Mucho ruido y pocos resultados en el Congreso mexiquense

La LXII Legislatura simula debate y aprueba sin cambios de fondo el paquete fiscal 2026
Un show legislativo que no modifica la ruta del Ejecutivo.
FIRR
Aunque la discusión del paquete fiscal 2026 prometía ser un espacio de confrontación de ideas y una oportunidad para equilibrar el poder entre el Legislativo y el Ejecutivo, la sesión de comisiones unidas terminó convertida en una puesta en escena sin cambios estructurales. Entre gritos de “observaciones”, posicionamientos de rutina y discursos de autoelogio, las bancadas terminaron aprobando casi íntegro el presupuesto enviado por la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.
La única concesión relevante fue echar atrás el incremento gradual en los años requeridos para la jubilación en el ISSEMyM, una propuesta que ya había generado rechazo social y que, al final, fue eliminada sin que se tocara ni un milímetro el resto de la estructura presupuestal.
Mientras tanto, los partidos se atribuyen “victorias” que, en la práctica, fueron solo ajustes marginales.
Oposición sin fuerza: PAN sin liderazgo y PRI en agonía política, el trabajo de la oposición terminó reducido a una serie de pronunciamientos aislados, sin articulación y sin estrategia real.
El PAN, debilitado en diputados y en liderazgo, quedó exhibido nuevamente. Su presunto jefe político, el diputado Anuar Azar, pasó inadvertido: no marcó postura, no encabezó agenda y tampoco logró articular un bloque que presione por cambios reales. El blanquiazul advirtió que el presupuesto “no será un cheque en blanco”, pero en los hechos cedió sin resistencia como siempre.
El PRI, por su parte, vive una crisis aún más profunda. Sus intervenciones fueron meramente protocolarias, agradeciendo incrementos presupuestales como si de favores se tratara. Lejos quedó el partido que durante décadas encabezó negociaciones de alto calibre. Hoy, está a un paso de volverse irrelevante.
Por otro lado, Morena y sus aliados PT y PVEM operaron como un bloque disciplinado y funcional al Ejecutivo estatal, evitando cualquier análisis crítico del documento enviado por la gobernadora.
Sus discursos se centraron en celebrar los montos para salud, agua, infraestructura y bienestar, sin profundizar en cómo se ejecutarán ni en los riesgos de opacidad. Fue evidente que el grupo parlamentario mayoritario actuó como un muro de contención, defendiendo las prioridades del Ejecutivo antes que los intereses de sus representados.
El mensaje fue claro: no habrá contrapesos reales en el Congreso mexiquense.
Aunque los comunicados oficiales presumen “observaciones de todas las bancadas”, los cambios incorporados fueron, en esencia, reasignaciones menores dentro del mismo marco del presupuesto.
No se cuestionó la distribución general del gasto.
No se revisaron los criterios de ejecución.
No se plantearon mecanismos adicionales de transparencia.
Y, sobre todo, no se generó una discusión seria sobre la eficacia del gasto público o sobre la situación financiera del Estado.
La Legislatura optó por la ruta fácil: mover cifras, no estructuras.
El ISSEMyM: el único punto donde se retrocedió, ante la presión social y sindical, se eliminó la propuesta de aumentar gradualmente la edad de jubilación de 62 a 65 años. El ajuste fue celebrado como un triunfo plural, aunque en realidad representó más un control de daños que una postura técnica o política sólida.
El fondo del problema, el grave déficit del instituto, no fue discutido, ni se plantearon alternativas para resolverlo.
Los diputados se felicitaron unos a otros por su “trabajo colaborativo”, pero la sesión dejó una impresión clara:
La LXII Legislatura mexiquense parece más preocupada por acompañar la narrativa del Ejecutivo que por ejercer su función de contrapeso.
El presupuesto 2026 410 mil 342 millones de pesos sin nueva deuda quedó aprobado con matices mínimos. La estructura de poder sigue intacta y el debate legislativo, lejos de fortalecerse, se diluye entre discursos complacientes.
Lo ocurrido en comisiones deja ver un Congreso que habla mucho, trabaja poco y no cuestiona. Un congreso donde la oposición no logra articular propuestas.
Un Congreso donde la mayoría actúa sin revisar a fondo y un paquete fiscal que avanza sin que nadie ni la oposición ni aliados se atrevan a tocar su fondo.











