Respirar por el culo es seguro (según la ciencia)
Aunque a priori nos han enseñado desde pequeños que los pulmones son el órgano responsable de nuestra respiración, la realidad es que respirar por el culo es también posible. Y no es una teoría, sino que se ha llevado a la práctica, como ha mostrado un ensayo clínico publicado en la revista Med que ha bautizado a esta técnica como la ventilación entérica.
La situación actual. Cuando una persona se encuentra en un estado crítico, es bastante común realizar una intubación con el objetivo de que un ventilador pueda hacer la acción de espirar e inspirar con el objetivo también de aplicar una dosis extra de oxígeno cuando hay una depresión respiratoria o simplemente controlar esta vía. Aunque también es una técnica que se puede ver en un quirófano, en una cirugía, cuando se aplica la anestesia.
El problema es que en algunas ocasiones intubar no es posible, porque la vía aérea está muy comprometida o simplemente porque el pulmón está en un estado que impide hacer su función normal. Esto obliga a buscar alternativas para mantener la oxigenación de la sangre, y una de ellas es esta ventilación entérica a través de otra zona como es la rectal que se presenta como un apoyo pero no un sustituto, sino que es un avance más en la medicina de urgencias.
La técnica. Ha sido probada ya por el equipo investigador de Takanori Takebe del Cincinnati Children’s Hospital y la Universidad de Osaka, se presenta como una ruta complementaria de oxigenación en emergencias respiratorias muy graves. En palabras del propio Takebe, «no busca sustituir a los ventiladores mecánicos ni a la ECMO, sino ofrecer una vía de apoyo temporal para permitir que los pulmones descansen».
El funcionamiento. La idea de respirar por el recto no nació en el laboratorio, sino en un acuario. En 2021, Takebe y su grupo publicaron en Med un estudio pionero en el que demostraban que animales como ratones, ratas y cerdos podían sobrevivir a entornos con poco oxígeno si sus intestinos recibían perfluorodecalina oxigenada.
Este líquido, un perfluorocarbono químicamente inerte, puede transportar oxígeno en concentraciones muy superiores al que puede hacerlo un eritrocito. Y para probarlo, lo introdujeron por el recto, haciendo que en los animales se revirtieran la hipoxia letal y se redujera la necesidad de usar el pulmón como ‘bomba’ para ventilar el organismo.
La administración fue enteral, esto es, por el recto. En los modelos animales, la oxigenación intestinal consiguió revertir hipoxias letales y reducir la necesidad de ventilación pulmonar.
El siguiente paso. Una vez probado en animales, la idea era pasar al humano y ver si era algo seguro. Para ello, reclutaron a 27 voluntarios sanos que recibieron un litro de perfluorodecalina no oxigenado mediante un enema controlado. En este caso ninguno de ellos presentaba hipoxemia y la meta no era ver si se podía revertir, sino comprobar si tenían alguna reacción extraña. Y el resultado fue un éxito: solo hubo un poco de diarrea (algo positivo teniendo en cuenta lo que podría haber pasado).
Pero lo más importante es que los resultados coincidían con lo observado en los experimentos animales, y sobre todo confirman que no hay daño ni inflamación significativa en nuestra mucosa intestinal.
Lo que viene. El grupo de Takebe ya planea un ensayo clínico de fase II con pacientes que padecen hipoxemia moderada, en colaboración con hospitales de Japón y Estados Unidos. En este caso, sí se usará PFD oxigenado (O₂-PFD) para determinar si la absorción intestinal puede realmente elevar los niveles de oxígeno en sangre como si ocurre en animales, aunque las expectativas son muy altas.
Si miramos la literatura científica, hay ya diferentes posibilidades de aplicación. Como se publicó en Frontiers in Physiology en 2023 se puede destacar el potencial de los perfluorocarbonos como transportadores alternativos de oxígeno, tanto para pulmones con edema como para la medicina de emergencia donde no se puede intubar fácilmente o el pulmón no está al 100% para ello.
En paralelo, el campo de la ventilación líquida ha seguido activo en críticos e intensivistas: trabajos como el publicado en Intensive Care Medicine Experimental en 2020, apuntaban ya a que los líquidos oxigenados podían aliviar el estrés pulmonar en pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo, sirviendo como “puente” en terapias de soporte vital.
Su lado cómico. En 2024, el grupo de Takebe recibió el Premio Ig Nobel por sus investigaciones en ventilación entérica, un galardón que celebra investigaciones que primero hacen reír y luego pensar. Pero, más allá del humor, el propio Takebe subraya que lo que empezó como una curiosidad biológica está dando lugar a una innovación biomédica real.
Y aunque todavía falta por confirmar que el intestino humano puede realmente oxigenar la sangre de forma eficaz, los datos acumulados en animales y los primeros ensayos de seguridad ponen a la ventilación entérica en la frontera entre la biomedicina experimental y la medicina crítica avanzada.
Lejos de ser una extravagancia, las investigaciones en oxigenación líquida forman parte de un área creciente que busca alternativas a la ventilación mecánica invasiva, especialmente en situaciones donde los recursos o el tiempo son limitados. Y si todo va bien, en el futuro un tratamiento que hoy suena impensable —inyectar oxígeno líquido por el intestino— podría convertirse en una herramienta más del arsenal de las unidades de cuidados intensivos.
Imágenes | Alexey Elfimov







