POR: EL HUSMEADOR

¡El Limones Exprimía con Tarjeta del Bienestar y Terminales Asiáticas: ¿Morena Blindó al Senador Haces y su Imperio Sindical en la Laguna?
Comarca Lagunera, diciembre de 2025. En las polvorientas tierras de Durango y Coahuila, donde el sol quema como plomo derretido y los ganaderos cuentan sus reses con miedo en la mirada, un fantasma armado recorrió años las carreteras y los campos: Edgar Rodríguez, «El Limones», el extorsionador que caía como ácido sobre los bolsillos de comerciantes, transportistas y agricultores. Detenido hace apenas unos días en un operativo relámpago, el narco-sindicalista dejó un rastro de terror… y de transacciones bancarias que parecen sacadas de una novela de espionaje financiero. ¡Imagínese la escena, lector! Un pequeño comerciante lagunero, temblando en su tiendita, escucha la demanda: «Dame la cuota o te cierro el changarro». «No traigo efectivo, jefe», balbucea la víctima. ¿Problema? ¡Para nada! «El Limones» sacaba su terminal portátil como si fuera un mago del crimen: «Paga con tarjeta de crédito, débito… o hasta con tu Tarjeta del Bienestar». Sí, leía el rumor en las voces aterrorizadas de la Laguna: el delincuente pasaba las tarjetas del programa social del gobierno –esas que llegan con el águila de Morena– por su maquinita conectada a bancos fantasmas en India, Indonesia y otros paraísos asiáticos. El dinero volaba a cuentas ocultas en el extranjero, lavado y listo para sus jefes. ¿Impunidad total? Durante años, así. ¿Operaba solo este cítrico del mal? Las autoridades federales juran que sí… pero en la Laguna nadie lo cree. Y es que «El Limones» no andaba solo: presumía su camisa negra con el logo de la CATEM, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, el sindicato todopoderoso del diputado federal Pedro Haces, el eterno aliado de Morena en el Congreso. Fotos lo muestran en eventos sindicales, y empresarios denuncian que usaba el membrete de la CATEM para cobrar «cuotas» a diestra y siniestra. Pero cuando cayó, ¡zas!, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, salió al quite: «No hay investigación contra ningún sindicato». Deslinde express. ¿Casualidad? ¿O protección desde las alturas? No para ahí el misterio. Sale a la luz otro nombre que hace temblar a los transportistas: Nassel Armando Cobián Duarte, secretario estatal de la CATEM en Durango. Saúl López, delegado de la AMOTAC, lo acusa sin tapujos: llegaba armado a obras y reuniones, con permiso para portar fierros, amenazando «Te doy 20 minutos o te levantamos». Audios filtrados lo captan intimidando como en película de narcos. ¿Y qué dice Harfuch? Silencio sobre Cobián. ¿Por qué nadie toca al líder duranguense de la CATEM? Las víctimas gritan que esto no es un lobo solitario: es una red que opera bajo el paraguas sindical, con tentáculos que llegan hasta el Senado San Lázaro y los pasillos de Morena. Pedro Haces, el gran jefe de la CATEM, ha sido blindado una y otra vez por el partido en el poder. ¿Apoyo incondicional a cambio de lealtad electoral? ¿O algo más oscuro, como controlar plazas con métodos que huelen a crimen organizado? En la Laguna, el alivio por la captura de «El Limones» es a medias: las extorsiones siguen, dicen los empresarios en voz baja. Mientras, en Palacio Nacional, nadie investiga a fondo la CATEM. ¿Cuánto tiempo más durará este pacto de impunidad? El ácido sigue corroyendo… y huele a Morena protegiendo a sus intocables.
¿Usted qué cree, lector? ¿Solo un limón podrido… o todo el árbol está infectado? El terror lagunero no termina con una detención.







