Esta rana tan vistosa paga un alto precio por ser tan fotogénica: el turismo le está costando la existencia

La rana que ves sobre estas líneas es uno de los anfibios más llamativos que existen, así que: ¿cómo no detenerse a echarle una fotografía si te la encuentras a su paso? Bueno, en la práctica está difícil que te topes con una si vives en Madrid, Londres o Nueva York porque esta rana que parece de otra galaxia es oriunda de un lugar muy concreto de la India: los bosques de hoja perenne de la cordillera de los Ghats Occidentales, a una altura de entre 900 a 1200 metros.
Así que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña: igual que hay quien se va a Mexico a nadar con orcas salvajes, hay personas que se preparan una escapada por su cuenta para inmortalizar a la rana galaxia, que así se llama. Estas excursiones fotográficas sin regular ya están pasando factura: un grupo entero de especímenes ha desaparecido de la selva tropical.
Como puedes deducir de la fotografía de la rana galaxia, adquiere su nombre por esa apariencia cósmica, con un fondo negro y manchitas negras que parecen estrellas. No es una apariencia que pase desapercibida, pero entre que es de un tamaño similar al de la yema de un dedo y que se esconden en pequeños espacios como grietas bajo las rocas, hojas caídas y árboles en descomposición, no es fácil verlas a simple vista.
Ir a fotografiar a una especie amenazada no es lo mejor para la especie. Manipularla sin cuidado, tampoco
Y tampoco es fácil verlas simple y llanamente porque están desapareciendo de la faz de la Tierra: las ranas galaxia tienen estado de conservación catalogado como «amenazadas» que va a peor, según este estudio publicado en Herpetology Notes.En el paper apuntan directamente a uno de los principales culpables: las salidas fotográficas descontroladas, en tanto en cuanto provocan alteraciones y cambios de comportamiento que repercuten en la alimentación y la reproducción de las ranas.
El equipo de investigación del estudio, liderado por Rajkumar K. P, científico de la Sociedad Zoológica de Londres, lleva monitorizando esa zona de la selva desde 2019, lo que les ha permitido seguir la población de las Melanobatrachus indicus (su nombre científico) a lo largo del tiempo. Allá por 2020 descubrieron un grupo de siete ranas galaxia ocultas bajo unos troncos.
Cuando después del COVID-19 regresaron a la zona, se encontraron con que ese grupo había desaparecido. Entonces, saltaron todas las alarmas: ¿qué había pasado con ese grupo de ranas? Pues dos veranos donde diferentes grupos de fotógrafos acudieron en masa, pisoteando la zona y moviendo los troncos buscando: 1. a las ranas. 2. conseguir la composición perfecta para hacer la foto ideal.
Como recoge la investigación: «Los fotógrafos conocían el microhábitat de la especie a través de publicaciones y rastreadores locales y movieron numerosos troncos mientras buscaban las ranas». Los investigadores tienen constancia de grupos de hasta seis fotógrafos que llegaron hasta el lugar ávidos de fotografiar a las ranas. Y no solo eso, a menudo movían a los ejemplares para colocarlos sobre musgo o troncos, de modo que pudieran hacer una foto con un fondo más atractivo.
Para las ranas no solo implica la presencia del hombre o sufrir cambios en su ubicación y la de elementos donde se ocultan y encuentran alimento, sino también soportar manipulaciones de forma repetida y potentes flashes de las cámaras para iluminar la escena durante horas. Tocar un animal salvaje tan sensible sin protocolos de bioseguridad no es una buena idea: estrés, calor, potenciales enfermedades…son algunas de las afecciones que sufrieron, como recoge el paper. Uno de los rastreadores aseguró a los investigadores que dos ranas pequeñas perecieron durante las sesiones, si bien los científicos no pudieron verificarlo.
La investigación concluye con una serie de buenas prácticas, una medida que según los investigadores debería establecerse en forma de estándares éticos para la fotografía de naturaleza y conservación. Este no es un estudio en contra de la fotografía natural, ya que como Rajkumar explica, hecha correctamente puede ser el mejor aliado:
«Es un recurso enorme para ayudar a los conservacionistas a comprender mejor aspectos como la distribución o el comportamiento animal, y además las imágenes resultantes pueden educar a otras personas sobre estas especies increíbles. (…) Sin embargo, la fotografía irresponsable puede convertir ese recurso en un peligro.»
Rajkumar toma como ejemplo este triste episodio como «una advertencia contundente sobre las consecuencias de la fotografía sin regulación» pero que sin una gestión cuidadosa y responsable «corremos el riesgo de que desaparezcan del planeta para siempre» .
Portada | Davidvraju







