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Una tecnología de hace 20 años llevó a Ucrania hasta los bombarderos rusos. La respuesta de Moscú viene de China: un cañón láser

Con el paso de los días se van conociendo más datos sobre la operación encubierta que llevó a cabo Ucrania en el corazón de las bases aéreas de Moscú. Recordemos: un enjambre de más de 100 drones escondidos en camiones logró destruir una parte importante de la flota rusa de bombarderos estratégicos. Ahora se ha desvelado la tecnología que hizo posible Spiderweb, y cuál es la respuesta de Rusia para contener los drones ucranianos: un arma láser… de China.

Drones baratos y software libre. Como contaba el medio 404, detrás del vuelo del ejército de drones no estaba una tecnología sofisticada y secreta. Al contrario, los dispositivos fueron impulsados por ArduPilot, un software de código abierto creado hace dos décadas por entusiastas de la aviación no tripulada.

El uso de este software, un sistema gratuito originalmente diseñado para tareas civiles como agricultura, rescate o mapeo, permitió a Ucrania coordinar ese enjambre de drones con funciones de navegación autónoma, estabilización aérea, modos de espera y contingencias para pérdida de señal, incluso en un entorno hostil saturado de interferencias y sin GPS.

Nacido del ocio… para la guerra. ArduPilot nació en 2007 del proyecto personal de Chris Anderson, ex editor del medio WIRED, quien con piezas de Lego y Arduino construyó un sistema de navegación para drones que más tarde evolucionaría en una comunidad global de código abierto. Lo que comenzó como un experimento casero y colaborativo, terminó siendo el núcleo operativo de una ofensiva militar de gran impacto.

Como contaba el medio, el asombro de sus creadores ante el uso bélico de su software fue notable: nunca imaginaron que una herramienta pensada para uso civil terminaría ayudando a destruir cazas estratégicos rusos. Aunque el sitio web de ArduPilot promueve su utilización “para el beneficio pacífico de todos”, su carácter abierto lo vuelve imposible de restringir. La ironía reside en que, mientras grandes corporaciones desarrollan armamento cerrado y costoso, Ucrania ha logrado usar herramientas de acceso libre para ejecutar ataques que remodelan el equilibrio de poder.

Internet. Lo ocurrido también deja otra enseñanza. La guerra tecnológica entre Ucrania y Rusia es también una guerra de comunidades, foros y repositorios. El software que permitió el ataque se desarrolló colectivamente a lo largo de años por programadores y aficionados distribuidos en todo el mundo, muchos de los cuales jamás imaginaron que su trabajo sería utilizado en combate.

Ni ArduPilot ni sus creadores pueden impedirlo, y aunque su código de conducta prohíbe explícitamente facilitar la militarización, no existe una licencia restrictiva: el conocimiento ya está en manos de quien quiera usarlo. En el contexto del conflicto actual, esto significa una revolución silenciosa: no son solo los ejércitos los que libran guerras, sino también los desarrolladores de software libre.

Ardupilot

Ardupilot

La respuesta Made in China. Ante la gigantesca industria de drones de bajo coste que está golpeando a sus tropas, Rusia ha revelado un inédito desarrollo: un sistema láser de origen chino para derribar drones, informan varios canales prorrusos de Telegram. Aunque aún no se ha confirmado oficialmente, imágenes y vídeos difundidas muestran un vehículo militar disparando un rayo láser capaz de perforar placas metálicas y prender fuego a drones en pleno vuelo.

La apariencia del sistema coincide con las características del Shen Nung 3000 o el modelo 5000, un arma antidrón presentada previamente por China y que también habría sido entregada a Irán. Analistas del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos apuntan que, aunque con algunas modificaciones, el sistema utilizado por las fuerzas rusas se ha derivado directamente del diseño chino. De hecho, militares rusos han confirmado que ya está en manos de unidades como los spetsnaz de la unidad Nómada, e incluso han celebrado su efectividad como un avance frente a tecnologías anteriores consideradas ineficaces o excesivamente costosas.

Shen Nung Promotional Image

Shen Nung

China, Irán y Rusia. La entrada de esta tecnología amplía el análisis. La creciente cooperación tecnológica entre Pekín, Moscú y Teherán se refleja en la circulación de sistemas como el Shen Nung, desarrollado por la Academia China de Física de la Ingeniería. Aunque su uso operativo aún es limitado y sus capacidades reales no han sido probadas en escenarios de alta intensidad, su mera presencia en el campo de batalla indica un cambio cualitativo: las potencias que buscan desafiar el orden occidental están compartiendo capacidades avanzadas, muchas de ellas antes reservadas a un puñado de países.

Plus: la aparición de este sistema en territorio ruso coincide con informaciones recientes que señalan que Irán también lo estaría utilizando, confirmando que está disponible en el mercado y que ya ha sido exportado.

De Ucrania a Oriente Medio. El uso de armas láser no es exclusivo del eje Moscú-Pekín-Teherán, por supuesto. Israel también ha desplegado recientemente su sistema Iron Beam (conocido como Magen Or en hebreo) para interceptar drones de Hezbollah, un arma que combina velocidad de respuesta, precisión y bajo coste por disparo.

El sistema israelí, desarrollado por Rafael y la Fuerza Aérea, aún está en fase de pruebas finales, pero ya ha sido empleado en combate. Estados Unidos, por su parte, ha desplegado unidades experimentales de armas láser en puestos avanzados y buques, aunque los avances han sido más lentos de lo esperado debido a desafíos técnicos como la sensibilidad de los componentes, los límites térmicos y la eficacia reducida en condiciones ambientales adversas.

Promesa y fragilidad. Sea como fuere, y aunque estas armas representan un avance significativo en la defensa antiaérea, siguen siendo vulnerables: tienen un alcance limitado, su rendimiento depende del clima, y requieren mantenimiento especializado.

Aun así, en un entorno donde los enjambres de drones son cada vez más frecuentes y difíciles de interceptar con sistemas tradicionales, los láseres ofrecen una solución atractiva. Su bajo coste por disparo y su capacidad para operar sin munición física los convierten en una alternativa emergente, sobre todo para países que buscan superar asimetrías tecnológicas.

Entre códigos y ciencia ficción. La irrupción de un sistema láser chino en el frente ruso-ucraniano marca un punto de inflexión en el uso de armas de energía dirigida y en la dinámica geoestratégica global. Lo que hasta hace poco parecía materia de literatura fantástica es ahora un instrumento real de combate y disuasión.

En paralelo, Ucrania ha podido golpear el corazón de la fuerza aérea rusa transformando herramientas gratuitas de uso civil en armas quirúrgicas. Así, lo que parece una historia de ciencia ficción (enjambres de drones lanzados desde camiones, guiados por código libre escrito hace veinte años frente a armas con cañón láser) es ya una realidad militar. 

Y con ello, en Ucrania se ha abierto un nuevo capítulo en la guerra del siglo XXI.

Imagen | Telegram

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