
Ixtlahuaca, ¿qué está pasando?
Por: Boghar González y González
– Laboratorio y Huachicol
– Anomia Social
– Importancia del municipio en la región
Ixtlahuaca, hasta hace unos años, llamado el coloso del norte, orgulloso municipio mazahua, con una clara vocación comercial y de servicios, paso obligado para el norte de Edomex y el bajío del país, en los últimos seis meses ha dado dos noticias nacionales directamente expuestas por el Secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch, La primera, un narcolaboratorio en una comunidad colindante con el municipio de San Felipe del Progreso, zona eminentemente mazahua y la segunda el domingo pasado, con el respaldo del gabinete de seguridad nacional en pleno, nos enteramos que en una comunidad con antecedentes de actividad ganadera se cumplieron órdenes de aprensión de un líder y varios involucrados de un grupo delictivo que se dedicaba a la extracción, distribución y venta de combustibles en al menos cuatro entidades federativas. Las autoridades municipales y su policía municipal, no fueron informados y mucho menos involucrados a pesar de ser de Morena.
La reflexión en esta columna va encaminada a analizar la reacción de una parte de la ciudadanía en redes sociales, pláticas de comerciantes y vecinos del municipio, no deja de sorprender la doble moral de una parte de la sociedad, al defender a las personas detenidas con argumentos como los siguientes: “apoyaban a la comunidad”, “pagaban bien”, “solo se dedicaban al huachicol”, “eran buenas personas y vecinos”, etc, desatando largos “dimes y diretes” con los que se mostraban indignados y sorprendidos de que esta actividad delincuencial y que generaba peligro por las grandes pipas y contenedores de almacenamiento se estuviera desarrollando en el municipio. Lo anterior es un claro ejemplo de anomia social concepto introducido por el sociólogo francés Émile Durkheim, que se refiere a un “estado de ausencia o debilitamiento de normas sociales y valores compartidos en una sociedad, afectando la forma en que las personas interactúan y se comportan en sociedad”. La permisividad se termina pagando caro, sucedió en Culiacán, donde convivieron 50 años con la delincuencia y hoy organizan marchas para poder realizar vida cotidiana.
Como comunidad no podemos ser omisos a lo que está sucediendo, tarde que temprano nos va a perjudicar de manera directa, lo que antes veíamos lejano en otras entidades federativas ahora lo sentimos cada vez más cerca, debemos organizarnos y de ser necesario movilizarnos para exigir a las autoridades que cumplan con su primer cometido: la seguridad de la población, en nada ayudan las selfies y transmisiones en vivo de los presidentes municipales para “oootra vez” escuchar las necesidades de las comunidades, basta de seguir entreteniendo al elector, nosotros como ciudadanos no podemos esperar a que mañana no podamos salir a hacer nuestras actividades laborales, sociales o comunitarias por miedo, este sentimiento colectivo es el que permite que autoridades y delincuentes se adueñan de nuestras calles y ponga en riesgo a nuestros niños y jóvenes, así iniciaron en otros estados del país hasta que los vecinos se organizaron en autodefensas.
Afortunadamente el gobierno federal está desarrollando una estrategia de seguridad, basada en la inteligencia, dando golpes certeros, como fue en el caso de San Pablo de los Remedios, municipio de Ixtlahuaca, sin pérdidas de vidas en los operativos, si a ese nivel empiezan a darse los resultados debemos apoyar desde nuestras comunidades, iniciando con no tolerar y/o justificar actividades ilícitas de nuestros vecinos y/o autoridades municipales o estatales, con toda la precaución que implique, hay que denunciar en los teléfonos, correos, redes sociales, etc. que la autoridad federal pone a disposición para que de forma anónima se comparta información y las instancias de seguridad tengan elementos y pueda actuar, no permitamos que el miedo nos paralice, nuestros niños y jóvenes no pueden vivir en un entorno violento, actuemos por ellos y nosotros.
boghar@hotmail.com

