Hay tantos viajes planeados a la Luna que la ONU ha creado un "comité de circulación lunar" para regular el tráfico
La Luna se está poniendo de moda después de 50 años de calma. Pero esta vez no es una carrera de dos: es una carrera comercial en la que participan viejas y nuevas potencias espaciales, así como multitud de empresas privadas.
El «atasco» lunar. El interés es tan repentino que en los últimos dos años ha habido 12 intentos de misiones lunares. Este «bombardeo» de alunizajes, impulsado por programas público-privados como CLPS de la NASA, ha demostrado ser un camino rápido, barato, pero también un poco caótico de llegar a la Luna.
Aun así, preocuparse por «atascos» en la Luna suena absurdo. El espacio cislunar (la región entre la órbita geoestacionaria de la Tierra y la Luna) es gigantesco: 2.000 veces mayor que el de la órbita terrestre.
Si hay tanto sitio, ¿dónde está el problema? El problema es que todo el mundo quiere el mismo sitio. De la misma forma que en la Tierra todos los coches usan las carreteras, en la Luna las misiones tienden a agruparse en un conjunto muy selecto de órbitas estables.
La inmensidad del espacio cislunar es, por tanto, engañosa, explican los profesores de Asuntos Internacionales e Ingeniería Aeroespacial del Georgia Institute of Technology, en un artículo para The Conversation.
Para más inri. La mayoría de los sensores gubernamentales que rastrean satélites en órbita terrestre no están diseñados para detectar y monitorear objetos tan lejanos. El propio resplandor de la Luna dificulta la tarea.
Esta incertidumbre tiene una consecuencia directa: obliga a los operadores a ser excesivamente cautos. Ante la duda de una posible colisión, las agencias prefieren gastar combustible y realizar una maniobra de evasión, que interrumpe misiones científicas y acorta la vida útil de las naves.
50 satélites bastan para el caos. Según una investigación publicada en el Journal of Spacecraft and Rockets, solo 50 satélites en órbita lunar son suficientes para que cada uno de ellos tenga que maniobrar una media de cuatro veces al año con el objetivo de evitar una posible colisión.
50 satélites pueden parecer muchos, pero al ritmo actual de lanzamientos, podríamos alcanzar esa cifra en menos de una década. Y no es teoría. Ya está pasando. El orbitador indio Chandrayaan-2 tuvo que maniobrar tres veces entre 2019 y 2023 para evitar acercamientos peligrosos (uno de ellos con la sonda LRO de la NASA). Y esto ocurrió cuando solo había seis naves operativas orbitando la Luna.
La ONU quiere poner orden. Aquí es donde entra la diplomacia internacional. El Comité de Naciones Unidas sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS), el principal foro mundial para el derecho espacial, ha tomado cartas en el asunto.
A principios de 2025, COPUOS estableció formalmente un nuevo grupo de trabajo: el Equipo de Acción sobre la Consulta de Actividades Lunares (ATLAC). El objetivo de este equipo es precisamente crear un borrador de «normas de tráfico» espaciales. Tienen hasta 2027 para estudiar recomendaciones y un posible mecanismo internacional de consultas.
Imagen | NASA






