Si este verano vas a la playa y casi todo el mundo lleva camisetas de fútbol retro, no te asustes: el "blokecore" está de moda

No es una tendencia completamente nueva en moda, pero ha hecho el recorrido clásico de asimilación por parte de la industria: nace en la calle, visita las pasarelas más lujosas del mundo… y vuelve a las tiendas, ya como etiqueta perfectamente asimilada por la industria de la moda. El blokecore ha puesto en boga las camisetas de equipos de fútbol y combina nostalgia deportiva, zapatillas vintage y reivindicación fife. Es lo que hace que ya sea perfectamente habitual y sin justificación argumental ver a una de las protagonistas de una serie de moda, ‘Hacks’, con una camiseta de fútbol. Y tan normal.
Cosas de tíos. El término «bloke» al que hace ilusión el blokecore, de hecho, es argot inglés, especialmente focalizado en Inglaterra, tierra de los hooligans por excelencia, para comunicarse entre chavales desde los setenta, y es traducible por «tío», «colega» o, por supuesto, «bro». ¿Aplicado a la moda? El blokecore es una estética para chicos (aunque obiamente, tiene su versión femenina, a la que a veces se denomina blokette) sin complicaciones y de extracción obrera: ropa cómoda y accesible, como las camisetas de los equipos de fútbol, que entre otras cosas, inyectan una identidad al grupo a veces sagrada (qué hay más importante que la lealtad al equipo local).
Prendas clave. Estos son los elementos que no deben faltar en la estética blokecore y blokette:
- Zapatillas retro: Adidas Samba, Gazelle…
- Camiseta de fútbol oversize: preferiblemente vintage.
- Pantalones deportivos
- Chaquetas cortavientos
La moda como reacción. El blokecore es una de las muchas modas nacidas en redes sociales (en este caso, en torno a 2021) como declaración de estilo y actitiud, y como reacción a la desconexión que las pasarelas tenían de la moda común. Por eso bebe tanto de prendas utilitarias (chaquetas cuya función es proteger del frío, zapatillas cómodas, camisetas que además de comodidad son declaración de intenciones…) y del streetwear. Luego, las tendencias naturales de la moda hicieron el resto: por ejemplo, el blokecore se extendió por Europa cuando los hinchas de los equipos viajaban por todo el continente para animar a sus equipos.
Tiempos de mestizaje. La presencia en la calle hizo que el blokecore asimilara elementos de otras corrientes de moda urbana y street wear. Por ejemplo, el blokecore se vio muy influenciado por el hip hop y el skate, y en la última década llevar una camiseta futbolera ya no está reñido con unos pantalones de chándal o unas Vans de skater. ¿El siguiente paso? La conexión con la alta costura.
Como a un santo dos pistolas. Pronto, las grandes marcas de moda llegaron a acuerdos de colaboración con marcas deportivas que fabricaban camisetas futboleras. Se han cruzado así marcas como Adidas o Nike con otras propias de las pasarelas, como Gucci, Balenciaga o Prada. Estos últimos nombres eran todo lo que los influencers necesitaban para que empezáramos a verles pasear con camisetas de fútbol oversize. La comodidad dio paso al lujo y al postureo.
@_rodrigocoronado armando OUTFITS con CAMISETAS de FÚTBOL ⚽️👕 #blokecore #outfit #outfitideas #moda #fashiontiktok #style
El ingrediente que faltaba: la nostalgia. Evocar tiempos pasados está a la orden del día, sobre todo para marcas de lujo que valoran, por encima de todo, el sentido de la pertenencia que había en las tribus y en las grandes oleadas de modas previas a la microtendencias actuales, que duran media semana. La nostalgia no solo es un recurso comercial, sino también una respuesta a la globalización de la moda, y la «autenticidad» del blokecore da un crédito callejero que no compra el dinero.
Expertos en la materia como Alejandro Mendo han analizado el profundo impacto de la nostalgia en la moda de las camisetas futboleras, tanto en los diseños como en la propia concepción de las prendas. Otra prueba de que las camisetas son ya algo que va al margen del deporte: las presentaciones de la equipación ya no usan a los deportistas que las vestirán, sino a los hinchas, a personas corrientes. Buena parte de esta culpa la tenemos en lanzamientos y campañas puiblicitarias que los que fueron chavales en los noventa ahora recuerdan con cariño, como las Nike Total 90 que calzaron los dos Ronaldos. La reivindicación de una era legendaria del marketing futbolero hace el resto en la memoria y la nostalgia.
Fetichización del fútbol. Detrás de este fenómeno hay una transformación de las prendas en algo que ha perdido su utilidad primigenia de «para jugar al fútbol». Marcas como Kappa han hecho mucho por ello gracias a una serie de hitos históricos: por ejemplo, en 1979, Kappa se convirtió en el primer patrocinador técnico de la Juventus FC, siendo la primera vez que el logo de una marca aparecía en las camisetas de un equipo italiano. Han presentado avances como tejidos nuevos (la camiseta Kombat) que se han empleado en el deporte, pero a la vez han convertido al fútbol en icono de moda cuando las estrellas del britpop como Oasis empezaron a vestir este tipo de prendas.
Otro hito de Kappa: la colaboración con el Venezia FC: juntos desarrollaron camisetas que honraban la historia y la cultura veneciana, alejándose de diseños genéricos, lo que permitió hacer guiños a los típicos gondoleros o al arquitecto Carlo Scarpa. Se convirtieron en piezas codiciadas por coleccionistas y aficionados al diseño, yendo mucho más allá del sector estrictamente futbolístico. Esta colaboración demostró que una camiseta de fútbol puede ser tanto un símbolo de pertenencia como una declaración de estilo.
No solo tíos. El hecho de que estrellas femeninas del K-pop o celebrities como Amaia Salamanca, Georgina Rodríguez, Kim Kardashian o Chiara Ferragni hayan adoptado este estilo conduce a una resignificación que la aleja de entornos estrictamente masculinos y futboleros, aunque algo de esto último queda. El fútbol implica una vinculación emocional con los colores y los logos, lo que da un extra muy bienvenido para las marcas. Las redes sociales enfocadas a la moda hacen el resto.