El Fairphone (Gen. 6) es más caro y menos potente que sus competidores. Un mes después entiendo por qué vale la pena
Los creadores de los smartphones Fairphone nunca han pretendido ganar la carrera de la potencia, la batería o la cámara fotográfica. Todos los fabricantes compiten precisamente por esos apartados, pero el problema está en que a estas alturas el mercado está tan madura que cuando te compras un móvil decente, cualquiera, sabes que vas a tener buena potencia, buena batería y buena cámara.
Hay móviles que ciertamente pueden marcar la diferencia en alguno de esos apartados, pero mientras que casi todos los fabricantes compiten ferozmente por ganar esas carreras, hay un fabricante que afortunadamente hace las cosas de forma diferente.
Ese fabricante es Fairphone. Y tenemos cosas que contar sobre sus móviles. Y en concreto, sobre uno: el Fairphone (Gen. 6).
Ficha técnica del Fairphone (Gen. 6)
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Fairphone 6 |
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dimensiones y peso |
156,5 x 73,3 x 9,6 mm 193 gramos |
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pANTALLA |
P-OLED LTPO de 6,31 pulgadas Resolución FullHD+ (2.484 x 1.116 píxeles) 431 ppp Formato 20:9 Tasa de refresco: 10-120 Hz Muestreo táctil 240 Hz Brillo típico: 800 nits Brillo pico: 1.400 nits Gorilla Glass 7i |
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PROCESADOR |
Snapdragon 7s Gen 3 GPU Adreno 810 |
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MEMORIA RAM |
8 GB LPDDR5 |
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ALMACENAMIENTO INTERNO |
256 GB UFS 3.1 Tarjeta microSD de hasta 2 TB |
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CÁMARA TRASERA |
Angular: Sony Lytia 700C de 50 MP, OIS Gran angular: 13 MP, f/2.25, EIS, macro |
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CÁMARA DELANTERA |
Samsung KD1 de 32 MP |
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BATERÍA |
4.415 mAh Carga rápida 30W Retirable |
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SISTEMA OPERATIVO |
Android 15 Soporte hasta 2033 |
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CONECTIVIDAD |
WiFi 6E Dual SIM 5G (nanoSIM+eSIM) 5G NSA/SA Bluetooth 5.4 NFC GPS USB tipo C |
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otros |
IP55 Lector de huellas lateral Reconocimiento facial Reparable |
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precio |
Ser diferente es maravilloso
La compañía holandesa lleva años fiel a una forma de hacer las cosas original y valiente. Lo que buscan no es crear el móvil más potente o con la mejor cámara, no. El reto aquí es ofrecer un móvil justo y sostenible. Y para lograrlo tienen dos armas: la reparabilidad y la modularidad.

Y son armas con la que ningún otro fabricante puede competir. No hay otro móvil igual en el mercado.
Eso impone algunos sacrificios. Los Fairphone no son tan potentes como otros. No cuentan con autonomías de baterías tan asombrosas como las que comenzamos a ver en otros competidores. Y tampoco son tan ambicioso en el apartado de la fotografía móvil.
Y no lo son porque para lograr esa reparabilidad y esa modularidad de la que presumen, han tenido que hacer ciertas concesiones. Pequeños sacrificios, como decíamos, que sobre el papel pueden parecer importantes, pero que casi siempre acaban siendo insignificantes.
En Xataka hemos tenido la oportunidad de usar durante un mes un Fairphone (Gen. 6) y lo hemos comprobado de primera mano. Esto no es un análisis al uso, porque aunque hablaremos del resto de sus virtudes, nos centraremos en esas dos que lo diferencian del resto. Vamos allá.
Un diseño que brilla por la sostenibilidad
En el pasado las virtudes de los Fairphone en cuestión de reparabilidad se notaban demasiado en la apuesta hardware. El Fairphone 5, por ejemplo, flojeaba un poco en sus cámaras e incluso en su procesador. El problema era que además ese dispositivo no era barato (699 euros como precio de lanzamiento) y eso perjudicaba a su relación precio/prestaciones.

