Huixquilucan

Huixquilucan rumbo a 2027: Vargas busca retener su bastión, Peralta intenta romper la hegemonía panista

Por STAFF

Huixquilucan, Estado de México — 5 de octubre de 2025

La contienda por la alcaldía de Huixquilucan se perfila como una de las más representativas del nuevo mapa político mexiquense. En el horizonte de 2027 se enfrentan dos visiones opuestas: la continuidad panista de Enrique Vargas del Villar y la apuesta morenista encabezada por Pablo Peralta García, exsecretario de Desarrollo Económico del Estado de México.

El regreso de Vargas del Villar con su anuncio de volver a competir por la presidencia municipal, Enrique Vargas del Villar confirmó su intención de mantener el control político de Huixquilucan, un municipio que ha sido el principal bastión del PAN en el Estado de México durante más de una década.

Vargas gobernó entre 2016 y 2021, y desde 2022 su esposa, Romina Contreras, ha dado continuidad a su modelo administrativo, con altos niveles de aprobación y reconocimiento por la calidad de los servicios públicos y la seguridad municipal.

“Huixquilucan no puede ser laboratorio de improvisados. Aquí se necesita experiencia y resultados”, ha dicho Vargas en diversos actos públicos.

Sin embargo, su eventual regreso divide opiniones: para algunos vecinos representa eficiencia y estabilidad, pero para otros evidencia una concentración de poder familiar que ha limitado la renovación política.

Analistas locales advierten que, de concretarse su candidatura y posible triunfo, el “varguismo” cumpliría más de 15 años continuos en el gobierno municipal, con una estructura política y mediática que difícilmente encuentra oposición interna.

Pablo Peralta, el nuevo rostro de Morena en zona azul en contraste, Pablo Peralta García encarna el intento de Morena por irrumpir en un territorio históricamente panista. Exsecretario de Desarrollo Económico en el gobierno de Alfredo del Mazo, Peralta ha dado un giro político al sumarse al movimiento de la Cuarta Transformación, con el respaldo de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.

Su mensaje busca conectar con los sectores marginados del municipio, donde los contrastes sociales son profundos.

“Huixquilucan vive en dos realidades: la del lujo y la del abandono. Es hora de unirlas con un gobierno que no distingue clases ni privilegios”, declaró recientemente ante simpatizantes en la zona de El Olivo.

Peralta apuesta por un discurso de inclusión y justicia territorial, prometiendo llevar inversión pública, infraestructura y programas sociales a las comunidades olvidadas del oriente municipal.

Su desafío, no obstante, es monumental: enfrentar a la maquinaria panista más sólida del Edomex y construir una base ciudadana capaz de competir en zonas donde el voto opositor ha sido residual.

Dos visiones de gobierno

Huixquilucan simboliza la brecha social mexiquense.

Mientras zonas como Interlomas, Bosque Real y La Herradura presumen índices de bienestar comparables a los de la capital, comunidades como El Hielo, San Fernando y Constituyentes de 1917 carecen de servicios básicos y padecen rezagos urbanos históricos.

Enrique Vargas propone continuar con el modelo de gestión que prioriza la seguridad, la recaudación eficiente y la inversión privada.

Pablo Peralta, en cambio, plantea redistribuir recursos hacia las colonias marginadas y ampliar los programas sociales con apoyo estatal y federal

La batalla de las estructuras

El 2027 enfrentará dos estrategias bien definidas.

El PAN cuenta con una maquinaria territorial consolidada, fuerte presencia vecinal y recursos locales, además de la imagen positiva de Romina Contreras.

Morena, por su parte, dispone del respaldo del gobierno estatal y federal, así como de una narrativa de cambio que busca resonar entre los sectores excluidos del crecimiento municipal.

La elección no solo decidirá quién gobierna Huixquilucan, sino también si el municipio se mantiene como símbolo del panismo mexiquense o se abre a la ola morenista que avanza en todo el Estado de México.

Un bastión en disputa

Aunque las encuestas aún favorecen a Enrique Vargas, el desgaste de más de una década en el poder y la percepción de dinastía política podrían equilibrar la contienda.

Pablo Peralta, con menor reconocimiento público, representa la carta del cambio y el puente entre las clases altas y populares que Morena busca construir.

Huixquilucan será, en 2027, la prueba de fuego para ambos proyectos:

para Vargas, la oportunidad de consolidar su liderazgo estatal;

Para Peralta, el reto es demostrar que el morenismo puede gobernar incluso en los enclaves más resistentes del país.

En un municipio marcado por contrastes y lealtades firmes, la próxima elección no será solo una competencia de partidos, sino un plebiscito sobre dos modelos de poder.

La continuidad panista o la irrupción morenista definirán el rumbo de Huixquilucan y, probablemente, anticipará el equilibrio político del Estado de México en la era de Claudia Sheinbaum.

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