. Álvaro Martínez Bueno nos dice que el español «es un mercado muy escaso, muy magro. Quienes sobreviven publicando en España a menudo lo hacen combinando con trabajos en EE.UU». Y añade, aprovechando el marco incomparable: «es un poco contradictorio ver eventos como esta Comic-Con, con miles de personas como motos, muchos de ellos comprando cómics, pero posiblemente la mayoría no compraría a un autor español»

'Extraño', de Emma Ríos

‘Extraño’, de Emma Ríos

David López nos confía que «yo alguna vez le he dicho a editoriales españolas: confío yo tanto en ti que te voy a cobrar la mitad de lo que cobro en EEUU y me sacas tú el tebeo. Y me dicen ‘Es que eso es mucho dinero’. ¿Qué pasa, el esfuerzo lo tengo que hacer yo para que ganes tú?». Walta reconoce que «en España hay muchísimo talento, pero la industria no da para tirar de tantos autores. Hay muchos buenísimos, con obras desde lo comercial a lo experimental, pero es lógico que si no hay sitio, los artistas busquen mercados que no son el suyo natural. Si hubiera sido posible para mí trabajar en España, no habría buscado sitio fuera».

David Rubín es conocido por combinar su trabajo fuera y dentro de España casi por una cuestión de militancia, aunque le afecte al bolsillo. Así nos lo cuenta: «A veces hay que hacer la apuesta de publicar en España y renunciar a algo de visibilidad en ese mercado y por supuesto a bastante dinero, pero si no, no vamos a tener nunca un mercado. Si todos a los que nos va bien nos vamos, cómo se va a generar una industria mínimamente solvente. El problema que yo veo es que los autores cedemos en muchas cosas, pero a menudo las editoriales no ceden tanto en temas, como por ejemplo los porcentajes que recibimos los artistas»

Joker El Mundo Banner

‘Joker: El mundo’, de David Rubín

Nos lo resume con una comparación que deja las cosas muy claras: «No conozco a ningún editor que viva de alquiler: de editoriales pequeñas que publican para cuatro a los grandes best sellers, todos tienen casa propia. Y en cambio, autores de cincuenta años que se planteen pagar una hipoteca, se cuentan con los dedos de una mano». Y para quien quiera comparar el tema de los sueldos: «Si paso dos años trabajando en EEUU, puedo permitirme luego un año sabático de esa industria trabajando en España, pero porque tengo las cuentas saneadas».

Emma Ríos amplía un poco el espectro: el problema, tanto aquí como allí, por muy boyante que esté la economía del mainstream, es que no hay espacio para los recién llegados: «ahora mismo no hay plataformas que promocionen a los nuevos autores, no hay medios para que los recién llegados se den a conocer y enseñen sus ideas. El mainstream americano se apoya siempre en los grandes nombres para sacar adelante las grandes franquicias, y eso es pan para hoy y hambre para mañana.»

'Catwoman', de David López

Emma nos comenta que «ahora está habiendo un repunte brutal de ventas, con fenomenos como el nuevo Batman, pero siempre he tenido la sensacion de que no hay un sustrato para los nuevos. Yo entré de la mano de Mark Waid en Marvel con Doctor Extraño, pero esa vía es una excepción. Y siempre hay un circuito de fanzines e independientes, pero están al margen de las grandes.»

Cerramos el chiringuito buscando una nota más esperanzadora y nos preguntamos si alguna vez han notado que se les percibía de forma particular por ser europeos. Walako lo tiene muy claro: “la escuela española es que no hay escuela española. David Aja no tiene nada que ver con Belén Ortega o con Emma Ríos, yo creo que nos ven como europeos, con experiencia de haber leído cómic americano, pero también con el añadido de que hemos leído Superlópez y Moebius”.

En la misma línea opina Álvaro: «Los autores españoles han recibido influencias del cómic internacional y no tenemos complejos, pero el modelo norteamericano mainstream intenta ser más homogéneo y no salirse tanto de la norma. A los españoles nos sale espontáneamente recibir muchas influencias, y la prueba es que si te fijas incluso en los que hacen superhéroes, no hay dos iguales». O como resume David López: «Aquí desde siempre se ha publicado muchísimo. El aficionado español tiene más tebeos que nadie: muchas ediciones, muy bien elegidas, cómic latinoamericano, japonés, europeo… Por eso, comparados con los americanos tenemos una preparación más polivalente».

España tiene razones para considerarse potencia creativa con todas las de la ley, y estos son solo algunos de los ejemplos. Por desgracia, con su escuchimizada industria propia, la emigración sigue siendo la eterna opción de supervivencia de los artistas.

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