Con el Fairphone (Gen. 6) la cosa ha cambiado radicalmente. Aquí ayuda desde luego que el precio haya bajado de forma considerable (599 euros), pero es que además el dispositivo es mucho más «redondo» que su predecesor.
Para empezar, en su diseño. Los materiales con los que otros fabricantes crean sus dispositivos suelen llamar mucho la atención por otros factores, pero aquí ya brilla con luz propia la sostenibilidad. El Fairphone está creado con aluminio, cobre, plásticos y tierras raras recicladas, y más del 50% de sus elementos precisamente son reciclados.
La carcasa está dominada por el plástico, que siempre ha tenido esa fama de material «de segunda división» cuando precisamente contribuye a esa sostenibilidad y, como veremos más adelante, a la modularidad del móvil.

A priori el diseño es sobrio. Casi tímido. No hay aquí trazas de esos enormes módulos de cámaras que quieren ser elemento diferencial de otros modelos. En su parte trasera están los dos sensores (principal y ultra gran angular) y el sensor ToF, que uno podría confundir con una tercera cámara aunque no es así. Sin embargo, la verdadera sorpresa casi no se ve.
Esa sorpresa está algo camuflada bajo dos pequeños tornillos en la mitad superior de esa parte trasera. No se aprecian demasiado —sobre todo si uno usa alguna funda protectora— pero esos dos tornillos son precisamente el principio de ese viaje a la reparabilidad del que tanto puede presumir Fairphone.

Eso amarillo no es un botón, sino un interruptor. Y es un elemento diferencial de los Fairphone (Gen. 6).
El único aspecto diferencial en el diseño de estos móviles está en su interruptor amarillo, que parece un botón pero que no se pulsa, sino que se solo se desplaza de arriba hacia abajo o viceversa. Ese interruptor activa una función software que también diferencia al Fairphone del resto: Fairphone Moments. También hablaremos de ella más adelante.
Este diseño funcional tiene, eso sí, algunos pequeños pecadillos. En mi opinión el más grave es el del botón de encendido, que dobla como lector de huella dactilar y que no sobresale del lateral derecho.

Ese botón de encendido/apagado, que dobla como lector de huella, está algo escondido, sobre todo si tenemos la funda oficial protegiendo el Fairphone (Gen. 6).
Eso hace que sea necesario tener la clara intención de encender o apagar el móvil para pulsarlo. El lector de huella funciona, pero de nuevo mi sensación es la de que tengo que «esforzarme» a la hora de colocar el dedo para utilizarlo.
Eso es un problema sobre todo con la funda oficial, que hace que el botón esté algo más escondido al tacto, por lo que el gesto para pulsarlo debe ser aún más claro. Afortunadamente tenemos la opción del reconocimiento facial 2D, que aporta una alternativa rápida y más cómoda para desbloquear el móvil.
¿Cómo era eso de que el Fairphone flojeaba?
Hablábamos de cómo la relación precio/prestaciones del Fairphone (Gen. 6) ha mejorado notablemente gracias a esa rebaja en el precio pero también (sobre todo) a una buena hoja de especificaciones. La leyenda urbana nos decía que los Fairphone flojeaban en hardware. No es el caso esta vez.
Y es que como se puede ver en la ficha técnica que acompaña a este artículo, contamos con opciones más que decentes en todos los apartados. La pantalla es estupenda y tiene un brillo típico (800 nits) notable, así que este es el primer elemento que desde luego no flojea.
El SoC, el Snapdragon 7s Gen 3, destaca por el salto de rendimiento en CPU y GPU, pero sobre todo por su eficiencia energética. Evidentemente no es el SoC más potente del mercado y está pensado para móviles un escalón por debajo de los gama alta en prestaciones, pero creedme: no os vais a enterar.
No a menos que queráis aprovechar el móvil para tareas intensivas —algo poco habitual en un móvil— o para sesiones de gaming especialmente exigentes. Esto último puede ser más probable, pero de nuevo lo normal es que os encontréis con un rendimiento igualmente decente. De nuevo, no notaréis que flojee.
Hay además noticias de agradecer como la presencia de una ranura microSD si queremos ampliar la capacidad del móvil, mientras que la RAM (8 GB) y el almacenamiento de serie (256 GB) cumplen de sobra. La batería de 4.415 mAh soporta carga rápida de 30 W (hasta hay un modo «carga Eco»), y aunque no podremos cargarla inalámbricamente, sí podremos retirarla para cambiarla por otra totalmente nueva fácilmente, como veremos más adelante.
Así que aunque podríamos decir que flojea respecto a las nuevas baterías con capacidades extraordinarias, no lo hace si tenemos en cuenta que ese problema de degradación con el tiempo quedará solucionado de golpe y porrazo en 3 minutos con un destornillador… y con un recambio de la batería que cuesta, atención 39,95 euros. Mejor no os digo lo que cuesta cambiar la batería de un iPhone 15/16/17. Bueno, o sí: 109 euros.
El móvil cuenta con conectividad Wi-Fi 6E, Bluetooth 5.4, y conector USB-C. Uno podría decir rápidamente que el único punto débil de la configuración es el del sonido: un único altavoz asoma en la parte inferior, lo que a priori es una desventaja. Y ciertamente lo es, pero hasta el altavoz cumple. Aquí, obviamente, una realidad: mejor si usas unos buenos auriculares para disfrutar de la experiencia sonora al máximo. Ni en esto flojea.

