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"Tardamos tres horas para 90 kilómetros": Asturias y Cantabria viajan en trenes con más de 40 años y su renovación ha vuelto a retrasarse

Año 2020. Renfe adjudica a CAF la entrega de 31 trenes para funcionar en los servicios de Cercanías de Asturias y Cantabria. El motivo era tan simple como entendible: la antigüedad media de la flota ya estaba en los 28 años. Cuatro años después, la renovación de los trenes prometidos vuelve a retrasarse. 

Es difícil ver la luz al final del túnel. 

«En principio». Es lo que ha confirmado Álvaro Fernández Heredia, presidente de Renfe, quien hace unos días aseguró que los trenes prometidos para Asturias y Cantabria no llegarán hasta 2027 en una entrevista al medio especializado Trenvista. Si se cumplen los planes, claro. 

Y es que estos mismos trenes deberían llegar el próximo año. En 2024, Transportes reiteraba su intención de que las primeras pruebas se hicieran en el primer semestre de 2026 y se aseguraba que ese mismo año los veríamos en las vías. El pasado mes de septiembre, sí en 2025, todavía se esperaba que los trenes hicieran acto de presencia en unos meses. 

Ahora, Fernández Heredia, habla de que «en principio, estos trenes estarán en servicio en 2027». Una declaración que deja flotando el temor a nuevos retrasos futuros. 

Los trenes. Lo que Renfe adjudicó a CAF fue la entrega de 31 nuevos trenes a repartir entre los servicios de Cercanías de Cantabria y Asturias. Cuando se anunció dicha adjudicación se mencionó que la intención era renovar una flota que tenía ya una media de 28 años. Era 2020 y el contrato estaba valorado en 258 millones de euros.

Cinco años después, los vecinos de Asturias y Cantabria seguirán viajando en trenes con más de cuatro décadas a sus espaldas en algunos casos. De momento, no hay ni rastro de los 31 trenes de Ancho Métrico (25 eléctricos y seis híbridos) que deberían poder circular a un máximo de 100 km/h y contar con espacio para el traslado de bicicletas. 

Los túneles. Fue el gran escándalo de esta adjudicación. En 2023, cuando CAF comenzó a construir los trenes, comprobó que algo raro sucedía con el pedido. Los trenes encargados no entraban por los túneles… más o menos.

Los trenes que se quisieron poner en marcha son demasiado anchos para la infraestructura asturiana y cántabra.  La orden FOM/1630/2015, estableció nuevas medidas para los gálibos en las vías de nueva construcción. Esas nuevas medidas pretenden dejar más espacio entre el tren y las paredes de los túneles para facilitar las evacuaciones en caso de avería y fueron la que se enviaron desde Adif a CAF, sin tener en cuenta las infraestructuras previas a 2015. De ahí que se dijera que los nuevos trenes para Asturias y Cantabria no entraban por los túneles

Ante esta situación, no quedaba otra que preguntarse: ¿mejor cambiar los trenes o cambiar la infraestructura? Dado lo costoso de la segunda intervención, se optó por lo primero. 

Sí, seguro. Pese a todo, la intención fue la misma: mantener los planes de que los trenes llegarían en 2026. Ahora sabemos que no será así y que lo harán en 2027… «en principio», según palabras del propio presidente de Renfe. En El Comercio hacen un repaso de todas las ocasiones en las que Renfe ha mantenido su intención de tener los trenes listos el año que viene. Además de los casos ya mencionados, el Gobierno reiteró sus intenciones en febrero de 2024 y julio de 2024. Desde entonces, silencio. 

«Llueve sobre mojado». Es de lo que se quejan en el Gobierno cántabro a preguntas de El Confidencial. El Ejecutivo regional pone el foco en que este último retraso es solo uno más de todas las derivas que ha tenido el caso y los constantes problemas que experimentan los ciudadanos. 

La Asociación de Usuarios del Ferrocarril y la Movilidad (Affecom) destaca que de «Luarca a Oviedo hay unos 90 kilómetros y se tarda casi tres horas. (…) Tardamos lo mismo en ir a Madrid que en recorrer 90 kilómetros por el Principado de Asturias». 

Y destacan otro detalle: hay multitud de averías en estaciones donde no hay cobertura de ningún tipo. Esto es un problema porque, de primeras, el pasajero no tiene manera de comunicarse por el teléfono móvil para avisar de un retraso. No sería (tan) grave si fuera excepcional pero este verano, entre julio y agosto, el PP asturiano asegura que se llegaron a contabilizar 800 incidencias que afectaron a 1.000 servicios. 

Foto | André Marques 432

En Xataka | «En 1961 tardé a Bilbao tres horas y cinco minutos. Ahora tarda tres y diez»: Cantabria y el drama de España con el tren 

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