Torrejón de Ardoz tiene un plan para controlar a sus gansos, cotorras, conejos y palomas. Uno de 150.000 euros

Con la gripe aviar y la peste porcina africana acaparando titulares, el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz quiere protegerse ante «posibles riesgos de salubridad». El Consistorio busca una compañía que le ayude a «controlar» las poblaciones de ciertas especies silvestres que viven en al municipio. En concreto ha puesto el foco en cuatro: cotorras, gansos del Nilo, palomas y conejos, aunque la lista puede ampliare. A las firmas interesadas les ofrece un contrato de tres años (prorrogables) con un presupuesto de hasta 150.000 euros.
Su misión: cuantificar, controlar y capturar.
¿Qué ha pasado? Que Torrejón de Ardoz (Comunidad de Madrid) quiere controlar la fauna silvestre que puebla sus campos y parques, sobre todo las cotorras, los gansos del Nilo, conejos y palomas. «Es necesario para mantener la población y evitar posibles riesgos de salubridad, seguridad pública, mantener la sanidad ambiental y el ecosistema», recoge el Consistorio en su anuncio para atraer empresas interesadas en prestar el servicio durante tres años.
El plazo para la presentación de ofertas finalizó en noviembre. Ahora la Plataforma de Contratación informa que está en fase de «evaluación». El presupuesto: un máximo de 150.000 euros, IVA incluido.
¿Pero qué quiere hacer exactamente? «Controlar y gestionar» las poblaciones de ciertas especies y anticiparse a posibles «riesgos de insalubridad» o daños en los ecosistemas. De ahí que el foco se centre en tres tipos de animales que destacan precisamente por su capacidad para expandirse: las «aves exóticas invasoras» (una categoría en la que el Ayuntamiento incluye la cotorra argentina, cotorra Kramer y ganso del Nilo), las palomas y tórtolas y el conejo europeo.
«Se incluye cualquier otro animal silvestre que pudiera ocasionar un riesgo para la salubridad, seguridad y/o ecosistema», precisan desde el Consistorio, que deja fuera del contrato las labores de control de plaga, desinsectación y desratización. El objetivo es que la empresa realice «un diagnóstico» anual sobre la situación de esas especies y lleve a cabo controles sanitarios. De ser necesario asumirá muestreos, análisis y pruebas veterinarias para detectar enfermedades.
¿Únicamente eso? No. La documentación del concurso aclara que, si las circunstancias lo exigen, la empresa tendrá que realizar trabajos para controlas las poblaciones de fauna silvestre, lo que pasa por retirar nidos, controlar huevos, trabajos con carabinas de aire comprimido y jaulas o capturas de ejemplares. En el caso de los conejos el contrato recoge que la empresa podrá controlarlos con ayuda de hurones y capillo, siempre y cuando se ajuste a ciertas condiciones.
Los conejos sanos capturados se trasladarán a cotos. Cuando no sea posible, el contrato contempla la eutanasia (cumpliendo la ley de bienestar animal), igual que ocurre con los gansos. Una de las condiciones que se pone a las empresas es que tengan acuerdos con centros de recuperación y cría en cautividad.
Pero… ¿Tan urgente es? Así lo considera el Ayuntamiento madrileño, que recuerda por ejemplo que las cotorras y los gansos del Nilo son «especies exóticas que pueden llegar a ser invasoras si no se hace un control» de la población. «Por tanto es necesario desarrollar este servicio para reducir su zona de distribución, mermar el número de ejemplares o frenar su propagación», previene.
Sobre los conejos, los técnicos recuerdan que es una especie silvestre «capaz de colonizar ecosistemas urbanos» y que ya está causando «daños» en zonas verdes de la ciudad, especialmente en las arboledas, arbustos, praderas e incluso en los sistemas de riego y terrizas. «Es por eso la necesidad de hacer un control de la población para evitar el aumento y gravedad de los daños. Además, pueden llegar a suponer un riesgo para la seguridad y salubridad pública», añade.
En cuanto a las palomas, el Ayuntamiento reconoce que están «adaptadas» a la vida urbana, pero su proliferación puede causar molestias y problemas de salud.
Imágenes | Wikipedia 1 y 2