La experiencia software es además excelente, con un Android 15 «casi puro» que respeta el diseño del sistema operativo de Google al máximo pero sobre el que aporta algún que otro elemento diferencial. El más claro es el ya mencionado Fairphone Moments, un lanzador que en cierto modo «tontifica» el smartphone y simplifica al máximo la interfaz para animarnos a usarlo menos y de forma más consciente.
Una vez activamos Fairphone Moments con el interruptor de color amarillo accedemos a ese modo de forma instantánea. Podremos configurar con las cinco aplicaciones que prefiramos tener como favoritas en esa pantalla de incio, y al lanzarlas conservaremos el resto del funcionamiento de Android —por ejemplo, los gestos para ir de una app a otra—.
En todo momento hay un foco en intentar animarnos a no estar tan pendientes del móvil y sus notificaciones, que precisamente quedan bloqueadas (salvo que alguna llamada o mensaje provenga de un contacto favorito). Podremos además configurar «momentos personalizados» a partir de modos predefinidos. Por ejemplo, «Journey» se usa para centrar la actividad en nuestras apps de música y de navegación GPS, y «Recharge» se centra en podcasts y apps de meditación.
Estas cámaras no me las esperaba
Las sorpresas continúan con el apartado fotográfico. No nos detendremos demasiado en este apartado porque no era el objetivo de este artículo, pero baste decir que aquí la apuesta de los responsables de Fairphone es, como poco, sorprendente. Aunque es probable que no gane ningún concurso de fotografía móvil, su comportamiento es realmente decente.

Sobre todo porque pasamos de tres sensores de 50MP en el Fairphone 5 a dos sensores (principal de 50 MP y ultra gran angular de 13 MP) en el Fairphone (Gen. 6). A priori eso parece apuntar a una pérdida de prestaciones fotográficas, pero la realidad es que ocurre justo lo contrario.

Y es que como hemos dicho más de una vez, la carrera por los megapíxeles no siempre tiene sentido y aquí el «más es mejor» no se cumple necesariamente porque hay muchos más aspectos que influyen en el resultado final. Tenemos la calidad del objetivo, su tamaño, su apertura o por supuesto los algoritmos de postprocesado que actúan una vez pulsamos el botón de disparo de la cámara.

En nuestras pruebas con la cámara pudimos comprobar cómo el comportamiento del sensor principal era estupendo en buenas condiciones de luz, algo que a estas alturas ya suele ser lo habitual con la gran mayoría de móviles del mercado.
Al final la calidad de las tomas suele ser similar hasta que uno hace zoom en la imagen y se fija en los pequeños detalles, pero incluso ahí el Fairphone (Gen. 6) cumplió de forma sorprendente. Como es normal en tomas nocturnas la cámara sufre un poco más, pero de nuevo el rendimiento es más que decente.

