Lo que ocurre cuando la cueva más larga del mundo funciona como una caja fuerte: aparecen tiburones que no deberían estar ahí
Nuestro planeta todavía tiene muchos misterios que estamos comprendiendo aún a día de hoy. El último nos lo hemos encontrado en Mammoth Cave en Estados Unidos, donde se ubica el sistema de cuevas más largo conocido en el planeta y donde se ‘escondían’ dos nuevas especies de tiburones prehistóricos. Estos han estado atrapados en la roca caliza durante 325 millones de años, y que gracias a su gran estado de conservación está permitiendo reescribir lo que sabíamos sobre la evolución de estos depredadores.
Un misterio. La pregunta en este caso es obligatoria: ¿cómo acabaron dos tiburones en un sistema de cuevas y no en un lago subterráneo? Para poder entender cómo estas dos especies han acabado en estas cuevas de Kentucky hay que mirar el reloj geológico.
De esta manera, sabemos que hace unos 325-340 millones de años, durante el periodo Misisípico, América del Norte no tenía su configuración actual. La zona que hoy ocupa Mammoth Cave estaba sumergida bajo un mar tropical somero que formaba parte de la vía marítima que conectaba con el supercontinente Pangea.
Su fosilización. Cuando estos tiburones murieron, sus cuerpos se hundieron en el sedimento blando del mar, pero con el paso de los millones de años este sedimento pasó a convertirse en la piedra caliza que hoy forma las cuevas donde se han encontrado.
Esto se sumó a la erosión posterior que creó los túneles de Mammoth Cave, que ha actuado como una excavadora natural y dejando los fósiles a la vista que de otro modo habrían quedado encerrados en la roca maciza.
Con el paso de millones de años, ese sedimento se convirtió en la piedra caliza que hoy forma las paredes de la cueva. La erosión posterior, que creó los túneles de Mammoth Cave, ha actuado como una excavadora natural, dejando expuestos fósiles que de otro modo estarían encerrados en la roca maciza.
Los protagonistas. Las especies que se han identificado pertenecen al orden de los ctenacantos, un linaje de tiburones primitivos con espinas defensivas en sus aletas dorsales. En concreto tenemos al Troglocladodus trimblei, un tiburón bautizado así en honor al guarda del parque y su origen troglodita y que tiene como clave sus dientes que sugieren que se alimentaba de presas blandas como peces pequeños atrapándolos con rapidez en lugar de triturarlos.
El otro protagonista es Glikmanius careforum, que es el triturador de huesos. Esto se debe a que contaba con una mandíbula poderosa y dientes diseñados para cortar y aplastar. De esta manera, tenía muy fácil triturar huesos y conchas por lo que se alimentaba de otros tiburones pequeños, peces y ortoconos.
La importancia. Este hallazgo sin duda es una ‘anormalidad’ para la ciencia. Esto se debe a que los tiburones cuentan con esqueletos de cartílago y no de hueso. Esto se traduce en que el cartílago (al ser más blando) se decomponga muy rápido, por lo que el 99% de los fósiles de tiburones que encontramos son solo dientes.
Sin embargo, el ambiente tranquilo y protegido de Mammoth Cave ha permitido una preservación tridimensional inusual. No solo se han encontrado dientes, sino también mandíbulas, cartílago craneal y aletas fósiles preservadas en las paredes y techos de los pasajes de la cueva.
Imágenes | David Clode
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