Google pulsó el botón rojo cuando se le vino encima ChatGPT. Ahora es OpenAI quien lo ha pulsado, según WSJ

Sam Altman ha activado la alerta máxima en OpenAI. Tal y como comparten desde Wall Street Journal, el CEO de la compañía anunció este lunes en un memo interno que la empresa entra en «código rojo» para mejorar ChatGPT, la herramienta que ha catapultado a la compañía al estrellato pero que ahora ve cómo sus rivales recortan distancias a velocidad de vértigo.
Qué está pasando. OpenAI está posponiendo varios proyectos importantes para concentrar todos sus recursos en mejorar la experiencia diaria de ChatGPT, según se podía leer en el memo interno al que ha tenido acceso WSJ. Según Altman, el chatbot necesita avances urgentes en personalización, velocidad, fiabilidad y capacidad para responder a un rango más amplio de preguntas. Entre los proyectos aplazados figuran iniciativas para incluir publicidad en la versión gratuita de ChatGPT, agentes de IA para salud y compras (éste último se anunció hace muy poco), y Pulse, un asistente personal en desarrollo.
Por qué ahora. La presión viene principalmente de Google. Su modelo Gemini 3, lanzado el mes pasado, ha superado a OpenAI en las pruebas de referencia del sector y ha disparado las acciones del gigante de Mountain View. Tal y como asegura el medio, los usuarios activos mensuales de Gemini pasaron de 450 millones en julio a 650 millones en octubre, un crecimiento meteórico que enciende todas las alarmas en OpenAI. Aunque ChatGPT mantiene el liderazgo con, aproximadamente, más de 800 millones de usuarios semanales, la velocidad a la que Google está ganando terreno es preocupante.
El problema de fondo. OpenAI se encuentra en una posición delicada. La empresa no es rentable y necesita rondas de financiación constantes para sobrevivir, lo que la pone en desventaja frente a Google y otras tecnológicas que pueden financiar sus inversiones con ingresos propios. Además, está gastando más agresivamente que su principal rival entre startups, Anthropic.
Según sus propias proyecciones financieras, OpenAI necesitará alcanzar ingresos de aproximadamente 200.000 millones de dólares para ser rentable en 2030. Todo ello mientras está comprometida con inversiones de cientos de miles de millones en centros de datos.
Los últimos tropiezos. La compañía ha tenido dificultades últimamente para equilibrar la seguridad de su chatbot con hacerlo más atractivo para los usuarios. El modelo GPT-5 lanzado en agosto decepcionó a algunos usuarios, que se quejaron de su tono más frío y de problemas para responder preguntas sencillas de matemáticas y geografía. OpenAI tuvo que actualizar el modelo el mes pasado para hacerlo más cálido y capaz de seguir mejor las instrucciones de los usuarios.
La respuesta de OpenAI. Según apunta el medio, Altman ha establecido llamadas diarias para los responsables de mejorar ChatGPT y ha animado a realizar transferencias temporales de equipos. WSJ asegura que la compañía utiliza tres códigos de color: amarillo, naranja y rojo, para describir los distintos niveles de urgencia necesarios para abordar problemas.
Según el medio, antes de este «código rojo», OpenAI había declarado un «código naranja» en su esfuerzo por mejorar el chatbot. Nick Turley, responsable de ChatGPT en OpenAI, afirmó en X que ChatGPT representa el 70% de las actividades globales asistidas por IA y el 10% de las actividades de búsqueda.
Un giro de guion inesperado. Esto representa un cambio radical respecto a hace tres años, cuando era Google quien declaraba su propio código rojo como respuesta a la amenaza que suponía ChatGPT. Y es que tras un rompedor Google I/O el pasado mes de mayo, los de Mountain View han sido testigos de un brutal crecimiento hacia todas las direcciones a las que apunta la carrera de la IA actualmente, con mejoras en su chatbot, el despliegue de un sinfín de agentes de IA, mejora de sus aplicaciones y más. Ahora parece que es OpenAI quien debe defender su posición.
Y ahora qué. Altman anunció que la próxima semana OpenAI lanzará un nuevo modelo de razonamiento que, según evaluaciones internas, supera al Gemini 3 de Google. Sin embargo, reconoce que queda mucho trabajo por hacer en la experiencia cotidiana del chatbot.
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