La aerotermia es la calefacción del futuro, pero la instalación eléctrica está anclada en el pasado

«Winter is coming», rezaba la frase icónica de la familia Stark en Juego de Tronos. Faltan menos de dos meses para la llegada oficial del invierno y, con él, el momento de ver cómo nuestra factura energética tiembla tanto como nosotros. Buscar fórmulas para calentar la casa se vuelve imperante en esta recta final del año, sobre todo cuando la calefacción sigue siendo uno de los principales motivos por los que se dispara el consumo eléctrico.
Cada temporada aparecen nuevas promesas tecnológicas para mantener el confort sin vaciar el bolsillo, y la aerotermia se ha convertido en una de las más populares.
Pero surge la pregunta clave: ¿realmente todas las viviendas pueden beneficiarse de ella?
El auge de la aerotermia. Esta tecnología funciona de una forma muy sencilla: aprovecha la energía que ya está en el aire exterior para calentar o enfriar la casa y producir agua caliente. En lugar de generar calor quemando gas o consumiendo grandes cantidades de electricidad, este sistema lo “extrae” del ambiente y lo multiplica.
En la práctica, esto significa que por cada kilovatio de electricidad que necesita para funcionar, la aerotermia puede producir hasta cinco de calor o frío útil. Mientras un radiador o una caldera convierten energía en calor de forma directa, la aerotermia hace algo más inteligente: extrae el calor del aire y lo multiplica. Según los arquitectos consultados por Arquitectura y Diseño calculan que, en una vivienda de tamaño medio, esa diferencia puede traducirse en un ahorro de hasta un 35% anual, siempre que la casa esté bien aislada y el clima acompañe. Para el bolsillo se traduce en unos 100 a 130 euros menos en la factura anual.
Entonces, ¿no están todas las casas preparadas? Aunque suena como una tecnología perfecta, los arquitectos advierten que no todas las viviendas pueden aprovechar la aerotermia en igualdad de condiciones. De hecho, hay múltiples factores que restan su eficacia: el tipo de vivienda, su aislamiento, la ubicación y las necesidad energéticas concretas. En climas mediterráneos, por ejemplo, donde el diseño pasivo permite alcanzar confort térmico sin sistemas activos, “no tiene sentido utilizar la aerotermia como sistema principal de calefacción o refrigeración”.
En otras palabras, instalar aerotermia sin evaluar previamente la vivienda puede ser como comprarse un coche eléctrico sin tener enchufe en casa. Los expertos en arquitectura sostenible insisten en que primero hay que reducir la demanda energética y optimizar la vivienda antes de apostar por tecnologías avanzadas.
El estado de las instalaciones eléctricas es otro de los grandes frenos a la electrificación del parque residencial. El Observatorio de la Rehabilitación Eléctrica de la Vivienda advierte que el 80% de las casas presenta carencias técnicas, y que solo el 22,4% se construyeron tras el Reglamento Técnico de 2002. Esto deja claro que la mayoría de los hogares sigue dependiendo de redes antiguas, poco preparadas para asumir nuevas demandas energéticas como las que requieren la aerotermia o el autoconsumo solar.
Las señales para saber si tu vivienda es apta. Antes de plantearse instalar aerotermia, los técnicos recomiendan hacer una evaluación previa. De acuerdo con los expertos, estos son los principales requisitos técnicos:
- Disponer de un espacio exterior ventilado, libre de obstáculos, para colocar la unidad exterior.
- Contar con una instalación eléctrica moderna y suficiente potencia contratada.
- Revisar el aislamiento térmico y la carpintería: sin un buen envolvente, la eficiencia del sistema cae.
- Adaptar el sistema de calefacción existente (por ejemplo, sustituyendo radiadores convencionales por suelo radiante).
- Realizar un estudio de viabilidad climática: en zonas muy frías o calurosas, puede necesitar apoyo de otro sistema.
En pocas palabras, la aerotermia no se instala, se prepara. Una casa bien aislada y con instalación eléctrica moderna puede convertir el aire en energía gratuita; una vivienda antigua, en cambio, puede convertirlo en un gasto difícil de amortizar. Además, si se tiene encuentra que la inversión inicial puede superar los 8.000 euros en un piso de 80 m².
¿Y si se combina con energía solar? Donde la aerotermia despliega todo su potencial es al combinarse con energía solar fotovoltaica. Esta sinergia multiplica el rendimiento y reduce la dependencia de la red eléctrica. La energía generada por las placas puede alimentar la bomba de calor, consiguiendo un sistema casi autosuficiente y con un balance de emisiones cercano a cero.
Además, ya se ha aplicado en proyectos reales como la Casa Gualba, diseñada por Slow Studio, esta fórmula permite producir hasta 17 MWh al año gracias a la integración de tejas y paneles fotovoltaicos en la cubierta. En definitiva, aerotermia y energía solar forman un tándem eficiente, siempre que la vivienda esté preparada para ello.
Eficiencia, sí, pero con preparación. La aerotermia ha llegado para quedarse. Es una pieza clave en el camino hacia hogares descarbonizados, especialmente ahora que la Unión Europea ha prohibido a principios de año subvencionar las calderas de gas. Pero, como toda tecnología, solo funciona bien cuando el entorno la acompaña.
Invertir en aerotermia sin revisar antes la instalación eléctrica, el aislamiento o la orientación de la vivienda puede traducirse en frustración más que en ahorro. por ello es conveniente hacer un buen chequeo y así el aire puede convertirse en nuestro mejor aliado contra el frío.





