🗞️ P A N O R A M A S

Las noticias que se vuelven chismes…
y que descubren las imágenes del periodista y de sus empresas “periodísticas” en México.
Mismas que causan, ante la población, desconciertos garrafales.
Hoy en día, se ha vuelto muy importante que el verdadero periodismo en nuestro país no dé de qué hablar por la compra-venta de sus supuestas noticias o “chismes”, los cuales les dejan buenas utilidades, principalmente de sus clientes:
ya sean del partido oficial, de grupos opositores, políticos, ex políticos o aspirantes a algún cargo público.
Actualmente, con la finalidad de desconcertar a una gran parte del pueblo de México, muchos que se dicen periodistas —así como empresas o cadenas del ramo— se ofrecen para difundir o conseguir noticias que “peguen” en la población.
Un chisme, rumor o interpretación manipulada por medios de comunicación o por grupos o personas dedicadas a difundir información malintencionada o con fines desestabilizadores, se está convirtiendo en un verdadero problema social.
Como bien dicen algunos de estos grupos o individuos dedicados a tales “trabajos”:
“Todos tenemos un precio, y si nos pagan, nos interesa hacerlo.”
Ejemplos claros:
Vemos casi a diario “grillos” infiltrados en protestas, como las recientes manifestaciones por el aniversario del 2 de octubre, donde se evidenció la presencia de grupos delictivos que nada tienen que ver con las causas legítimas, y que aprovechan para cometer robos y atracos al comercio fijo y semifijo de la CDMX.
Lo mismo ocurre en nuestra máxima casa de estudios, la UNAM, y en diversas universidades del país, donde falsas noticias sobre supuestos estallamientos de bombas provocan miedo e inestabilidad.
Estas acciones son impulsadas por personas contratadas y financiadas por grupos opositores o políticos con la clara intención de desestabilizar instituciones educativas y, en general, los gobiernos en turno.
Cabe recordar que este tipo de “revueltas” no es nuevo: en sexenios anteriores también se utilizaron para causar confusión entre la población.
Hace unos días, en una facultad de la UNAM, encapuchados controlaban las instalaciones.
Los estudiantes lograron descubrir a uno de ellos, quien no era alumno, sino una persona ajena a la institución, lo que demuestra que manos externas están involucradas en estos actos vandálicos y desestabilizadores.
En el Estado de México
Situaciones similares ocurren en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), donde encapuchados acompañan en todos sus actos a la nueva rectora Mtra. Martha Patricia Zarza Delgado.
Recordemos que Carlos Eduardo Barrera Díaz renunció en medio de una crisis institucional derivada de un proceso convulso de renovación de la rectoría.
Como se ha señalado, la nueva rectora estaría siendo asesorada por el exgobernador Eruviel Ávila.
¿Será por eso que los “encapuchados” no permiten que se profundice en las auditorías a anteriores rectores… y quizá al suyo propio?
¿Quién financia estos movimientos?
En cuanto a los recursos que permiten llevar a cabo los actos de desestabilización interinstitucional que hemos mencionado, todo apunta a que se trata de financiamiento político.
Desde el inicio del gobierno de la Cuarta Transformación (4T), se observa lo siguiente:
- Una gran parte de la población en México ve con malos ojos que no se castigue o se separe de sus cargos a políticos o aspirantes —incluidos por mandato del expresidente Andrés Manuel López Obrador— que incurren en actos fraudulentos o que contradicen la política de austeridad franciscana.
Esta situación está restando liderazgo a la presidenta Claudia Sheinbaum, a pesar de sus esfuerzos por hacer las cosas bien. - En el ámbito internacional, el “loco, mentiroso y enfermizo” que habita la Casa Blanca, pretendió que se le otorgara el Premio Nobel de la Paz, lo cual provocó hilaridad en Oslo y entre muchos políticos del mundo.
Ver para creer.
ATENTAMENTE
Ing. Ind. Jesús Espinoza García
