Los españoles hemos dejado de ver TV, de ir al cine y de leer libros: lo único que nos interesa es ir a conciertos
El Anuario SGAE 2025 llega con sus datos acerca del estado general de la cultura en nuestro país, y una serie de cifras destacan por encima del resto: las de la escena musical. Mientras que cine y televisión caen en picado retratando un estado de las cosas que no logra sobreponerse no ya a la pandemia, sino a la crisis de 2008, la escena de conciertos y eventos pop demuestra una salud absolutamente envidiable.
Música sí. El crecimiento que la música ha demostrado en todos sus aspectos ha sido apabullante: un 32,3% en número de conciertos, 20,6% en público y 77,1% en ingresos, todo ello comparado con 2019, antes de la pandemia. Casi se han triplicado las ventas de entradas si lo comparamos con 2008, momento absoluto de bonanza antes de la última recesión a escala global y es el único sector que ha completado totalmente la recuperación y continúa al alza. Es un fenómeno que va más allá de la música pop: la clásica también consolida un buen momento, aunque la asistencia se mantiene ligeramente por debajo de niveles previos, en un 9% menos. Aún así, la tendencia alcista es indiscutible.
Más datos. Por ejemplo, según las cifras presentadas por la Asociación de Promotores Musicales, España cerró 2024 con una facturación récord de 725,6 millones de euros en venta de entradas, un salto del 25,32% respecto al año anterior. Es el tercer ejercicio consecutivo superando marcas históricas, consolidando una tendencia que sitúa a nuestro país como uno de los mercados más potentes de Europa. Los festivales generaron 398 millones de euros, creciendo en 2024 un 30,9% interanual. La progresión es espectacular: de 459 millones en 2022 a 579 millones en 2023, hasta alcanzar los actuales 725 millones. Si comparamos con 2008, año de referencia prepandemia, la recaudación prácticamente se ha triplicado.
La fiesta del cine. Mientras la música celebra, el cine español atraviesa uno de sus peores momentos: cae en la mayoría de indicadores en 2024 y no ha alcanzado los ingresos de taquilla de 2019. Las salas registraron entre 71 y 73 millones de espectadores en 2024, con una caída del 5-6% respecto a 2023 y una recaudación que apenas rozó los 477-485 millones de euros. La cifra contrasta con los 105 millones de espectadores de 2019, evidenciando que la recuperación postpandemia se ha estancado. Entre otras causas, la huelga de guionistas y actores en Hollywood durante 2023 retrasó estrenos clave, dejando un primer semestre catastrófico.
No vemos la televisión. La televisión tradicional tampoco escapa a la debacle. El consumo medio cayó a 163-171 minutos diarios por espectador, marcando un mínimo histórico. Comparado con hace una década, el desplome alcanza el 30%. Es obvio quién está detrás de esta caida: la masificación del ocio audiovisual a través de las plataformas de streaming.
Por qué. El triunfo de la música en vivo responde a una demanda de experiencias únicas y no enlatadas que el consumo doméstico no satisface. España se ha consolidado como parada obligatoria en las grandes giras internacionales, con una infraestructura de festivales que atrae turismo cultural durante todo el año. Los incentivos fiscales implementados desde 2019 y mejorados en 2021 han facilitado inversiones en producciones cada vez más ambiciosas. Puede que en otros ámbitos el formato físico haya desaparecido, pero en términos musicales el directo se ha convertido en una experiencia premium: el público joven prefiere gastarse 80 euros en un festival que 8 en una entrada de cine.
La música toma el relevo. Los directos pop emergen como la única industria cultural española con crecimiento sostenido, aunque tras sus cifras hay realidades no tan positivas: según ha dejado claro el análisis del anuario de la SGAE, la precariedad laboral persiste en todos los sectores y a todos los niveles (desde los técnicos a los creativos) pese a los récords millonarios. Y otra cosa: la tendencia al gigantismo de los eventos musicales trae de la mano sus propios riesgos, con los festivales convertidos en la unidad mínima de expresión de la música y barriendo con lo que antes era lo habitual, salas pequeñas y medias para artistas de tamaños no tan colosales.
Según datos de Pollstar, solo las cien giras más exitosas del mundo (es decir, todo macroconciertos) alcanzaron una recaudación conjunta de 9.500 millones de dólares. Es decir, de nuevo hablamos de algo que no es exactamente la música.
Cabecera | Tijs van Leur en Unsplash
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