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La agresiva contraoferta de Paramount para hacerse con Warner es algo más que una opa hostil: es pura intriga política

El puñetazo sobre la mesa que dio el pasado viernes Netflix anunciando su compra de Warner Bros. dejó temblando a la industria del cine. La acción era tan agresiva que hemos pasado el fin de semana conjeturando si los sistemas de regulación permitirían una compra que acercaba a Netflix a un punto muy cercano al monopolio. Lo que no era tan previsible era que Paramount, otro de los actores implicados en las pujas en las últimas semanas, lanzara una OPA hostil para intentar hacerse con Warner de forma aún más agresiva.

En qué punto estamos. Netflix sorprendió el viernes con el anuncio de la compra de Warner Bros. por un valor de 72.000 millones de dólares. Solo setenta y dos horas después Paramount contraatacaba lanzando una oferta pública de adquisición aún más ambiciosa, valorada en 108.400 millones de dólares. La maniobra consiste en apelar directamente a los accionistas de Warner saltándose al consejo directivo, dando pie a uno de los enfrentamientos corporativos más agresivos que ha presenciado la industria del entretenimiento en años, y que algunos califican de «una guerra de ofertas digna de Succession» .

Qué está en juego. La estrategia de Paramount busca arrebatar a Netflix el control de uno de los estudios más emblemáticos de la historia del cine, propietario de franquicias como los superhéroes DC, Harry Potter, Looney Tunes, todo el histórico televisivo de HBO, incluyendo ‘Juego de tronos’, y un archivo fílmico e histórico de valor incalculable. La oferta de David Ellison, CEO de Paramount, apunta a 30 dólares por acción en efectivo, superando los 27,75 dólares que ofrece Netflix.

Tres meses de ofertas. La oferta hostil del lunes no surge de la nada, sino como culminación de tres meses de intentonas de Paramount. David Ellison inició su persecución de Warner Bros. Discovery en septiembre, cuando presentó una primera propuesta de 19 dólares por acción que fue rápidamente desestimada por el consejo directivo que preside David Zaslav. Lejos de desanimarse, el CEO de Paramount escaló progresivamente sus ofertas: 22 dólares el 30 de septiembre, 23,50 dólares el 19 de octubre, y 26,50 dólares el 1 de diciembre.

En total, Paramount presentó seis propuestas formales en apenas doce semanas, todas ellas rechazadas o ignoradas por Warner. El punto de ruptura llegó cuando Ellison elevó su oferta a 30 dólares por acción el 4 de diciembre, una propuesta que según sus propias declaraciones nunca recibió respuesta. «Le envié un mensaje de texto a Zaslav diciéndole que los 30 dólares no eran nuestra oferta final», reveló Ellison, sugiriendo que estaba dispuesto a pujar aún más alto.

Proceso viciado. Durante una conferencia telefónica con inversores el lunes, ejecutivos de Paramount acusaron públicamente a Warner de «no involucrarse significativamente» con ninguna de sus propuestas, denunciando lo que consideraban un proceso de subasta «viciado» que favorecía a Netflix desde el principio. Ante este bloqueo sistemático, Ellison ha acabado optando por la ruta más confrontativa: apelar directamente a los accionistas, saltándose al consejo que había rechazado repetidamente sus ofertas.

En qué se diferencian. Las dos propuestas sobre la mesa para hacerse con Warner Bros. Discovery difieren en su estructura y alcance. La de Netflix contempla la adquisición de los estudios cinematográficos Warner Bros. y la plataforma de streaming HBO Max, dejando fuera todo el negocio de televisión por cable, que incluye activos como CNN, TNT y TBS. Está previsto que estas cadenas tradicionales se escindan en el tercer trimestre de 2026. Desde entonces el plazo estimado para cerrar la operación oscila entre 12 y 18 meses.

Por el contrario, la propuesta de Paramount adopta un enfoque totalmente diferente: 30 dólares por acción, completamente en efectivo. Ellison, por su parte, quiere comprar Warner Bros. Discovery en su totalidad. Paramount argumenta que esta aproximación integral aporta 18.000 millones de dólares en liquidez inmediata para los accionistas más que la estructura mixta de Netflix (23,25 dólares en efectivo y 4,50 dólares en acciones de la propia Netflix). Paramount promete cerrar la transacción en 12 meses, acortando los tiempos.

