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La desconexión entre cámaras empresariales y empresarios reales

Lejos de representar, parecen funcionar como trampolines políticos, espacios de autopromoción y clubes exclusivos que sirven a intereses personales más que al bien común del gremio.

Por Fernanda Ruíz

En teoría, las cámaras empresariales —comerciales, industriales y de servicios— deberían ser la voz organizada del sector productivo: defender sus intereses, canalizar sus necesidades y convertirse en un puente entre el sector privado y el gobierno. Sin embargo, para muchos comerciantes, industriales y emprendedores que enfrentan el día a día desde la trinchera real de los negocios, estas cámaras han perdido su legitimidad.

Lejos de representar, parecen funcionar como trampolines políticos, espacios de autopromoción y clubes exclusivos que sirven a intereses personales más que al bien común del gremio.

De organismos gremiales a vitrinas políticas; la crítica más frecuente es que muchos presidentes y líderes de cámaras no están ahí para servir al gremio, sino para construirse una carrera política. Usan el cargo como escaparate: aparecen en eventos oficiales, firman convenios, organizan foros de alto perfil… pero rara vez regresan a preguntar al empresario local qué necesita para sobrevivir la próxima inspección, la extorsión o la carga fiscal.

Una vez que alcanzan suficiente visibilidad, brincan a una diputación, a una secretaría o a una candidatura local, dejando la cámara como un peldaño más en su trayectoria. En ese proceso, las causas del comercio y la industria quedan en segundo plano.

La desconexión con la realidad; mientras las cámaras promueven eventos elegantes, boletines bien diseñados y discursos aspiracionales, la realidad de muchos comerciantes y empresarios es mucho más cruda: inseguridad, competencia desleal, saturación de trámites, cobros indebidos, informalidad rampante y ausencia de apoyo financiero real.

Y aunque estas problemáticas son conocidas, la mayoría de las cámaras no articula soluciones contundentes. ¿Dónde están las estrategias jurídicas para defender a los pequeños empresarios de abusos? ¿Dónde están las propuestas técnicas para simplificar trámites o mejorar condiciones fiscales? ¿Dónde está la verdadera representación frente al poder?

Representantes sin representados; en muchos casos, los líderes de las cámaras no tienen negocios activos, o sus intereses están lejos del sector que dicen representar. Algunos ni siquiera pagan sus cuotas completas o utilizan sus cargos para beneficiar a sus proveedores, familiares o aliados. Esto explica por qué el grueso de comerciantes, industriales y emprendedores decide no afiliarse: porque no se siente representado, ni siquiera escuchado.

Cuando el liderazgo gremial se convierte en una élite desconectada, la organización se vacía de contenido y de legitimidad. Ya no hay gremio, sólo fachada.

La solución no es destruir las cámaras, sino recuperarlas:

  • Democratizar su vida interna: procesos de elección abiertos, límites a la reelección, alternancia real.

  • Transparentar sus gastos y gestiones.

  • Regresar a lo básico: asesorar, defender, capacitar, acompañar.

  • Establecer una verdadera rendición de cuentas al gremio.

  • Romper con el automatismo de estar cerca del poder sólo para tomarse la foto.

Las cámaras pueden ser poderosas si actúan con principios. Pero si siguen funcionando como escaleras políticas o círculos de intereses, seguirán perdiendo afiliados, credibilidad y, sobre todo, relevancia.

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