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Pensábamos que los viajeros interestelares eran imposibles de encontrar con la tecnología actual. Ya se han descubierto tres

Hace menos de una década, la idea de detectar un objeto de otro sistema solar pasando por nuestro vecindario era material de ciencia ficción. Los astrónomos tenían claro que existían, pero creían que nuestras posibilidades de detectarlos eran prácticamente nulas debido a las limitaciones de la tecnología actual. En 2017, todo cambió.

Primero apareció 1I/ʻOumuamua. Un objeto que desconcertó a los astrónomos. No solo porque fue el primer objeto interestelar descubierto en nuestro sistema solar, sino porque su naturaleza era y sigue siendo un misterio. Con una forma extraña, tan alargada como un cigarro o plana como un disco, y un tamaño de apenas 100 o 200 metros, pasó fugazmente dejando más preguntas que respuestas. ¿Era un cometa, un asteroide o algo completamente nuevo? El debate continúa mientras se aleja para siempre de nosotros.

Después se descubrió 2I/Borisov. Cuando aún nos preguntábamos si volveríamos a ver algo similar en nuestras vidas, la respuesta llegó sola. En 2019, los astrónomos detectaron un segundo objeto de otro sistema estelar que era inequívocamente un cometa, algo más grande que su predecesor (de unos 400-500 metros) y con una trayectoria muy diferente. Borisov confirmó que ‘Oumuamua no había sido una anomalía. Los visitantes interestelares eran reales y somos capaces de encontrarlos.

Y para confirmarlo, llega 3I/ATLAS. El 1 de julio de 2025, los telescopios de la red ATLAS en Chile detectaron el tercer objeto interestelar conocido. Tras confirmar su trayectoria hiperbólica, fue bautizado oficialmente como 3I/ATLAS. Es un auténtico gigante en comparación con los dos anteriores, y marca un antes y un después en el estudio de estos cuerpos.

Al igual que Borisov, muestra una clara actividad cometaria, con una coma y una cola que se alarga a medida que se acerca al Sol. Por lo tanto, es un cometa. Pero es mucho más grande. Aunque las mediciones se están afinando, las estimaciones iniciales sitúan su diámetro entre los 5 y 20 kilómetros. Un tamaño colosal que lo hace mucho más fácil de estudiar.

Un gigante que pasará por Marte. 3I/ATLAS es increíblemente rápido. Se mueve a una velocidad de escape de unos 58-60 km/s con respecto al Sol. Mucho más rápido que ‘Oumuamua (26 km/s) y Borisov (32 km/s). Su trayectoria también es única. Alcanzará su punto más cercano al Sol (su perihelio) el 29 de octubre, pasando entre las órbitas de Marte y la Tierra.

Aunque en ese momento nuestro planeta estará al otro lado del Sol, lo que impedirá su observación directa, estará a solo 31,4 millones de kilómetros de Marte el 3 de octubre. Esto abre una oportunidad fascinante: que alguna de las sondas que orbitan el planeta rojo, como la Mars Reconnaissance Orbiter, pueda captar imágenes del viajero interestelar.

Tres hallazgos importantes. Cada uno de estos objetos es una cápsula del tiempo procedente de otro sistema solar. Todos los planetas, asteroides y cometas de nuestro sistema comparten un origen común, pero estos visitantes son auténticos forasteros. Contienen pistas sobre la formación y composición de mundos que orbitan otras estrellas. Estudiarlos es como recibir una muestra geológica de un rincón de la galaxia que tardaríamos milenios en visitar.

Hasta ahora, solo podíamos observar su paso fugaz. Pero esto está a punto de cambiar. La ESA ya está preparando la misión Comet Interceptor, cuyo lanzamiento está previsto para 2029. La idea es ingeniosa: la sonda no tendrá un objetivo predefinido, sino que se «aparcará» en un punto de Lagrange (L2) a la espera de que se descubra un cometa prístino de periodo largo o, con algo de suerte, un nuevo visitante interestelar que esté a su alcance.

Sería la primera misión de respuesta rápida para interceptar uno de estos misteriosos objetos. En menos de diez años hemos pasado de no saber si existían a planificar activamente cómo enviar una nave para tocarlos. Con observatorios de nueva generación como el Vera Rubin, que se espera que encuentre decenas de ellos en la próxima década, estamos entrando en una nueva era de la astronomía. El universo, a veces, nos trae sus secretos a domicilio.

Imagen | El cometa interestelar 3I/ATLAS (ESA)

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