Atizapán de Zaragoza: la seguridad que no convence a la ciudadanía

A pesar de patrullas, cámaras y programas municipales, vecinos reportan miedo y falta de respuesta ante delitos cotidianos.
Valeria Vargas
Atizapán de Zaragoza se presenta en cifras oficiales como uno de los municipios más seguros del Estado de México. Sin embargo, la percepción ciudadana refleja otra realidad: el miedo a ser víctima de delitos sigue presente en gran parte del municipio.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), cerca del 50 % de los habitantes se sienten inseguros, especialmente en colonias como Zona Esmeralda, San José Huilango y sectores populares, donde los robos a transeúntes, transporte público y casas habitación son frecuentes.
“No basta con patrullas y cámaras; la policía tarda en responder y a veces ni siquiera acude cuando llamas”, denuncia un vecino de San José Huilango.
El gobierno municipal ha implementado diversas estrategias: adquisición de equipamiento policial, coordinación con fuerzas estatales y federales, y la construcción de un C4 en la zona de mayor afluencia.
No obstante, para muchos vecinos, estas acciones no se reflejan en su vida diaria, y la sensación de vulnerabilidad persiste. La presencia policial es vista como reactiva más que preventiva, y los operativos no siempre logran disuadir a los delincuentes.
La percepción de inseguridad no es uniforme, pero los habitantes reportan que casi la mitad de la población aún se siente vulnerable en su entorno. Los principales delitos que generan miedo incluyen robos a transeúntes, asaltos en transporte público, robos a casa habitación, extorsiones y violencia doméstica, delitos que afectan la rutina y la movilidad de la población. La ciudadanía ha aprendido a modificar sus hábitos diarios: evita salir de noche, portar objetos de valor visibles o transitar por ciertas zonas sin acompañamiento.
Expertos en seguridad coinciden: la percepción de seguridad no mejora solo con tecnología o equipamiento; requiere acciones integrales y sostenidas, incluyendo prevención social, proximidad policial real y justicia rápida.
Mientras estos elementos no se consoliden, la sensación de inseguridad seguirá marcando la vida de los atizapenses, y los programas municipales seguirán siendo vistos como medidas insuficientes ante un problema que exige resultados tangibles.