El modo retrato también nos dejó buen sabor de boca, y aquí quienes quieran exprimir un poco más las posibilidades de esos sensores tienen a sus disposición el modo Pro para controlar aspectos como la ISO, el balance de blancos, o la velocidad de obturación. De hecho, es también posible capturar imágenes en formato RAW y de aprovechar también en ese modo Pro la característica «High Pixel» para capturar fotos a 50 MP.
El objetivo gran angular también da bastante juego, aunque es evidente que el protagonismo absoluto lo tiene el sensor principal que ofrece un zoom óptico 2X algo escaso pero que nunca está de más. Se echa de menos un telefoto específico, desde luego, pero eso ha permitido sin duda abaratar costes y el sensor ToF ayuda a enfocar más rápido y a que el efecto bokeh en las imágenes sea más preciso y realista.
Hola, bendita reparabilidad
Estamos pues ante un terminal que cumple sin problemas con las grandes necesidades de cualquier usuario de forma solvente. Lo logra de forma casi silenciosa, sin fuegos artificiales y sin grandes titulares, pero es que donde sí los hay es en esa reparabilidad y modularidad que son seña de identidad de los Fairphone.

Esa era la parte que más nos interesaba analizar, y armados con un destornillador estándar (iFixit Screwdriver PH00, 4,95 euros si no tenemos uno) pudimos desmontar por completo todos los elementos de un móvil que casi parecía como un juguete LEGO preparado para ser desmontado y montado otra vez.
El proceso es sencillo, sobre todo porque la propia Fairphone dispone de guías en su canal de YouTube en las que va guiando por cada una de las opciones con las que podemos explorar esa reparabilidad.

Así, contamos con guías para reemplazar la pantalla, la batería, el módulo superior, las cámaras y el auricular superior, o el altavoz y el puerto USB-C. Y por supuesto también nos indican cómo instalar accesorios como la correa, la funda-tarjetero y ese simpático «finger loop» que ofrece una forma cómoda de sostener el móvil en la mano.
Nosotros nos quisimos simplemente adentrar en el proceso de «destripe» del teléfono, que era sorprendentemente simple y que se basa en desatornillar los tornillos estándar que usa Fairphone —todos iguales, todos con el mismo destornillador— y, en algunos casos, desconectar algunos conectores antes de poder extraer componentes y piezas.

Acceder al interior del móvil e ir viendo cómo todo estaba fácilmente accesible fue revelador: en un mundo en el que la norma es justo la opuesta —los fabricantes ponen muy difícil que repares su productos—, el Fairphone (Gen. 6) es, como sus antecesores, un soplo de aire fresco.
El proceso de desmontaje casi era un divertido juego de descubrimiento, y en todo momento las guías en vídeo sirvieron para confirmar que reparar un móvil está al alcance de cualquiera: no es necesario tener conocimientos avanzados de electrónica, y solo hace falta algo de pulso y de cuidado a la hora de manejar los componentes más delicados.
Todos los componentes iban desgranándose sin problemas. La pantalla, por ejemplo, es sorprendentemente sencilla de desconectar —nada de secador y de nervios para intentar no destrozarla al despegarla del chasis—. Y lo que es cierto para la pantalla lo es para el resto de componentes.

Aun sabiéndolo sorprende ver cómo esa reparabilidad también contribuye directamente a la modularidad del móvil: reemplazar la batería es casi igual de sencillo que reemplazar las cámaras, la citada pantalla o el conector USB-C si por lo que sea el móvil se nos estropea.
Fairphone tiene todas las piezas preparadas para ello, y lo único que nos faltaría es que el móvil fuera actualizable y que por ejemplo pudiéramos cambiar las cámaras por otras mejores en el futuro. Eso de momento no es factible, sobre todo porque además intervienen otros factores como el firmware de la cámara, su calibrado o el soporte del sensor.

Con todo con eso, las opciones están a años luz de los competidores y es en esa apuesta de reparabilidad y modularidad en la que este dispositivo marca la diferencia. Y todo ello sin descuidar el resto del conjunto.
Así pues, aquí tenéis un candidato fantástico para cumplir sin problemas con todos los escenarios de la movilidad, pero que además aporta esa ventaja de la reparabilidad. Si los anteriores Fairphone podían plantear dudas, aquí todas ellas se deberían haber disipado para un gran número de usuarios. Este Fairphone (Gen. 6) puede ser un excelente compañero de viaje durante muchos, muchos, muchos años.
Más información | Fairphone
El móvil ha sido cedido para la prueba por parte de Fairphone. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas y cómo hacemos estas reviews.











