El mayor glaciar de España está en su agonía final, y esto marca un antes y un después en los Pirineos
Aunque pueda ser un poco desconocido, en España tenemos un glaciar: el glaciar Aneto, que se encuentra en los Pirineos. Pero hay una mala noticia con respecto a su continuidad, puesto que aunque sabíamos que estaba condenado a desaparecer, la realidad es que la velocidad a la que lo está haciendo está siendo más rápida de lo que esperábamos. Y los últimos datos que se han conocido son claros: se ha fragmentado de manera definitiva.
Es una realidad. Aunque puede que sea una apreciación de los montañeros veteranos que están ya hartos de verlo, la realidad es muy diferente. La conclusión se ha sacado tras décadas de datos LiDAR, fotogrametría con drones y análisis de imágenes satelitales desde 1981 a 2022 que confirman que el coloso pirenaico ha entrado en una fase de colapso irreversible.
De esta manera, lo que antes era una masa continua de hielo que fluía montaña abajo, hoy es un archipiélago de fracturas de hielo fósil que está condenado a desaparecer.
Datos catastróficos. Gracias a todos los medios tecnológicos que se han usado para poder monitorizar este glaciar es como se ha podido hacer una cronología de todo lo que ha ocurrido. Y es que en un solo año, las masas de hielo de los Pirineos han perdido un espesor medio de más de un metro. En puntos concretos, la pérdida de hielo alcanzaba los cuatro metros, que es equivalente a una planta y media de un edificio. Pero lo importante es que esta gran cantidad de hielo ha desaparecido en meses.
Lo más preocupante es que esto ha ocurrido en un año que no fue especialmente malo en cuanto a niveles ni tampoco tuvo las olas de calor extremas de 2022. Simplemente, es que el sistema ya no aguantaba más.
Una evolución. Si echamos la vista atrás, ya en 2022 el glaciar del Aneto perdió una gran zona inferior. Pero ahora el cuerpo se ha partido en dos por lo que el Aneto son tres masas de hielo desconectadas. Y esto tiene consecuencias hasta en la denominación, puesto que la parte más pequeña, bajo el Collado de Coronas, ahora deja de ser un glaciar para convertirse en un helero.
Si seguimos mirando atrás, hay cifras que justifican este deshielo, puesto que desde la final de la pequeña Edad de Hielo a mediados del siglo XIX y hasta 2017 la temperatura de la zona aumentó 1,14ºC. Sin embargo, el punto de inflexión se detecta claramente en la década de los 80, con una aceleración dramática del retroceso a partir del año 2000.
La tecnología detrás. Lo que diferencia este monitoreo de las observaciones que se hacían en el siglo pasado es la precisión. El equipo de Cryopyr no se limita a clavar estacas en la nieve y ver su nivel. Se ha optado por usar tecnología LiDAR y vuelos de drones programados para crear modelos digitales del terreno.
Estos estudios, respaldados por publicaciones en The Cryosphere y Nature, han permitido mapear no solo la superficie, sino la topografía basal. Gracias a esto, sabemos qué hay debajo del hielo antes de que se derrita. Y lo más impactante es que el hielo ya no fluye.
Esto es algo muy importante porque un glaciar se define por su movimiento; cuando el espesor disminuye tanto, la gravedad deja de empujarlo ladera abajo. Se estanca. Se convierte en hielo fósil oscurecido por el polvo, que absorbe más radiación solar (menor albedo) y se derrite aún más rápido. Y esto es lo que ya le ha terminado condenando a su desaparición sin que se pueda hacer nada para revertirlo.
El caso de Ossoue. Si el Aneto es el símbolo, el glaciar de Ossoue que se encuentra en la frontera de España y Francia, sin duda es la señal que nos anticipaba a lo que iba a pasar. Esto se debe a que ha sido el más afectado de la temporada con pérdidas medias de 3,5 metros de espesor.
Y aquí la historia nos da una referencia visual impactante. En 1882, el conde Henry Russell mandó excavar cuevas en la roca a nivel del hielo para celebrar fiestas. Hoy, esas cuevas son agujeros inaccesibles colgados a decenas de metros de altura sobre el hielo actual.
El futuro. ¿Qué quedará cuando el hielo se vaya? Esta es la pregunta obligatoria tras ver que en los próximos años este trozo de hielo se derrita. La respuesta es que veremos lagos que aparecerán en la alta montaña.
Y ya tenemos un avance de lo que veremos como es el Innominato, un lago de aguas turquesas que se formó en el año 2015 a 3150 metros de altitud y que se considera el más alto de los Pirineos. Pese a ser precioso, no debemos olvidarnos en que el “cadáver” líquido de lo que una vez fue un gigante de hielo.
Cuándo llegará. No hay una fecha exacta en la que esta desaparición acabe consumándose. Lo que se conoce por los informes más recientes es que si las tendencias de temperatura y precipitación continúan por el mismo camino, todos los glaciares pirenaicos desaparecerá en 10 años.
Imágenes | Pablo J Danis Joan Brebo