Otras OPAs. La batalla actual entre Paramount y Netflix por Warner Bros. Discovery no es un fenómeno aislado. Hay antecedentes en febrero de 2004, cuando Comcast lanzó una oferta pública hostil de 54.000 millones de dólares sobre The Walt Disney Company. Brian Roberts, CEO de Comcast, detectó una oportunidad en medio de la crisis interna que atravesaba Disney bajo el liderazgo de Michael Eisner, cuya gestión había generado un creciente descontento. Comcast quería  hacerse con el control de ESPN. La operación no cuajó porque el consejo de Disney cerró filas para no perder su independencia.

Fue precisamente Disney y Comcast quienes se vieron en una salvaje guerra de ofertas para hacerse con 21st Century Fox en 2018. Lo que comenzó como una propuesta inicial de Disney de 52.400 millones en acciones escaló rápidamente: Comcast contraatacó con 65.000 millones completamente en efectivo. Disney elevó su oferta hasta los 71.300 millones y Comcast acabó abandonando la puja. Ambos precedentes ilustran patrones recurrentes: detectar debilidades en compañías rivales, escalar ofertas y utilizar conexiones políticas para influir en los procesos regulatorios, como vamos a ver a continuación.

El factor político. Lo que distingue esta operación de cualquier precedente en la historia de Hollywood es la dimensión geopolítica y la conexión directa con la Casa Blanca. Los documentos regulatorios presentados el lunes ante la SEC revelan una estructura de financiación que ha generado controversia: la oferta de Paramount cuenta con el respaldo de Affinity Partners, la firma de inversión privada que dirige Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump. Junto a Kushner participan tres fondos soberanos de Oriente Medio: el Public Investment Fund de Arabia Saudí, el fondo soberano de Abu Dabi y la Qatar Investment Authority.

Estos inversores no aparecían mencionados en el comunicado de prensa inicial de Paramount, quedando relegados a las presentaciones regulatorias obligatorias. Según los documentos oficiales, todos estos socios han aceptado renunciar expresamente a cualquier derecho de gobernanza corporativa, incluyendo la posibilidad de nombrar consejeros o influir en decisiones estratégicas. Esta renuncia no es casual: busca esquivar la mirada del Committee on Foreign Investment in the United States (CFIUS), el organismo gubernamental que examina inversiones extranjeras por motivos de seguridad nacional.

Enter Kushner. La presencia de Kushner lo complica todo. Desde que abandonó la Casa Blanca tras el primer mandato de Trump, Affinity Partners ha captado aproximadamente 3.000 millones de dólares, incluyendo una inversión directa de 2.000 millones del fondo saudí. Kushner cultivó una relación especialmente estrecha con el príncipe heredero Mohammed bin Salman durante su etapa como asesor presidencial, cuando ayudó a negociar los Acuerdos de Abraham. Ahora, esa relación se ha transformado en canal de inversiones masivas: el más reciente, la compra de Electronic Arts por 55.000 millones de dólares, la mayor operación de capital privado de la historia.

Otra conexión con Trump. Hay más: la conexión del CEO de Paramount David Ellison con Trump es igualmente estratégica. Larry Ellison, cofundador de Oracle y noveno hombre más rico del planeta, figura entre los donantes más generosos del presidente. Su hijo David declaraba el lunes que se sentía «increíblemente agradecido por la relación que tengo con el presidente», añadiendo que Trump «cree en la competencia». El sábado previo al anuncio de la OPA hostil, David Ellison asistió a la gala de los Kennedy Center Honors en Washington como invitado de Trumop, en una clara muestra de proximidad.

Lo que pinta Trump en todo esto. El domingo Trump declaró a la prensa que el acuerdo Netflix-Warner «podría ser un problema» debido a la cuota de mercado resultante, y añadió: «Estaré involucrado en esa decisión». Se rompe así con décadas de tradición por que los presidentes mantenían distancia de las revisiones antimonopolio para preservar la apariencia de imparcialidad regulatoria. Según afirman los expertos, ningún mandatario reciente había expresado tan abiertamente su intención de intervenir en fusiones corporativas entre empresas privadas. Y aquí lo hace sin reparos: Trump critica el acuerdo con Netflix y mantiene relaciones estrechas con los dueños de Paramount.

Cabecera | Fotos de Romain Malaunay en UnsplashDmitry Kropachev en Unsplash

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