La IA agéntica era la nueva carrera de las Big Tech y Meta iba muy por detrás. Ha comprado a la empresa más capaz para remontar

Meta ha cerrado la compra de Manus, una startup de inteligencia artificial con sede en Singapur, por más de 2.000 millones de dólares. Durante todo este año, Meta ha reforzado su operativa en IA adquiriendo varias empresas centradas en distintas especialidades. En julio compró Play AI, centrada en voz con IA. En agosto adquirió WaveForms, una startup centrada en audio. Y en septiembre se hizo con Rivos, una empresa especializada en el diseño de semiconductores y chips RISC-V.
La de Manus supone ya la cuarta gran compra de este año, y es su esperanza para no diluirse en la carrera por dominar la IA cuando todo este tiempo ha centrado sus esfuerzos en Llama y su enfoque de pesos abiertos.
Por qué es importante. La IA agéntica (agentes capaces de realizar tareas complejas con mínima supervisión humana) se ha convertido desde hace tiempo en el nuevo campo de batalla de las grandes tecnológicas. Si bien empresas como Microsoft u OpenAI contaban con recursos suficientes para desarrollarse en este campo, Meta necesitaba reforzar su posición en este segmento si no quería quedarse atrás.
Manus llegó a alcanzar los 100 millones de dólares en ingresos recurrentes anuales apenas ocho meses después de su lanzamiento, lo que ofrece a Meta un producto que genera dinero desde ya, algo no muy común en este sector.
Qué hace Manus. La startup saltó a la fama en marzo con un vídeo de demostración que se volvió viral, mostrando cómo su agente de IA era capaz de producir informes de investigación detallados, construir páginas web personalizadas, filtrar candidatos para empleos, planificar vacaciones y analizar carteras de inversión. Todo ello utilizando modelos de IA desarrollados por compañías como Anthropic y Alibaba.
En su momento, Manus afirmaba incluso superar a Deep Research de OpenAI. En la actualidad, la compañía cuenta con alrededor de 100 empleados, principalmente en Singapur, ofrece suscripciones de 20 a 200 dólares mensuales y ya cuenta con una base de millones de usuarios.
Éxito inicial. Manus surgió pocos meses después del debut de DeepSeek, el modelo chino que tambaleó los cimientos de la industria por sus capacidades desarrolladas supuestamente con menor potencia de cómputo que sus rivales estadounidenses. Tal y como cuenta WSJ, la startup consiguió en abril una ronda de financiación de 75 millones de dólares liderada por Benchmark, que valoró la empresa en 500 millones de dólares. Entre sus inversores figuran firmas tales como Tencent, ZhenFund o HSG.
Desatando lazos en China. La compañía matriz detrás de Manus, Butterfly Effect, fue fundada en 2022 en Pekín por dos emprendedores chinos, entre ellos su CEO Xiao Hong, conocido como ‘Red’. Aunque la mayoría de sus investigadores e ingenieros estaban ubicados en China, Manus se lanzó fuera del país porque utilizaba modelos estadounidenses de IA que no están disponibles allí. Al poco tiempo de asegurar su inversión con Benchmark, la empresa trasladó oficialmente su sede a Singapur. Según cuenta WSJ, Manus ha descartado desarrollar una versión para el mercado chino.
Meta declaraba a Nikkei Asia que, tras la adquisición, Manus no tendrá vínculos con inversores chinos y dejará de operar en China. Todos los inversores existentes han sido excluidos en la operación, según cuentan desde Bloomberg.
Qué viene ahora. Meta planea mantener Manus funcionando de forma independiente mientras integra sus agentes en Facebook, Instagram y WhatsApp, plataformas donde Meta AI se encuentra disponible. Según WSJ, el CEO de Manus, Xiao Hong, reportará directamente a Javier Olivan, director de operaciones de Meta. «Unirnos a Meta nos permite construir sobre una base más fuerte y sostenible sin cambiar cómo funciona Manus o cómo se toman las decisiones», declaró Xiao en el anuncio oficial.
Sin garantías de retorno. Mark Zuckerberg sigue con su misión de demostrar que la IA puede ofrecer retornos tangibles. Meta planea gastar 600.000 millones de dólares en infraestructura estadounidense en los próximos tres años, gran parte relacionada con IA. Tal y como asegura Bloomberg, es una cantidad que causa cierto escepticismo en algunos inversores, pues no hay garantías de que ese gasto genere ingresos significativos pronto.
Imagen de portada | TechCrunch







