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España se ha mirado en el espejo demográfico de Japón: lo que ha visto le lleva a proponer que los jubilados vuelvan a trabajar

España avanza hacia un escenario demográfico que cada vez recuerda al de Japón: menos nacimientos, más longevidad y una estructura demográfica que concentra cada vez más peso en la parte alta de la pirámide.

Esta transformación está obligando a España a reformular la relación entre jubilación y trabajo con una nueva modalidad llamada jubilación reversible, que tiene como objetivo «recuperar» a quienes ya se han jubilado para reincorporarlos al mercado laboral y aliviar la presión sobre el sistema de pensiones.

Un país que envejece rápido. Según apuntan los datos estadísticos, a comienzos de 2024, España alcanzó los 48,6 millones de habitantes y en 2025 ya superamos los 49,1 millones de habitantes. De ellos, unos 9,93 millones tenían 65 años o más (el 20,4% del total), y cerca de 2,95 millones superaban los 80 años (en torno al 6,1%).

Eso hace que la pirámide demográfica haya alcanzado una velocidad de crucero en el ensanchamiento de su cúspide, mientras la base se estrecha por el descenso en la natalidad. En 2024 nacieron solo 318.005 bebés, lo que representa un mínimo histórico y un 0,8 % menos que el año anterior, según publicaba El País. Con una esperanza de vida que ya supera los 84 años, el país afronta un crecimiento del número de pensionistas y una caída progresiva de la población activa. La peor pesadilla para un gobierno.

Japón: el canario en la mina. Japón lleva años enfrentando una realidad que ahora alcanza a España, por lo que España puede aprovecharse de sus aprendizajes para adaptar sus políticas a la nueva realidad demográfica. La situación actual de Japón es una foto de lo que nos espera en el futuro próximo.

Según datos de The Japan Times, en 2024 el 29,4% de la población de Japón tenía 65 años o más. La prolongación de la vida laboral ya es casi una norma. En 2023 trabajaban 9,1 millones de japoneses mayores de 65 años, encadenando veinte años de incremento consecutivo. Más del 33% de los jubilados de entre 70 y 74 años seguían activos en 2022 y desde 2021 las empresas están obligadas a ofrecer empleo hasta los 70 años. Esa retención de la mano de obra más allá de la edad de jubilación ha permitido a Japón mantener sus cotizaciones, reducir la presión sobre las pensiones y mitigar la escasez de mano de obra experimentada.

Retrasar la jubilación no basta. España (al igual que el resto de Europa) ha ido elevando progresivamente la edad legal de jubilación, un proceso que culminará en 2027 con la edad ordinaria fijada en 67 años. Sin embargo, los datos demográficos publicados por el Banco de España muestran que estas medidas, aunque necesarias, son insuficientes.

La población que se incorpora al mercado laboral es inferior que la que sale, y la caída constante de la natalidad implica que esta tendencia se acentuará en los próximos años, por lo que el balance entre jubilaciones e incorporaciones seguirá siendo insuficiente, y la población inmigrante tampoco consigue compensarlo.

La jubilación reversible: España está tomando nota. El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social presentó en julio de 2025 la propuesta para un Real Decreto que transforma la actual jubilación flexible para hacerla más atractiva para las personas que ya se han jubilado.

La jubilación reversible que propone el Gobierno permite que quienes ya se han jubilado, vuelvan al mercado laboral sin perder su condición de pensionistas ni penalizando su pensión, sino incrementarla mientras vuelvan a estar en activo. Su objetivo es claro: incentivar el trabajo más allá de la edad de jubilación legal para compensar la falta de mano de obra que acusa el mercado laboral y, al mismo tiempo, aliviar el creciente gasto en pensiones.

Trabajar mejora las pensiones. La propuesta del Ministerio elimina restricciones anteriores y permite compatibilizar la pensión con trabajo por cuenta ajena y, añade la novedad de poderlo hacer también por cuenta propia, siempre que el beneficiario no hubiera sido autónomo en los cinco años previos. Para el empleo por cuenta ajena se permite una jornada laboral para jubilados de entre el 40% y el 80% respecto a un trabajador a tiempo completo. La pensión se reduce proporcionalmente a la jornada laboral: si alguien cobra 1.200 euros de pensión y trabaja media jornada (4 horas) pasaría a percibir 600 euros de pensión más el salario de media jornada.

El gran cambio está en los incentivos del 10 % y el 20 % para quienes vuelvan a trabajar pasados seis meses desde que se jubilaron. Siguiendo con el ejemplo anterior, la pensión compatible de 600 euros aumentaría en un 10% (60 euros adicionales), llegando a 660 euros más su salario. Si la jornada fuera del 70%, el incremento sería del 20%. La reforma busca hacer atractiva la reincorporación, eliminando la sensación de penalización que hasta ahora desincentivaba esta modalidad.

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Imagen | Pexels (Andrea Piacquadio)

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