DOS MESES DE CAPACITACIÓN: ¿BASTAN PARA IMPARTIR JUSTICIA EN EL EDOMEX?

Nuevos jueces y magistrados enfrentan el reto de aplicar la ley tras un curso intensivo; especialistas advierten que el aprendizaje exprés podría afectar la calidad judicial
Fernanda Ruíz
Toluca, Estado de México. — Con la incorporación de más de 90 nuevos jueces y magistrados, el Poder Judicial del Estado de México vive una renovación histórica. Sin embargo, el corto tiempo de capacitación —apenas dos meses intensivos— genera preocupación entre académicos y juristas sobre si esta nueva generación está realmente lista para ejercer la justicia en el estado más poblado del país.
De acuerdo con el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México (TSJEM), los nuevos impartidores de justicia recibieron un programa de formación de poco más de 70 días, previo a su toma de protesta en septiembre.
Durante ese periodo cursaron talleres, módulos de actualización jurídica y evaluaciones éticas, con el propósito de garantizar un inicio sólido en sus funciones.
No obstante, voces del ámbito judicial señalan que la preparación podría resultar insuficiente. “Un juez necesita criterio, experiencia procesal y capacidad para resolver con serenidad. Nada de eso se adquiere en un curso exprés”, comentó un exmagistrado mexiquense entrevistado por medios locales.
El contexto explica la urgencia. En el Estado de México hay apenas 2.8 jueces por cada 100 mil habitantes, muy por debajo del promedio internacional recomendado de 18.
Además, los nuevos juzgadores heredaron más de 30 mil expedientes pendientes, lo que obliga a acelerar resoluciones y a asumir responsabilidades sin margen de error.
“Se trata de una apuesta por cubrir necesidades, pero el riesgo es que la prisa comprometa la calidad del servicio judicial”, señaló una académica de la Facultad de Derecho de la UAEMéx.
La experta subraya que el problema no es solo el tiempo de capacitación, sino la falta de acompañamiento y seguimiento práctico posterior.
El Poder Judicial anunció la creación de una unidad de evaluación y desempeño, que revisará el trabajo de los nuevos jueces y magistrados entre los próximos 90 días y un año.
Quienes no aprueben podrían ser suspendidos o turnados al Congreso local para su destitución.
Aun así, la medida no ha disipado la desconfianza ciudadana: según un estudio citado por medios locales el 65% de los mexiquenses no confía en el sistema de jueces y magistrados.
“Los procesos pueden ser más transparentes, pero si la gente no percibe justicia pronta y real, la desconfianza seguirá”, advierten especialistas.
La renovación judicial representa un cambio generacional que busca modernizar un sistema históricamente burocrático y opaco.
Sin embargo, los resultados dependerán de que la capacitación se traduzca en competencia real y que los nuevos jueces reciban acompañamiento constante.
Por ahora, la pregunta sigue abierta:
¿bastarán dos meses de preparación para impartir justicia en el Estado de México, o el aprendizaje acelerado será el talón de Aquiles de esta reforma judicial?
