Noruega quiere un túnel navegable para evitar a los barcos su endiablada costa. Se olvidó de algo más endiablado aún: su coste
Miles de kilómetros de costas sinuosas, corrientes, tormentas y una geografía endiablada. Noruega no se lo pone fácil a los navegantes que cada día surcan su litoral cargados de mercancías, pescado o pasajeros. De ahí que el país lleve tiempo hablando de emprender una obra ambiciosa en uno de sus puntos más sensibles, la península de Stad. La idea es atravesar la lengua de tierra con un túnel de casi dos kilómetros de largo pensado específicamente para el paso de embarcaciones.
El problema es que las estimaciones sobre su coste no han parado de crecer en los últimos años y eso ha llevado al Gobierno a dar un paso atrás. Su idea es meter el proyecto en el cajón. Otra cosa, claro, es que el Parlamento se lo vaya a permitir.
¿Un túnel para barcos? Así es. Suena extraño, y es normal. Al fin y al cabo el túnel de Stad es una infraestructura fuera de lo común, la primera vía subterránea diseñada para embarcaciones. Lo que plantea hacer Noruega es abrir un gran canal navegable de 1,7 km, casi 50 m de alto (el espacio navegable será algo inferior) y más de 30 m de ancho para atravesar la península de Stad, en la provincia de Vestland, al oeste del país. Construirlo exigiría entre unos cuatro años de obras.
Que se quiera abrir justo en Vestland no es casualidad. Si por algo destaca la península de Stad es por sus malas condiciones para los navegantes: está expuesta a las inclemencias y a las rachas de viento del mar de Stadhavet, sin islas próximas que lo amortigüen, y las corrientes tampoco se lo ponen fácil a los navegantes. En la web del proyecto se recuerda que la estación de Kråkenes, al sur de Stad, es la que registra más días de tormenta: algunos años se supera el centenar.

¿Y lo soluciona un túnel? La misma web recuerda que en Stad hay un intenso tráfico marítimo, tanto de barcos noruegos como extranjeros, dedicados a la pesca, el comercio, la acuicultura, el naval y el turismo. Con el canal subterráneo Noruega quiere ofrecerles varias ventajas: ahorro de tiempos y más seguridad, con todas las ventajas que ello puede acarrear para cualquiera que dependa de barcos. Es más, los partidarios del proyecto defienden que con «un paso más seguro y eficiente» aumentará el transporte marítimo, retirando camiones de las carreteras.
Convenzan más o menos sus promesas lo innegable es que el túnel de Stad no es ninguna novedad. A finales del siglo XIX ya se hablaba de atravesar la península con un subterráneo, aunque el planteamiento no siempre ha sido exactamente el mismo. En su día llegó a apostarse incluso por una canalización ferroviaria.
La idea ha seguido sobre la mesa con idas y vueltas en los últimos años hasta que en 2013 consiguió colarse al fin en el Plan Nacional de Transporte. En 2017 el túnel pareció un poco más cerca y en 2021 empezó a hablarse del inicio inminente de las obras. De hecho se calcula que se han invertido ya algo más de 30 millones de dólares en compras de terrenos y estudios de viabilidad para darle forma.
¿Está encauzado entonces? No del todo. Si la obra suena ambiciosa es porque realmente lo es. Y eso suele llevar aparejado algo más que complicaciones técnicas: dinero. Mucho dinero. Millones y millones de coronas suecas. Una cantidad que ha ido engrosándose además con el paso del tiempo, complicando su viabilidad.
Maritime Executive recuerda que en su día se hablaba de 325 millones de dólares y en 2023 la cifra se había disparado a 690 millones. Hace unos días NRK, la cadena pública de radiotelevisión noruega, precisaba ya que la factura estimada se sitúa en entorno a 9.400 millones de coronas, unos 780 millones de dólares. Hay medios, como la propia Maritime Executive, que incluso refieren cifras mayores.
¿Supone eso un problema? Hace unos días NRK se hizo eco de unas declaraciones del primer ministro, Jonas Gahr Støre, que revelan que el Gobierno quiere meter el proyecto en el cajón. Al menos de momento. El motivo tiene poco misterio: su desorbitado coste en un momento en el que el país prefiere invertir en otras áreas. «En la propuesta de presupuesto anunciaremos que abandonamos el proyecto del túnel marítimo de Stad», avanzó el dirige noruego. «El costo será tan alto que consideramos que no es responsable seguir adelante con el proyecto».
«Debemos priorizar y cuidar cada centavo para usar el dinero de la manera más eficaz posible. Por eso rechazamos este proyecto, consideramos que no justifica un gasto tan alto», insistió Støre, quien citó otras prioridades, como salud, defensa o la inversión municipal. «Será tan costoso que consideramos irresponsable continuar con el proyecto». Descartada la opción de abaratar o renegociar costes, la noticia no tardó en saltar a la prensa local y extranjera, con toda clase de reacciones.
¿Qué reacciones? Días después del anuncio la Administración Costera Noruega publicó un comunicado confirmando que, en el marco del presupuesto nacional de 2026, el Gobierno había decidido «suspender» las obras del túnel a la espera de que el Parlamento se pronunciara. El organismo advertía que, entre otras cuestiones, ese parón afectará también a la licitación de las obras. Un aviso importante si se tiene en cuenta que ya había recibido ofertas de tres constructoras y esperaba cerrar el contrato este año para iniciar las obras (de cinco años) en 2026.
Más rotundos se han mostrado los defensores del túnel, que hablan de «un duro golpe» y una «decisión irresponsable». «Más de 500 empresas desde la industria pesquera y el transporte marítimo hasta la industria, el turismo y la acuicultura han firmado la petición para la construcción del túnel», recuerdan. «Estas representan miles de empleos y miles de millones en ingresos».
¿Qué pasará ahora? Buena pregunta. Aunque no es fácil responderla. El anuncio de Støre se enmarcó en la presentación de las cuentas estatales de 2026, lo que dejaba botando algunas preguntas. Al fin y al cabo, como recordaba la propia NRK al avanzar la noticia, la formación del primer ministro, el Partido Laborista, no tiene mayoría en el Storting (Parlamento de Noruega), con lo que necesita recabar apoyo de otros grupos para sacar adelante su presupuesto.
El tema se trató el martes en la Cámara nacional y de entrada no ha sido demasiado favorable a la posición defendida por Støre y su Gobierno.
¿Qué significa eso? La agencia noruega de noticias NTB ha revelado que durante la sesión del martes el Partido de Centro criticó la «promesa incumplida» del túnel y presentó una moción para seguir adelante con el proyecto, una postura que ha logrado el aval de Venstre y KrF. Otros partidos también han avanzado su intención de apoyar lo medida, lo que sumaría una mayoría en el Parlamento.
La propuesta es además muy clara y exige que la Administración Costera continúe con las negociaciones con las constructoras seleccionadas para las obras.
Incluso en el caso de que el proyecto se paralizase (algo a lo que no parece dispuesto el Parlamento) no sería la primera vez que el túnel recibe un revés institucional. Ocurrió hace ya años, también por la estimación de costes. Algo está claro: quizás el túnel de Stad sea complicado a nivel técnico, pero su paso por los despachos de las administraciones tampoco está siendo un camino de rosas.
Imágenes | Wikipedia y Skipstunnel